Sacamos del costal las herramientas que nos hacían peso y continuamos corriendo. Me sentía liviano sin la pala y libre de poder correr.
Jeremy me adelantaba, Arlet estaba detrás de mí, le dije que avance más rápido.
―Chicos, hay que descansar, ya lo perdimos ―dijo Arlet.
―Continuemos corriendo no nos podemos confiar ―le dije.
―¡Miren hacia abajo! ¿Qué es? ―dijo Arlet.
―Hemos llegado a la laguna turística de Nasca, cruzando la laguna hay una corta distancia hasta la carretera, y cuando lleguemos a la pista tomáremos un autobús o un taxi para llegar a la ciudad de Nasca ―dijo Jeremy. Caminamos y llegamos a la laguna.
―Crucemos la laguna, en vacaciones pasadas me inscribí en natación, no tendré problemas en cruzarlo ―dije.
―¿De qué forma lo voy a cruzar…? No sé nadar ―dijo Arlet.
―Yo sé nadar, Arlet si tú no sabes nadar podemos utilizar botes para llegar a la otra orilla ―dijo Jeremy.
―¿Dónde están los botes no los veo? ―le dije.
―Busquemos por aquí con las linternas ―dijo Jeremy.
―Chicos, allí están los botes ―dijo Arlet. Había varios botes con remos.
―¡Las luces azules y rojas se acercan, apuren escojan cualquier bote! ―dijo Jeremy.
―Me subiré a este bote con Arlet, tú Jeremy tomarás otro bote y pondrás los costales allí. No podemos estar todos juntos en un bote se podría hundir… ―le dije. Entramos a los botes y empezamos a remar.
―¡Remen fuerte no se detengan, tenemos que llegar al otro lado de la laguna! ―dijo Jeremy.
―Remaré. Tú Arlet, alumbra la laguna con la linterna para guiarme ―le dije
―¡Nos falta más de la mitad continuemos, denle duro a los remos! ―dijo Jeremy.
―¡Está entrando agua al bote, nos vamos a hundir! ―dijo Arlet.
―¡Carajo, esto no puede ser! ―dije. El bote se estaba hundiendo de apoco, y era pesado remar con el agua dentro del bote.
―¡Adelante, no se atrasen! ¿Qué pasa? ―dijo Jeremy.
―¡Jeremy nos estamos hundiendo, ayúdanos! ―le dije.
―¡Traten de remar hasta donde puedan, yo pondré los costales en la orilla, ya volveré por ustedes ―dijo.
―¡Nos no dejes carajo, necesitamos de tu ayuda! ―le dije.
―¡Jeremy! ¡Regresa! ―dijo Arlet.
―Arlet amarra tu linterna a los alambres del bote, comienza a sacar el agua con ese pequeño baldé de plástico que está amarrado al bote.
―¡Rema! ¡Rema! Allá vienen, los veo en la orilla donde están los botes.
―Continua sacando todo el agua ―le dije, mientras continuaba remando con todas mis fuerzas. Levanté mi vista y vi cómo se iba acercando un bote con dos señores dentro vestidos de negros, con luces azules y rojas que parecía que salían de sus ojos.
―¡Ay! ―Exclamó Arlet. Luego de ese grito escuché un chasquido en el agua. Arlet había caído al agua.
―¡¿Arlet dónde estás?!
―¡Aquí estoy, me ahogo sálvame!
―¡No te vas ahogar sujétate fuerte del bote! Dame tu mano.
―No puedo me duele el brazo.
―Tienes que confiar en mí, si no me das tu mano te vas ahogar.
―Me duele mucho no puedo.
―Date valor, de seguro que te golpeaste al caer del bote, sé que te duele mucho. No volveré a Lima sin ti. Tú sabes cuánto te estimo, eres mi amiga de la escuela y no voy a permitir que mueras aquí lejos de tu familia. ¡Así que dame tu mano ahora carajo y si no me la das yo mismo cogeré tus manos y te sacare de allí!
―Lo haré, pero despacio… es que me duele.
―Bien, cogeré tu mano despacio para que salgas del agua ―le dije. Tomé su mano para sacarla, y cuando estaba ingresando al bote resbaló de mi mano y volvió a caer a la laguna. Volví a intentarlo otra vez y estaba vez utilicé mis dos manos para sacarla del agua. Ella tenía en sus brazos cinco pequeñas heridas.
―Gracias por ayudarme.
―Volveré a remar, saca el agua del bote ya no tenemos mucho tiempo, ellos están muy cerca de nuestro bote.
―Ryan, allá viene Jeremy ―dijo ella. Volteé a ver… y era él.
―Jeremy ayúdanos nuestro bote se hunde… ―le dije.
―Calma grupo, suban a mi bote ―dijo. Subimos al bote de Jeremy, y empezamos a remar. Me traje los dos remos del otro bote.
―Más deprisa chicos nos alcanzan… ―dijo Arlet. Ella alumbró una parte de la laguna y los señores vestidos de negros ya estaban muy cerca de nosotros.
―Rememos más rápido ―dijo Jeremy.