La tensión en el campamento de los príncipes alcanzó su punto máximo. Tras la victoria sobre los mongoles, cada príncipe sentía una mezcla de alegría y preocupación, y la cuestión sobre las acciones a seguir se volvió crítica.
Danylo Halytsky, consciente de la amenaza del posible regreso del enemigo, hizo un llamado a la decisión: «¡No podemos permitir que los mongoles huyan impunes!» Sus palabras provocaron disputas entre los príncipes. Aleksandr Nevski dudaba: «¿Arriesgar la vida de nuestra gente? ¿No sería esto una trampa?» Otros príncipes, como Sviatoslav, ansiaban la gloria: «¡La gloria espera a quien persiga al enemigo primero!» Y Yaroslav advertía: «¿Vale la gloria la vida de nuestra gente?»
Cada príncipe guardaba en su corazón sus propias ambiciones. Viejos conflictos internos se intensificaron, y los príncipes que antes estaban unidos ahora discutían, culpándose unos a otros. Danylo intentó unirlos: «¡Debemos actuar juntos, de lo contrario perderemos todo!» — pero sus palabras se perdían entre el ruido de las disputas.
Sobre el campamento se cernía una amenaza invisible: los mongoles podrían reunir fuerzas y regresar. Cada príncipe era consciente de que sus ambiciones podrían costarle el futuro a Rus’.
Finalmente, Danylo, reuniendo toda su voluntad, exclamó: «¡Debemos tomar una decisión! ¿Estamos dispuestos a arriesgarlo todo por nuestra tierra o la dejaremos al enemigo?» Sus palabras encendieron un fuego en el corazón de los príncipes, pero la respuesta seguía siendo incierta. ¿Serán capaces de superar sus ambiciones personales y mantener la unidad, de la cual depende el destino de Rus’?
Este encuentro se convirtió en un momento decisivo: de la decisión de los príncipes dependía no solo su vida, sino también el futuro de todo el estado. La tensión en el aire seguía siendo insoportable, y la pregunta «¿vale la pena seguir adelante?» permanecía abierta.
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Editado: 22.11.2025