Andrew.
Observe como Bella se marchaba con la otra chica y creí que al menos miraría hacia atrás una vez, pero no lo hizo. En cambio, su nuevo amigo si me estaba mirando fijamente y podía detectar su hostilidad hacia mí; y eso que aún no me conocía. Yo también lo analicé para medir con que tipo de personas se mezclaba la pequeña Brownie cuando yo no estaba cerca. Me fue fácil encontrarla ya que de hecho, estaba camino a su casa cuando revise el celular y vi las llamadas perdidas de un número que no conocía. Además, Bella me lo facilito bastante.
-Así que – empezó el presunto amigo de Bella mientras me miraba de reojo - ¿Tu eres amigo de Bella?
Quería jugar un poco con el mocoso, pero también estaba ansioso por saber que era él, o que significaba para Bella. Parecían muy cercanos a decir verdad y eso me provocaba cierta molestia anormal.
-Algo así. ¿Y tú?
Él suspiro molesto y se encamino hacia una mesa en el fondo del pasillo y contra el gran ventanal hacia la calle.
-Algo así también. ¿A caso eres su novio?
-Podría ser; quizá. ¿Y tú qué eres?
-Estoy igual que tú, no sé aún.
Su sonrisa de triunfo al percatarse de que sus respuestas me molestaban le dudaría muy poco. Él no tenía idea de con quién estaba tratando y si se mete en mi terreno….
-Solo digo – dijo de la nada mientras tomaba la carta del menú – que si tuviera una hermana, no dejaría que se juntara con tipos como tú.
-¿Con tipos como yo? ¿Qué quieres decir con eso?
-Todo en ti dice, no, más bien grita que eres alguien en quién no se puede confiar y tú aire de niño malo me recuerda a un mafioso. Eres el típico casanova que enamora a las chicas ingenuas y le pinta historias románticas y luego se va una vez que consigue lo que quiere, pero te advierto que Bella no está sola.
-Cuanta confianza en ti mismo y cuánto amor hacia Bella. Es realmente admirable ese instinto sobreprotector hacia ella, pero ¿A caso ella te lo pidió? Además ¿Estás diciendo que ella es una chica ingenua?
-¿Qué? En ningún momento dije eso.
-Claro que sí.
-¿Cuándo según tú?
-Recién cuando me acusaste de ser alguien de desconfianza, un casanova y mafioso. Aunque para tu tranquilidad te diré que solo acertaste en una de tus afirmaciones.
El muy idiota me miró un tanto descolocado y tratando de decidir si debía o no de creerme.
-¿Eres realmente consiente de lo que dices o simplemente lo haces por fastidiar?
-Puede ser un poco de ambos, tranquilo Erick, ya te acostumbrarás.
Bella le sonrió para tranquilizarlo luego de hacer su declaración. No escuché cuando llegó por estar distraído, mi mente estaba trabajando y barajando varias ideas sobre el vínculo que ellos tenían.
-¿Qué hacían? – pregunto mientras se sentaba junto a Erick, algo que me fastidió – Espero que no peleando.
-Tranquila pequeña, solo estábamos discutiendo sobre ti y tú amigo aquí dijo que eras una chica ingenua.
-¡Yo no dije eso en ningún momento!
Era gracioso ver lo desesperado que estaba por corregir es afirmación, me recordaba a un niño pequeño tratando de excusarse frente a la maestra que le gustaba.
-Tranquilo Erick; se que no serías capaz de tal cosa. En cambio, tú – dijo seriamente y puso su atención en mí - ¿Cómo demonios me encontraste? ¿A caso me estabas siguiendo?
-¿Sospechabas que podía ser él? – Su amigo se alteró mientras le preguntaba. - ¡Debiste decirme que tenias a alguien en mente!
-Aguarda un momento. ¿Te estaban siguiendo?
Mi pregunta la puso incómoda, pero poco me importaba eso ahora. Lo único que quería saber era si sospechaba de un acosador, si era así, debería de vigilarla de cerca ya que Barckat y De Luca aún estaban por ahí valla a saber dios donde.
-Bella, responde ¿Te estaban siguiendo?
-No lo sé con certeza, fue más bien un sentimiento como una intuición.
-Bien, no debes ignorar esas señales. Nunca.
-¿Pero como se que no eras tú? Me encontraste fácilmente.
-Si. ¿Cómo sabemos que no eres tú?
-Primero que nada ve poniéndole un freno a tu carro amigo y deja de hablar en plural que yo estoy hablando con Bella, no contigo. Y segundo, para responder a tu duda Brownie – le dije para fastidiarla – no, yo no te seguí. Estaba camino a tu casa para verte y vi las llamadas en mi celular y cuando atendiste, tu sabes el resto. La cuestión es que tú niña tonta, tienes el GPS con tu ubicación actual activo todo el tiempo. Es fácil así rastrear la llamada con la app correcta. Así fue que te encontré tan rápido y deberías agradecerme que así fuera. De no ser por mí, ahora tendrías otro moretón en tu cara.
-¿¡Otro!? ¿¡Cómo que otro!?
-¿Así que aún no sabe sobre tu gran paso a la adultez?
-Ya cállate Andrew.
-Como sea. Ahora, hablando en serio. Luego de lo de anoche deberías estar más atenta y si vuelves a sospechar que alguien te está siguiendo llámame, no queremos que lo de anoche se repita y está vez llegué tarde.
-¿Y que crees que estaba tratando de hacer cuando te llamé reiteradas veces hoy?
-¿Y cómo se supone que yo sabría que se trataba de ti? De haberlo sabido habría respondido. Solo deje que sonara y luego verifique el teléfono para revisar la llamada perdida.
Ella frunció el ceño de esa manera tan tierna y sus ojos cafés me recordaban a los de un pequeño cachorro en apuros. Sentí una necesidad indescriptible y abrumadora de tomarla en mis brazos y protegerla de todo mal y de aquellos que quisieran dañarla. Entonces paso su mano por su largo y sedoso cabello y la fragancia a frambuesa inundó mis fauces nasales; ese olor se acaba de convertir en mi favorito. Lo peor fue cuando vatio sus largas pestañas; el tiempo pareció enlentecerse y cuando abrió los ojos nuevamente descubrió esa mirada tan dulce, brillante y letal que hacía estragos en mi interior. Desde el momento en que había comenzado a observarla en silencio por las mañanas en la azotea, su mirada había comenzado a perseguirme en sueños. Ahora, contaba los segundos para volver a ver nuevamente esas dos gemas.
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Editado: 20.09.2024