La Bella y su Mafioso.

Capitulo 22.

Me paseaba de un lado a otro en mi habitación esperando con ansias a que Eleonor entrara por la puerta y me explicará que estaba sucediendo, pero los minutos y las horas pasaban y ella no llegaba. Mi teléfono sonó varía veces con mensajes sin leer, pero no los vi ya que no era mi prioridad en ese momento, además, mi vida social era nula, de seguro eran mensajes promocionales de la compañía telefónica. Estaba a punto de salir de mi habitación para ir en busca de mis respuestas, cuando Eleonor entró sin siquiera golpear la puerta. Su rostro estaba tenso al igual que su cuerpo y parecía que los años se le habían venido encima de un solo golpe.

-Lamento haberte hablado así hoy en la tarde mi niña, pero estaba desesperada.

Incluso su voz se oía cansada y su mirada, siempre alegre y perspicaz ahora solo era una sombra ennegrecida y deseosa de un descanso merecido.

-No te preocupes, no fue tan grave. Pero ¿Qué pasó? Y ¿Quién es el doctor Henry?

Ella suspiro con cansancio y agotamiento mientras se sentaba en el borde de mi cama y con su mano derecha palmeo junto a ella para que la siguiera. No lo dude, jamás lo hacía cuando ella era quien me invitaba a tomar asiento.

-¿Por dónde empiezo mi niña?

-Generalmente el inicio suele ser el mejor camino.

-Si, tienes razón. Hace unos años tu madre tuvo una fuerte discusión con tu padre, desde entonces ella no ha vuelto a ser la misma y visita regularmente al doctor Henry. Él es un psicólogo y psiquiatra, uno de los mejores en toda la ciudad.

-¿Por qué mi madre lo visita? Bueno, creo que hoy vi el motivo.

-A pesar de tus bromas tienes razón. Henry es quien le receta la medicación además de tener una o dos sesiones a la semana con ella. Tu madre sufre de esquizofrenia.

-¿Qué? ¿Cómo es que nunca lo noté?

-Por que ella es excelente ocultándolo, ya sabes cómo se pone cuando una persona no es …..

-Totalmente cuerda o correcta.

-Exactamente . Ahora imagínate tener esa preferencia y ser tu misma la que no está cuerda. Hacía mucho tiempo que no le daba un ataque y menos uno tan grave como el de esta tarde, pero supongo, que al estar tan cerca de la fecha de tu cumpleaños ella simplemente; se perdió. -Dijo después de una pausa en la que trataba de buscar la palabra correcta para decir que mi madre necesitaba internarse. -Le he dicho en reiteradas ocasiones que él alcohol y los antipsicóticos nunca resulta bien, pero ella bebé más de la cuenta cuando el aniversario de tu nacimiento esta próximo.

Ya lo había notado antes, pero jamás me había detenido a pensar que era justo unos días antes de mi cumpleaños; si mi madre estaba enferma y mi cumpleaños lo agravaba de eso modo entonces ¿Significaba eso que yo era la responsable de su esquizofrenia?

-No. -Dijo Elo como si pudiera leer mi mente, aunque, yo siempre supe que ella podía leer y ver a través de mi. – Mi niña, tu no tienes la culpa de nada. En todo caso, tu padre debió haber tomado las decisiones correctas, pero tampoco él es culpable. ¿Sabes porque él viaja tanto? No es porque tenga una segunda familia él realmente las ama….

-Pues tiene una manera extraña de demostrarlo.

-Si, así es, pero eso no cambia el hecho de que las ama y se siente culpable del estado de tu madre. Por eso viaja constantemente, él cree que así ella puede mejorar, o al menos estar más tranquila.

-Eso dirá el para tranquilizar su conciencia cada noche antes de irse a la cama, pero ¿Sabes que creó yo? – Pregunte exasperada y enfada. – Creo que él simplemente se está lavando las manos y se desaparece cuando su esposa más lo necesita. Se supone que al casarse lo hacen para estar en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad ¿Qué hay con esa promesa? ¿Qué hay de mí? Es malo que él permanezca dos días consecutivos en la casa, pero ¿yo sí tengo que estar los 365 días del año? ¿Qué eso no es irónico? Él puede librarse de sus responsabilidades, pero en cambio, a mí me deja sola con mi madre enferma y ni siquiera sabía de su estado hasta hace unos minutos. Eso, no es justo y para nada es la actitud de un padre que ama a su familia. De ser así, él estaría aquí, para cuidar de su esposa cuando le da un ataque y para…… y protegerme a mi de ella.

No sabía que en realidad iba a sentir más resentimiento hacia mi padre ausente que hacía mi madre. Al menos ella tenía la excusa de estar enferma, pero ¿Y él? ¿Cuál era su patética excusa? La culpa. Eso, era inaceptable para mí. Creo que eso era lo que más me dolía en el fondo, que él no se fijará en que su ausencia lastima a más de lo que se podía imaginar.

-Te dejaré sola mi niña. Tengo un desorden que arreglar. Y por cierto – dijo volteándose ya en la puerta – cuando tú madre regrese en sí, no menciones ni una palabra de lo ocurrido hoy. Ella tiende a no recordar sus… ataques.

Yo solo asentí con la cabeza mientras ella se marchaba del cuarto dejándome sola. Por un momento, uno muy fugaz, pero aún así, desee que mi madre realmente hubiera cambiado. Cuando atravesé la puerta y la vi tan feliz de verme, realmente desee que así fuera, pero por supuesto solo resultó ser que está loca. No sé cuál de las dos lo estaba más: si ella que estaba clínicamente inestable o yo por querer que su comportamiento de esquizofrenia fuera lo normal. Es decir, creo que en el fondo ella aún me quiere, pero algo le impide darme ese amor maternal y no comprendía la razón.

-Ojala yo también pudiera olvidar tan fácil como ella lo hacía.




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