La Bella y su Mafioso.

Capitulo 26.

Andrew.

Cuando entré al club lo primero que hice fue buscar a Bella. Llegaba más que tarde y ella debía estar esperando por mí, pero tenía una reunión que terminar y además, había ido a buscar el regalo de Bella. La ansiedad estaba apoderándose de mis pensamientos al no encontrarla, pero entonces lo hice. Ella estaba en medio de la multitud blandiendo su cuerpo al compás de una melodía que solo ella lograba escuchar. Cada movimiento era gentil, elegante y con precisión; su gracia al mecer su cuerpo me recordó a mi niñez: iba caminando por el bosque detrás de mi casa y una flor que danzaba en la brisa del frío invierno llamó mi atención. Me pregunte cómo podía ser que estuviera tan feliz y llena de vida si a su alrededor solo había nieve que consumía todo a su paso, incluso a sus compañeras. Pero esa única flor se asomaba entre tanta nieve solo para bailar con el viento.
-Es realmente una flor en medio de una tempestad.
Mis labios sonrieron mientras seguía observando sus hipnóticos movimientos; ella era una sirena y yo un tonto marinero que había sucumbido ante el hechizo de su belleza y su danza. Entonces, unos brazos la rodearon por detrás y comenzaron a bailar al compás de su cuerpo. La paz que sentía se esfumó y fue reemplazado por rabia. Comencé a ver rojo y mi corazón se aceleró con el deseo de golpear al imbécil que la estaba tocando; ella correspondió a su toque, pero luego trato de zafarse. Sabía que no se trataba de Erick porque se estaba besuqueando con la morena a unos metros de Bella y el tipo al que no lograba ver el rostro. Mis pies se movieron en dirección a Bella, pero antes de llegar a ellos Erick estaba ahí golpeando al sujeto. El miedo por Bella secuestro mi corazón y la respiración se me entrecorto cuando descubrí que el tipo en realidad era nada más y nada menos que De Luca. Debía ir antes de que él maldito desgraciado terminara matando a Erick, él solo era un niño sin experiencia y cero oportunidad frente a un tipo como De Luca.

-Ora colpisci i bambini indifesi? Perché non scherzare con qualcuno che sa come colpire?

Vi el miedo en los ojos de De Luca. El muy hijo de puta no se había percatado siquiera de que yo estaba a solo unos metros de él. Tuve el deseo de matarlo allí mismo sin importar quien me viera. Sus sucias manos habían estado sobre Bella y eso era suficiente para mí: estaba muerto.

-¿Y qué me dices?

Le pregunté mientras caminaba lentamente hacia él como un león lo hace mientras acecha a su presa.

-Non oseresti fare nulla davanti a così tante persone e ancor meno – Luca hizo una pausa y me miró al tiempo que sonreía y volvía la vista a Andrew – davanti alla tua Bella. Verità?

-¿Me pones a prueba? Porque ya perdiste.

Me pegué a su oído y con una sonrisa le susurré tan suave que solo él pudo escuchar: “Estas tan jodidamente muerto que incluso ya comienzas a apestar. Lo estuviste desde el momento en que tocaste a mi Bella.”

Comencé a golpearlo; el sonido satisfactorio de su nariz rota solo hizo que me emocionará para un segundo golpe y cuando estuvo casi inconsciente lo tome del cuello y lo arrastre al exterior.

-¿Creíste que podías aparecer así nada más y hacerle daño? ¿Eras tú él que la estaba acechando?

El muy imbécil se rio mientras escupía sangre en el pavimento. Sus ojos color hielo me miraron fijamente, desafiándome.

-¿Olvidas que no soy el único que se rebeló?

-¿¡Dónde está Barckat!?

-¿Él? No lo sé, pero lo que si sé es que haz cambiado. Esa niña te cambió, ya no eres el mismo y por lo que veo, la muerte de tu hermano quedará impune. La idea era enamorar a la mocosa, no que tú te enamorarás de ella. Aunque, si te soy honesto entiendo porque te vuelve tan loco, ella también me enciende y si esos movimientos de baile son sensuales; imagínate lo que puede hacer en….

Le golpeé antes de que terminara la frase. Lo golpeé una y otra vez con tal frenesí que creí haberle quitado la vida, y lo habría hecho, pero escuche su dulce voz. Ella estaba gritando con desesperación para que me detuviera y cuando la vi, también vislumbre el miedo en sus ojos. Ella sentía miedo y ese sentimiento lo había causado yo; era el culpable de que esa emoción se viera reflejada en su hermosa mirada y eso me rompió. Ser el responsable de que ella temiera; que me temiera, me mató. Sentí como mi corazón se resquebrajaba y mi alma con el. Solté a De Luca e intenté ir hacia ella, pero negó con la cabeza y retrocedió con la vista fija en mis manos. Al bajar la mirada supe el motivo: la sangre estaba en mis nudillos.

Al estar acostumbrado a ella, no me importaba, pero si me molestó que Bella presenciará eso.

-Bella….

Intenté una vez más, pero volvió a negar y se marchó del callejón con lágrimas en sus ojos. Y yo era el que las había puesto allí.




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