¿Alguna vez viste el terror en su máxima expresión?
¿No?
¿Seguro?
La realidad es que sí, pero tu mente es incapaz de decodificar su verdadero rostro, o su belleza, o incluso entender lo que ocurre a tu alrededor cuando crees que observas la realidad a través de tus sentidos. Hay más de un sentido, solo que ustedes no son capaces de ver más allá.
Yo era igual. Estaba perdido, me sumergí en mis investigaciones, quise llegar a los confines del universo, solo para jamás dar con una buena respuesta, algo que llene mi curiosidad. Entonces empecé a explorar el interior de los seres vivos, buscando algo que conecte al ser humano dentro de aquel ciclo interminable de la existencia que presenciamos.
No encontré nada que me sirviera, no hay una conexión real, todo lo que gira a nuestra dirección, se podría explicar como una coincidencia, un error biológico, físico, químico, y un montón de otros errores, incluso podría considerarse un error cósmico.
Aburrido de las disciplinas serias, busque en las absurdas, los pueblos lejanos, sus creencias, sus existencias, hasta que llegue al borde la muerte, más de una vez. Pero no buscaba eso, todavía no quería experimentar, confirmar o negar lo que hay después de la vida, a menos que pudiera comunicarlo.
Muchas veces pensé en abandonar mi investigación después de recibir tres disparos en mi pierna, durante una incómoda situación de un secuestro, de alguien que no tenía nada que ver conmigo. Pero me convencí de continuar cuando pensé en mi vida, en todo lo que había perdido, en todas las oportunidades de encontrar el amor, posiblemente de resolver mi vida…todo.
Y ahora estoy aquí, comiendo algo en una lata, ni siquiera sé que es, solo sé que no me está matando, más de lo que me hago a mí mismo, así que está bien.
Pero todo lo vale, se que cuando culmine está investigación, encontraré aquello que veía tan joven.
Mi puerta estaba escuchando mis murmullos sobre mi investigación hasta que fue interrumpida por un golpe en su superficie. Salí y me encontré con un grupo de hombres, no necesitaba saber quienes eran para saber que eran peligrosos. Es más, apostaría a que algunos de ellos tenían dos o más familias, y apostaban en algún club clandestino.
Hablaron conmigo, no sabía que quería, mejor dicho no les presté atención, hablaban con un extraño acento, pero de todas formas no valía la pena. Estaba cansado mientras me llevaban con una bolsa en la cabeza a un auto, y a un terreno desconocido. Esas personas se pasaban hablando de cosas que no entendía, me daría miedo, pero ya no podía sentirlo.
Agotado, cerré los ojos mientras me dejaba llevar por mis propias fantasías. La realidad es que cuando abrí los ojos, me sentía como si llegara a flotar, observaba a mi alrededor como las cosas que pertenecían a varios recuerdos de mi memoria, compartían el mismo espacio. Me resultaba extraño ver las diferentes lámparas de mi vida, las grandes puertas cerradas frente a mí, podía escuchar ecos de las voces que me resultaban extrañas, pero conocidas.
No entendía bien que pasaba, hasta que lo sentí. Esa sensación que eriza mi piel, levantaba cada uno de los vellos de mi cuerpo, cada átomo de mi cuerpo sentía la necesidad de alejarse, podía escuchar algo, y a lo lejos vi algo que me despertó.
Lleno de sudor, marcado por el ritmo frenético de mi corazón que retumbaba en mis oídos, abría la boca, descubriendo que estaba conteniendo el aliento. Observe a mi alrededor, buscando algo que pueda sostener mi cabeza al mundo real, que me recuerde que estoy aquí. Me fijé en la superficie de la mesa, confundido perdiendo la mirada en una mesa de metal mal limpiada.
No estaba atado, pero el lugar en el que estaba era bastante claustrofóbico, incluso tenía esa ligera sensación de que algo estaba acercando más y más las paredes. Agite mi cabeza, acentuando el dolor horrible que tenía y mientras mi mirada desenfocada y pérdida, pude notar el sonido de pisadas acercándose a mi. Una misteriosa mancha negra se empezó a expandir en aquella pared, era extraña, no era uniforme, mejor dicho, parecía como si alguien tirara pintura adrede, pero no parecía pintura.
Aquella mancha, se veía pequeña, y no sé si era por mi, o no, pero sospechaba que estaba empezando a expandirse. Tan negro como la noche, o peor, era precisamente negro, la luz no lo pasaba, absorvía la luz, ocmo un agujero negro, terriblemente oscuro. Hasta el punto en que mis propios ojos no lo podían comprender. Una punzada de dolor provocó que mi vista se desviara, no entendía qué estaba pasando. Quería ver, mi instinto y curiosidad humana me obligaban a levantar la mirada, a verlo, intentar comprenderlo aunque no pudiera hacerlo. Pero había algo que me obligaba a mantener la mirada baja.
Un ligero chapoteo empezó a perforar mis oídos, no entendía que podría ocurrir, pero literalmente podía soportarlo. Posiblemente estaba enloqueciendo. Un crujido, un chapoteo, y mi humanidad me traicionó.
La mancha era enorme, se expandía como un slime vivo en aquellos juegos, pero era mucho más asqueroso. Podía verlo, moverse como si buscara algo en todas las superficies, hasta que se detuvo, y con la velocidad de un chasquido se contrajo, hasta formar un cuadrado.
Esto era estupido e incongruente, o tal vez mi humanidad no me dejaba entender lo que ocurría. El sudor empezaba a entrar en mis ojos, pero ya no tenía voluntad ni para parpadear, quería saber que iba a ocurrir, necesitaba saberlo. El terror que sentía no era natural, no era como una presa a un depredador, no era terror a la muerte, no era nada de lo que mi cerebro podría procesar.