ABRIL JOHNSON
Los veranos son mi vida, esta estación del año tiene como lugar entre la primavera y el otoño, su aroma me vuelve loca y aunque suene increíble, me parece al mismo tiempo detestable, dicen que cuando te aferras a algo y ese algo se va, te vas desvaneciendo, te rompes en miles de pedacitos y a la hora de sanar, no se cicatriza al final.
Viajaba a Medellín capital de Antioquia y país de origen Colombia. Allí vivía mi tío Robert con su esposa y sus dos hijos, Selena y Owen. Selena era algo parecida a una amiga, lo que lo impedía era que yo no vivía en aquel país, pero contando con la gran confianza que nos teníamos, se podría decir que era tanto prima como amiga, Owen por el contrario solo lo consideraba un primo mas, no estoy orgullosa de decirlo pero mi familia no me agradaba.
Las calles de medellín eran horrendas en doble sentido, ya que no me gusta admitir que algo puede ser lindo haciendo referencia a lo que describe la palabra. Su olor era intenso y sus calles eran agradablemente excepcionales.