Después de que Dina se fue a su casa, yo tome una ducha, ya ha oscurecido, y no dejo de pensar en mi abuela, en que no entiendo por qué me prohibió volver a su casa, recuerdo que mi padre se molestó cuando se enteró, pues es su madre y no le gusto que me corriera de su casa, pero la abuela le dijo que no quería discutir y que nos fuéramos, nos cerró la puerta y nos dejó afuera.
Mi padre me trajo a casa y no dijo nada más sobre el tema, y para el siguiente verano ya no fui a casa de la abuela, me quede con mi padre la mitad del verano y la otra mitad con mi madre, desde entonces así fueron mis vacaciones.
No sé si después de que cumpla 18 y decida quedarme con ella me aceptará, después de todo ya pasaron 5 años desde la última vez que la vi, quizá ya se le paso el enojo.
Salí del baño, seque mi cuerpo y me puse la pijama, luego escuche que alguien toco la puerta.
—Adelante― dije.
Es mi padre, cruzo la puerta y me dio un abrazo.
—¿Qué tal estas Aileen?— Me dijo y se sentó en mi cama.
—Bien, me sorprende que estés aquí, desde hace tres días que no te veía— Le dije y me senté junto a él.
—Bueno tú sabes que he tenido que trabajar fuera últimamente, pero dime, ¿Cómo te va en la escuela?
—Bien, las clases son algo aburridas pero puedo sobrevivir
—Quiero buenas notas, y sobre tu cumpleaños...
Estaba a punto de decir algo, pero entro Sara y lo interrumpió.
—¡Papi! Ven a ver mis dibujos— Le dice mientras lo jala del brazo.
—Espera un poco Sara...
—No, está bien, ve con ella luego hablamos—dije tranquilamente
—Bueno, buenas noches Aileen
Mi padre salió junto con Sara, no sin que antes Sara me mostrara su lengua claro, no quiere que su "papi" este conmigo. Yo solo cerré la puerta y fui directo a mi cama.
Pero no puedo dormir, mis pensamientos me atacan, y uno de ellos me atrapo, Evan y Leander, ¿qué habrá sido de ellos? aún recuerdo perfectamente cuando los conocí.
Recuerdo que mi abuela un día me dijo que Evan y Leander vivían en aquel pueblo lejano, y un día salieron a jugar, y entre juegos decidieron ir al bosque, aunque está muy lejos lograron llegar y entrar, pero una vez dentro se perdieron, estuvieron llorando y caminando hasta que empezó el atardecer.
Tenían solo 9 años, estaban asustados, y antes de que la noche cayera mi abuela los encontró y los llevo a su casa, les dio de comer y les contó historias para calmarlos, como era de noche les dijo que se quedaran a dormir ahí, y que seguramente sus padres ya los estaban buscando, y si no daban con esta casa ella los llevaría al pueblo mañana temprano. Los niños se durmieron y mi abuela se quedó despierta a esperar si alguien venia por ellos.
Pero no, sus padres no llegaron en toda la noche, probablemente no pensaron que los niños llegarían tan lejos, cuando despertaron mi abuela los llevo al pueblo y les mostró el camino para no perderse en caso de que volvieran a entrar al bosque.
Cuando llego al pueblo todas las personas le agradecieron y se sorprendían de lo lejos que los niños había llegado. Desde ese día Evan y Leander iban de vez en cuando a visitar a mi abuela, ella les daba galletas y les contaba historias, además ellos también salían a jugar al bosque, y subir a los árboles.
Fue un año después cuando yo empecé a quedarme en el verano con la abuela. El primer día que llegue me sentía incomoda, y la abuela me hablo de Evan y Leander, me dijo la visitaban muy seguido y estaban emocionados por jugar conmigo.
Y al día siguiente muy temprano tocaron la puerta. Cuando la abrí ellos me miraban muy extraño, y yo a ellos, jamás olvidare sus pequeños rostros, Leander tenía el pelo rojizo, unos ojos verdes muy brillantes, y pecas en su rostro, era más alto que yo y que Evan, incluso recuerdo que vestía un overol de color café.
Evan tenía el pelo castaño claro y ojos color miel, él era más pequeño que yo y que Leander, el vestía una camiseta verde y un pantalón de mezclilla.
Ellos eran mayores por un año, yo tenía 9 y ellos 10, ellos eran mejores amigos, y yo en ese momento era una extraña para ellos.
Después de un momento de silencio y de observarnos mutuamente Leander me dijo.
—¿Tú eres Aileen?
—S-Si—respondí algo tímida.