Lo que mis ojos están viendo mi cerebro no puede entenderlo ni procesarlo, mi piel se erizo por completo, y mi corazón late tan rápido que siento como golpea mi pecho, mis piernas empiezan a temblar mientras una sensación fría recorre todo mi cuerpo, ya no soy capaz de moverme, ni siquiera puedo parpadear al ver a mi abuela. Esta parada justo frente a mí, pero parece flotar pues sus pies están desvanecidos, se ve pálida y con ojos sombríos, es decir lo que se puede ver ya que su rostro tiene las marcas de las garras de la bestia, tres enormes y profundos cortes en diagonal a lo largo de su rostro.
Ver eso me perturbo demasiado, recuerdo que quise verla aquella ocasión mientras sacaban su cuerpo de la casa y mi padre no me dejo, pero ahora prefiero no haberla visto, ella solo me mira, pero me sentí tan mal que me desmaye.
Al despertar me percate que la luz del sol ya está aquí, ya ha amanecido, y lo primero que vino a mi mente fue ¿Qué le paso a Evan? Me levante del piso, sentí miedo al recordar lo que vi, pero no hay nada a mi alrededor, así que decidí preocuparme por lo más importante por ahora.
Salí de la casa y empecé a correr por el bosque para buscarlo.
—¡¡Evan!! ¡¡Evan!!—pero no hay respuesta
Seguí corriendo entre el bosque, pero no lo encuentro, tengo que ir al lago, a pesar de que me da miedo volver después de lo que vi, pero tampoco hay señales de él. No puedo encontrarlo por ningún lado, solo me imagino las peores cosas, como que está muerto en algún sitio y por eso no contesta, no claro que no, seguramente solo esta inconsciente o algo, quizás y ya volvió a su casa, él no sabe que yo vine a buscarlo, seguramente ya fue a su casa, tengo que averiguarlo.
Salí del bosque y fui lo más rápido que pude hasta la casa de Evan, llegue al pueblo y empecé a caminar para que la gente no me vea raro, mientras camino solo pasan imágenes en mi mente de lo que ocurrió anoche, todos esos... fantasmas, no sé si deba llamarlos así, bueno todos ellos quedaron grabados en mi mente, la cual me juega sucio y me los recuerda a cada rato cuando lo que quiero es olvidarlos, en especial a uno... ¿Por qué ella? ¿Por qué?, no puedo dejar de recordar ese horrible rostro que me causo miedo, el cual está opacando sus dulces recuerdos.
No pude evitar soltar algunas lágrimas, pero las limpie y seguí el camino, tengo que acabar con esto.
Al llegar a su casa solo pensé en tocar la puerta y preguntar por él, yo no puedo entrar por la ventana, apenas iba a tocar la puerta cuando la madre de Evan salió.
—Ah, ¿Karla?— me dijo sorprendida al verme.
—No, soy Aileen
—Oh si, lo siento
—Disculpe, ¿Esta Evan?— sólo espero que me diga que sí.
—No, no está, seguramente salió temprano, a veces sale tan temprano que ni me doy cuenta, lo llame para desayunar y no contesto, seguramente salió a algún lugar, ¿lo necesitabas para algo?—pregunto
—Sí, tengo que decirle algo, pero...
—Si quieres puedes venir a buscarlo más tarde, normalmente viene a la hora de comer—dijo mientras cierra la puerta con llave
—Si gracias—respondí amable
—Bueno ya tengo que irme a trabajar, adiós
—Adiós— ella se fue en su auto, yo me quede más preocupada al saber que tampoco está en casa, tengo que regresar al bosque a buscarlo, pero también debo ir a ver a Leander para hablar con él, primero hablare con Leander, quizá él tenga idea de donde puede estar o que le haya pasado.
Fui directamente al hospital, esperando que este despierto, tengo muchas preguntas que hacerle, espero que sepa las respuestas. Ingrese al hospital y fui a la habitación donde estaba la última vez, al entrar su madre me miro sorprendida, y por suerte si está despierto.
—¿Aileen?, ¡Qué bueno que viniste!— dijo Leander, se nota que ya está mejor, aun esta morado y enyesado, pero es una gran diferencia a la última vez que ni siquiera podía hablar.
—Sí, vine para ver cómo estas—me acerque hasta él
—Qué bueno, ya los extrañaba, ¿también vino Evan?—pregunto
Me quede callada y mire al piso, quería que entendiera que tenía un problema.
—Mamá, ¿Puedes dejarnos solos un rato?— le dijo a su madre, ella lo miro y se puso de pie.
—Sí, está bien, regreso en un rato—respondió
Ella salió de la habitación, y en cuanto la puerta se cerró.