No hace poco se habló del momento de nuestra liberación otra forma de llamarlo también es el momento de nuestra redención y sabemos que redención es perdón. En otras palabras, a este momento podríamos llamarlo el momento en que la humanidad recibe el perdón de Dios.
También se habló acerca de la muerte, que a todos nos sobrevendrá irremediablemente, pero que quienes tenemos fe pues sabemos que la muerte no va a ser para siempre.
Juan 11, 26 – 27
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
Finalmente, para no irnos muy lejos, también hablamos acerca del matrimonio, la unión que Dios instituyó ser inseparable entre el hombre y su mujer.
Pues en todo sepamos que Dios creó un plan para la salvación del hombre, Dios va a cumplir la promesa de salvar a la humanidad entera, pero para tal propósito se pagó un precio muy alto, fue la sangre derramada por Jesús en la cruz del calvario, allí entregó su vida por amor a la humanidad.
Pues bien, nos estaremos preguntando a qué se debe el título de la bestia del apocalipsis de la que se titula el relato, entonces, digo que es para completar el significado enmarcado y llegar a comprenderlo completamente era necesario aclarar antes estos puntos.
Recurramos a las santas escrituras.
Génesis 1, 1 – 2
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Pues bien, este es el inicio de las escrituras “los cielos y la tierra creados al principio”, pero si notamos algo aún estaba desolada, también notar que el Espíritu de Dios estaba presente.
Ahora en el final de las escrituras en el apocalipsis se lee.
Apocalipsis 17, 8
La bestia que has visto es la que antes era, pero ya no es, y está a punto de subir del abismo, pero va rumbo a la destrucción. Los habitantes de la tierra, cuyos nombres, desde la creación del mundo, no han sido escritos en el libro de la vida, se asombrarán al ver a la bestia, porque antes era, pero ya no es, y sin embargo reaparecerá.
La bestia que le indica Dios a Juan –que escribió estas escrituras en apocalipsis– es el demonio que estaba en el principio en la creación, cuando se indica y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo.
En la biblia las tinieblas tienen la connotación de lo contrario al amor, es decir estás tinieblas se mueven de forma opuesta al amor de Dios y solo pudieron ser notadas por Espíritu de Dios que en las escrituras “Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”.
Las aguas también tienen una connotación del Espíritu Santo porque es con agua que nos bautizamos, es el agua la que nos da la purificación del Espíritu Santo, es la que nos limpia de nuestros pecados y nos convertimos a una vida nueva a una vida movida por el Espíritu Santo.
Mateo 12, 31
Por eso les digo que a todos se les podrá perdonar todo pecado y toda blasfemia, pero la blasfemia contra el Espíritu no se le perdonará a nadie.
Pues bien, si es el Espíritu Santo es quien nota la presencia del maligno, aquello opuesto al amor de Dios, todos podemos ser conscientes que los pecados son movidos por aquel enemigo de Dios que quebró la voluntad de Dios para con los hombres. Adán y Eva se dirigían por el camino que los conduciría al árbol de la vida que nos otorga bajo su gracia, de poseer su naturaleza de vida eterna.
Dios no dio muchos detalles del árbol de la vida al hombre y a la mujer, dio un detalle esclarecedor de por qué no comer el otro árbol del conocimiento del bien y del mal.
Génesis 2, 17
Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás.
Dio la prohibición porque los dirigía en ese sentido, el hombre tiene plena libertad, pero esa libertad es para hallar los frutos del árbol de la vida.
La libertad del hombre se vio interrumpida por el enemigo de Dios dio un conocimiento engañoso, que era parecido a la voluntad de Dios, pero que los conduciría a la condena al cual estaban destinados él, si el demonio y sus ángeles desde el inicio, es decir estaban conduciéndose por el terreno de la tentación “y la tierra estaba desordenada y vacía y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo”.
Estos ángeles malignos moraban, de alguna manera atraídos, sobre la faz del abismo y como ellos cayeron caen repetidamente pues inquieren al hombre a actuar como uno de ellos, se saben ir a ser destruidos, pero en su camino arrastran a los hombres. Aquel abismo conduce a la bestia del apocalipsis.
Veamos bien lo que nos indica las sagradas escrituras.
Génesis 3, 1 – 5
La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el Señor había hecho, así que preguntó a la mujer:
—¿Conque Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?
—Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—. Pero en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol ni lo toquen; de lo contrario, morirán”.