La bestia detrás de la máscara

Capítulo 1| Ese día

Comenzar el día con la sensación de que alguien te persigue no es algo muy bueno. A menos claro que simplemente seas tú Blair, estando demasiado paranoica para tan solo haber comenzado el día.

Escucho pasos detrás de mí, y no es algo reconfortante para nada.

Pero aquí estoy de nuevo, en el lugar menos transitado de RedVille. Bendito el momento en que decidiste tomar este camino.

Miro por encima de mis hombros acelerando el paso, observando como una figura masculina se encuentra a pocos pasos de mí con ambas manos dentro de las bolsas de su sudadera negra y la mitad del rostro cubierto por un cubrebocas oscuro. No logro apreciar su rostro, pues lleva puesta la capucha de la sudadera, sin mencionar que unos rayos de sol apenas se asoman por el horizonte.

Sí, es definitivo. Me están siguiendo.

Apresuro lo más que puedo el paso, sosteniendo con fuerza las correas de mi bolso. Casi encajando mis uñas en el.

Puedo sentir un ligero dolor en las plantas de mis pies, a varios pasos me tropezaba con algo que yacía en la banqueta haciendo mi miedo crecer y el escuchar que él también aceleraba el ritmo de sus pasos no me ayudaba en nada.

Giro a la derecha por la acera, encontrándome a tan solo unos pasos de aquel cártel con letras luminosas que reconocería desde lejos. Puedo ver por las ventanas a varias personas caminar de un lugar a otro con el tan característico uniforme del establecimiento.

Decir que acelero cada vez mis pasos es poco, pues me encuentro casi corriendo de manera desesperada a mi lugar de trabajo. Cruzo la calle no sin antes asegurarme de que ningún vehículo se aproxima, ya fuera del establecimiento puedo soltar todo el aire que no sabía que tenía retenido y el olor del café recién hecho inunda mis fosas nasales.

El sonido de la pequeña campana al abrir la puerta se hace sonar, y lo es acompañado por las miradas que caen sobre mí. Cierro la puerta detrás de mí recargándome en aquella superficie, ganándome una cara de confusión por parte de mis compañeros. Bueno, mi cabello es un desastre, mi pecho sube y baja rápidamente y literalmente creo que pareciera que he corrido un maratón, aunque parece que así fue. Corrí lo que nunca en mi vida.

Me separé bruscamente, corriendo a asomarme por las ventanas.

No hay nadie.

Las calles se encuentran desoladas, no se asoma ni una sola alma, ni siquiera un pequeño gato.

Doy un respingo al sentir una mano sobre mi hombro, pero me tranquilizo al escuchar la dulce voz de mi mejor amiga:

—¿Te encuentras bien?—Su preocupación es notable, se aferra a mi hombro casi lastimándome con sus uñas de color lila, pero sé que debe preocuparse.

El grito furioso de nuestro jefe el señor Coleman se hace escuchar por el establecimiento, sorprendiendo a todos al igual que a mí. Pero ahora eso no podría importarme menos.

Todos vuelven a sus labores, excepto yo y Gisselle. La tomo de la mano encaminándola hacia la cocina de la cafetería donde solamente se encuentran unas pocas personas, el lugar apenas estaba abriendo y no era como que estuviera en su mayo esplendor.

—No, un maldito loco me estaba siguiendo—Aún me cuesta respirar y jadeo con cada palabra que sale de mi boca. Sin mencionar que mis pies arden como el maldito infierno.

Me sostengo de un mueble cercano a mí por un fuerte dolor de cabeza, y siento las tibias manos de Ether apretando las mías, intentando transmitirme un poco de paz. Lo cual no me funciona de nada.

—Las calles son peligrosas a estas horas de la mañana—Suspira cansada, mirando a nuestro alrededor, manteniendo después sus ojos fijos hacia la puerta del establecimiento—. Para ser realistas en cualquier momento se debe tener cuidado.

Bueno, eso es cierto. Nunca sabes que puede pasar.

—Si te sientes mal deberías ir a descansar—sugiere reacomodando el delantal blanco con el logo de la cafetería. Levantando sus mirada preocupaba, mirándome con sus ojos  color avellana.

El señor Coleman podía ser una persona con un carácter fuerte, pero estoy segura de que si le explicara la situación no tendría problema alguno, aunque no me siento a gusto saliendo nuevamente a las desoladas calles.

—No—Niego repetidas veces con la cabeza—. Me sentiría mejor si me acompañas al terminar nuestro turno.

Ella asiente sonriente, ganándose una sonrisa de mi parte. Somos junto con nuestra otra amiga Gisselle las mejores amigas, siempre juntas contra el mundo.

Hago el ademán de despedirme ladeando la cabeza, pasando por su lado para ir a mi puesto el cual es la caja registradora. La verdad es que no es un trabajo desagradable y la paga es semanal además de que es muy buena, me convencí de conseguir un trabajo pues decidí ser más independiente, además de que tomé la decisión de apoyar a mis padres con los gastos.

Las vacaciones fueron una oportunidad perfecta para conseguir un trabajo de medio tiempo, pues la escuela era realmente agobiante y ocupaba mayor parte de mi día a día. Realmente antes de que las vacaciones comenzaran vivía en una total monotonía.

Debe ser por eso que espero con ansias las vacaciones todo el tiempo, y cuando llegan lo mejor es aprovecharlas.

El día transcurre de manera aburrida, no piso ningún otro lugar que no sea donde está la caja registradora, me extraña que el día de hoy sean tan solo unos cuantos clientes los que ocupan las sillas—casi siempre todo está ocupado—y la mayoría se va del lugar tras terminar sus alimentos.

Alzo mi brazo mirando el reloj que se encuentra en mi muñeca, sonriendo por mis adentros al ver la hora que marcan las manecillas. Mi turno está por terminar.

Esther era una de las camareras junto con Gisselle, y no faltaba momento en el que las veía cuchichear al entrar a la cocina o algunas veces venían a contarme algunas cosas sobre su día y era de gran ayuda para combatir mi enorme aburrimiento.

Me aparto de la caja registradora en cuanto veo a una de mis compañeras entrar, quien es quien ocupa mi puesto trás terminar mi turno y eso no puede hacerme más feliz. No es tan tarde, el so aún se asoma por el horizonte y lo tomo como una buena iniciativa para una noche de películas en casa, cómodamente atrapada entre mis finas y cálidas sábanas. Definitivamente la mejor compañía.



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En el texto hay: misterio, asesinato, amor

Editado: 17.12.2022

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