Chris lleva el popote de colores a su boca sorbiendo de el, haciendo un sonido de satisfacción al probar la bebida que el camarero le acababa de entregar.
—¿No vas a pedir nada más?—Tomo los cubiertos de mi plato, ladeando la cabeza.
Él se encoge de hombros satisfecho con lo que ha pedido, sorbiendo del popote mientras pone atención a mis movimientos.
Giro la cabeza observando el restaurante, el cual a decir verdad es un lugar realmente agradable. La comida es deliciosa, el ambiente agradable por la gran razón de que a donde sea que volteas encuentras personas riendo y disfrutando, además el lugar es hermoso a la vista por sus múltiples decoraciones en las repisas junto con las macetas con flores que se encontraban a cada lado de la puerta, y frente a esta el mostrador.
Chris y yo hemos tomado asiento en una de las mesas al lado de un gran ventanal que se encuentra al lado de la puerta de cristal, la cual anuncia la entrada de un cliente con el dulce sonido de una campanita.
—Ayer tú y tus amigas no me dejaban dormir—Se queja de pronto, hundiendo su ceño con molestía a la vez que tuerce la boca.
Enarco una ceja, mirándolo sin ninguna pizca de culpa-Siempre estás durmiendo, deberías aprovechar las vacaciones para hacer algo de provecho.
Abre la boca en una gran o con indignación, entrecerrando los ojos ante mis palabras, duras pero ciertas-Claro que hago algo de provecho, voy de fiesta y salgo con mis amigos.
—Claro, y yo tengo que buscarte para salir—Giro los ojos con fastidio, dejándome caer contra el respaldo de la silla de madera.
Sonríe ampliamente con los ojos achinados de tanto sonreír—Tú sabes que yo te quiero muchísimo hermanita.
Ignoro sus palabras.
Tomo mi teléfono que se encuentra al lado del plato, revisando la hora. No despego la vista del aparato, tomando entre mis manos el vaso lleno de limonada que había pedido, acercándola a mi boca para disfrutar de su sabor.
—Mamá me comentó que hoy ella y papá saldrían a casa de nuestra tía por algún asunto—comenta Chris colocando los brazos detrás de su cabeza, estirándolos a la vez que su boca se abre para soltar un bostezo.
—Podemos pedir algo de comer, aunque yo fácilmente puedo servirme un poco de cereal—Le resto importancia, pero sé muy bien que Chris es bastante especial con la comida. Si algo no le gusta al probarlo definitivamente puedes esperar sus críticas.
Chris comienza a refutar, pero no puedo ponerle atención por el simple hecho de que mi mente se encuentra en otro mundo. El suceso de ayer se adueña de mis pensamientos.
Rato después de eso Chris se acercó a ver que era lo que sucedía, parecía que apenas se había levantado y comenzó todo un interrogatorio cuando observó mi cara de susto, creo que yo igual me hubiera preocupado al ver mi cara. Seguramente mi rostro estaba totalmente pálido.
Por más que quería contarles a Gisselle y Esther sobre lo que sucedió no creí que fuera buena idea hacerlo, tal vez solo me he estado haciendo la ideas o estoy comenzando a volverme loca a causa de tanto estrés. Lo único que hice fue darme un baño relajante, cenar mi comida favorita y ver mis series favoritas para intentar olvidarme de todo y concentrarme en mí misma.
Cabe aclarar que cualquier ruido hacía que me sobresaltaba y comenzaba a llamar a Chris para asegurarme de que había sido él, me sentí totalmente tranquila hasta que mis padres llegaron a casa del trabajo.
Solo en ese momento pude soltar todo el aire que tenía retenido. Me traen seguridad.
—¿Les mencionaste a mamá y papá sobre la fiesta?—Esa pregunta me saca de mi ensoñación, parpadeo un par de veces como si apenas me diera cuenta de que el mundo sigue aunque yo esté perdida.
Niego con la cabeza levemente en un movimiento cortante-Se los mencionaré después, los llamaré.
Chris se inclina hacia mí mirándome totalmente serio, pero de pronto siento un dolor soportable en mis mejillas.
—Debes decirles, además no llegues tarde—Estira aún más mis mejillas casi como si me reprendiera, ganándose un manotazo de mi parte.
—No lo haré, solo quiero encontrarme con algunos amigos y despejarme—Llevo mi mano a mis mejillas, sobando la zona afectada seguramente rojiza.
—Solo ten cuidado—dice en un murmullo—Supongo has visto las noticias.
Realmente cada vez que se anunciaba un nuevo asesinato sentía el sudor resbalar por mi frente, lo que resulta aterrador era saber que cada vez que salías de tu hogar no tenías garantizado regresar.
—Tal vez podrías ir a recogerme—Las palabras salen de mi boca casi como una pequeña súplica.
—No puedo, recuerda que estoy reponiendo una materia—Alarga las últimas palabras como si fuese un suplicio, aunque realmente es su culpa.
—Es culpa tuya—Le recuerdo burlándome de él—. No creo que pueda existir alguien más distraído que tú, además, nadie sale de fiesta un día antes del examen.
—Lo de distraído te lo discuto, no es mi culpa que todo a mi alrededor sea más interesante que esa clase-Se cruza brazos refutando—. Además, sí existe alguien que salga de fiesta un día antes del examen. Yo
Ruedo los ojos con fastidio, resoplando de manera ruidosa. Tenemos una buena relación, aunque claro, como todos los hermanos tenemos nuestras diferencias y nuestras peleas tan infantiles, puede que no nos contemos hasta los más mínimos detalles, pero es como si supiéramos cuando el otro necesita un tiempo solo o cuando necesita que alguien le de un empujón y le saque una sonrisa.
Puede que aveces me saque de quicio, pero supongo que una dosis de diversión y locura no hacen daño a nadie.
Giro mi cabeza levemente, ahora con la mirada puesta en el exterior. Las personas pasan a montones por la acera, ni si quiera puedo permitirme mirar más allá.
El sonido de la campanita al abrir la puerta llega a mis oídos, no le presto atención hasta que observo de reojo como lo que parece ser una figura masculina, alta y esbelta se coloca al lado de nuestra mesa, quedándose inmóvil por unos minutos.
Editado: 17.12.2022