La Bestia Y La Bella

CAPÍTULO 34

REALIDADES

Le llevó días volver a ver a Jack. Al fin aceptó su invitación y ahí estaba en el concurrido restaurante a la espectativa de lo que pidiera pasar una vez volvieran a verse.

Dejó su bolso verde de charol y su abrigo morado en una de las sillas vacias, cruzó una pierna acomodando la falda de su vestido blanco de cintura alta y manga larga algo abombada en los puños; el bullicio parecía aumentar cada segundo de su espera al igual que la leve jaqueca que estaba amenazando convertirse en un fuerte dolor.

Lo único que podía hacer era especular acerca de su reencuentro con su más entrañable amigo, un amigo que la había traicionado vendiendo al mejor postor su vida con la bestia. Quería sentir indiferencia ante tal suceso y sólo tener un encuentro como el que podrían tener unos viejos amigos, pero no podía olvidar que era en parte su culpa que ahora no estuviera con el hombre que tanto amaba.

- ¿Milly?

La joven levantó la mirada hacia el recién llegado, sonrió apenas.

- Hola Jack -. Saludó amable.

- Siento si te hice esperar - se sentó calmando el ímpetu que siempre le había caracterizado.

- No esperé mucho - le tranquilizó algo incómoda.

No sabia que decir o que hacer ahora que él estaba frente a ella. Mientras había recorrido el trayecto de su hotel al restaurante en el taxi pensó en lo que podría decirle en el momento en que lo viera y ahora su mente estaba en blanco.

- Milly yo...

- ¿Por qué lo hiciste Jack?

La pregunta surgió de repente. Quizá era lo que en las ultimas horas rondaba su mente.

- Nunca debió pasar Milly - respondió con simpleza levantando los hombros -, nunca debiste casarte con la bestia.

Las manos de la pelirroja se aferraron a la copa de agua, hasta que loa nudillos se pusieron blancos.

- ¿Crees qué podía haber alguna otra opción? - Demandó en voz baja -. Mi familia estaba en peligro.

- ¡Debimos buscar otras soluciones para eso!

Levantó la mirada incrédula.

- ¿Cómo cuales? - movió la cabeza -. ¿De dónde podía yo sacar un cuarto de millón de libras? ¿Trabajando en la librería? ¿Siendo esclava de M... la bestia hasta liquidar la deuda? No Jack, no tenia otro remedio que aceptar lo que me pedía para que mi padre saliera de la cárcel.

Jack recargó los codos en la mesa y cubrió su rostro.

- Yo te hubiese ayudado -. Bajó las manos mirándola algo desesperado.

- ¡Oh Jack! - alargó una mano posandola en su brazo -. No tenias porque involucrarte en eso. Ni antes ni ahora.

- ¡No podía dejar que la bestia te alejara más tiempo de mí! - exclamó con un dejo de desesperación.

Milly apartó su mano con sorpresa y lo miró abriendo los labios sin asimilar todavía sus palabras.

- Bueno..., de mi y de tú familia. De todo lo que querías. ¿Entiendes?- balbuceó pasando una mano por su rubio cabello -, eras una joven inocente que no entiendias de la maldad en la gente. ¡Estabas a merced de ese hombre despiadado que sólo quería tu inocencia!

- ¡Max no es el hombre despiadado que creen que es!

- ¡Por Dios Milly! - exclamó enojado -, deja de mirar a ese hombre con la idea de el príncipe de cuentos de hadas, él es un tirano que no se detiene para conseguir lo que quiere a costa de lo que sea. Los diarios han logrado desenmascararlo -. Busco su mano y la tomó entra las suyas -, Ya habrás leído algo sobre el asunto, ¿no es así?

- Lo he hecho y no creo nada de los que dicen - le informó -, no puedo negar que a veces se tienen que hacer cosas en el mundo de los negocios que se pueden confundir, pero no quiere decir que sea el tirano cruel y despiadado que creen que es Max.

- La bestia es lo que es Milly - replicó subiendo el volumen de su voz, que bajó de inmediato al notar que los demás comensales les miraban -. Todos estos meses que estuviste a su lado estoy seguro que los usó muy bien para lavarte el cerebro y entonces cuando ya no eras indispensable para él te echó como un objeto que ya no servía a sus intereses.

-¡No entiendes Jack! Él es un hombre herido -, se soltó desesperada - Le cuesta confiar en la gente, el escándalo...

- ¿Y tú piensas curarlo? ¡Estas loca! Ese hombre no va a cambiar, no puedes curar a un hombre que toda su vida ha sido lo que es. ¡Date cuenta de eso Milly!

- Él cambió Jack - aseveró la joven -, yo pude darme cuenta. En estos meses he estado a su lado y ya no es el mismo hombre que conocí, él me mostró una cara que nadie ha visto jamás.

- Ya veo, tu padre tenia razón --. Suspiró intentando controlarse - estas bajo el encanto de ese hombre. La bestia te manipuló mientras estuviste a su lado. De eso se trataba todo esto Milly.

- ¡No es así! Yo...

- Buenas Tardes - una fresca y juvenil voz los saludó dejando ante ellos el menú -, mi nombre es Danielle seré su mesera. ¿Un aperitivo? ¿Agua?

- Agua está bien - asintió Milly tensa.

- Agua.

La mesera se alejó amablemente después de servirles el líquido en las copas del servicio.

Milly abrió el menú ansiando que la pausa pidiera calmar un poco los ímpetus.

Las palabras pasaban ante sus ojos como signos inteligibles, movió la cabeza y cerró los ojos buscando aclarar un poco sus pensamientos.

-¿Pasa algo Milly?

La joven dejó a un lado el menú y tomó con la mano temblorosa la copa de agua, la llevó a sus labios y bebió casi todo el liquido de un trago.

- Estoy bien Jack.

- Te has puesto pálida - le informó algo alarmado -. ¿Quieres qué nos vayamos? Podemos...

- No, todavía tenemos que hablar.

Jack alargó una mano hacia las de ella.

- ¡Dios mío! ¡Estas helada! - atrapó sus manos entre la suya preocupado -. Podemos hablar en otro lugar; si quieres podemos ir a mi nuevo departamento o a tú hotel, yo estoy dispuesto a ir a donde tú elijas.

Milly contempló sus manos entre las de él. No eran como las de Max: grandes, fuertes, morenas; las de Jack eran de tamaño normal, casi femeninas y pálidas. Parpadeó sintiéndose de pronto cansada de sentirse así, tan perdida sin él.



#1645 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, bella

Editado: 05.11.2019

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