La Bestia Y La Bella

CAPÍTULO 78

UN FINAL PERFECTO

 

Desde cuándo lo sabias Sam? - Le preguntó a su hermana que le ayudaba con la tiara de diamantes de su abuela la Baronesa de Collins.

- Bueno, tuve que hacerle a Max un favor - Sam sonrió encantada -. No iba a hacerle ese favor sin saber a que venia tanto secretismo, así que me enteré de lo que pensaba hacer y decidí ayudarle.

- ¿Cuál fue el favor?

- ¡Oh Dios, te va a encantar!

Mientras caminaba hacia la caja emocionada, no evitó recordar la tarde en que Max se le habló por teléfono pidiéndole un enorme favor.

"- Estoy totalmente convencido de que tú puedes hacerlo - le dijo tranquilo."

"- Bueno - rió nerviosa -, a veces soy buena guardando secretos, pero..., no lo sé..."

Max rió divertido ante la actitud de su cuñada y suspiró.

"- Lo que quiero es que vayas y consigas lo que te he pedido - suspiró -. No hay regalo más perfecto para ella y ha estado en mi cabeza desde que lo descubrí. Logré conseguirlo con mucho esfuerzo, y sé que tú lo cuidarás y lo mantendrás en secreto."

Aceptó todavía no muy convencida pero ahora que veía a su hermana tan contenta y emocionada por lo que estaba a punto de pasar, agradeció a los dioses haber aceptado hacerle ese favor a su cuñado.

Corrió hacia la caja grande blanca con el lazo verde, la levantó de manera solemne y se acercó tarareando la marcha nupcial.

- Abrela - le ordenó emocionada -. Nunca en tus sueños podrás saber que hay en ella. Te sorprenderás.

Milly jaló la cinta temblorosa. ¿Habría un hermoso vestido? Era lo que hacia falta para llevar adelante la boda. Si, asintió mientras levantaba la tapa, era un vestido. Ojala fuera de su gusto, no dudaba de la elección de su hermana pero a veces solía ser un poco... Extravagante. Movió el papel de seda blanco, hizo lo mismo con otra orilla y entonces su corazón empezó a palpitar con tanta fuerza que pensó se desmayaría a unos minutos de llegar al altar con el hombre que más amaba.

¡Su vestido! Lo levantó con lágrimas en los ojos, acarició la seda antigua, los encajes, las lentejuelas...

Miró a su hermana todavía sin poder creer lo que sostenía en sus manos.

- ¿Cómo..., ¿Dónde..., ¿Max lo...

- Tranquila hermana - pasó una mano por sus hombros semi desnudos -. La señora de la tienda vintage hizo lo que pudo para evitar venderle el vestido a Max, ella estaba esperando que tú lo compraras, pero bueno, quizás fue el dinero lo que la convenció. Yo sólo fui por él y cuando me vio se alegró mucho al saber que tú serias la novia que lo usaría. Te mandó felicitaciones y un regalo.

- ¿Un regalo?

Sam fue hasta el tocador de esa habitación extraña y sacó una caja más pequeña y larga, se la tendió.

Milly la abrió, en ella había un collar de perlas largo. Miró a Sam y le sonrió con cariño.

- Muchas gracias hermana - musitó con la voz entrecortada -, no sé que habría pasado si tú...

- ¿Me lo agradeces? - la miró levantando una ceja con sorpresa -, nada hubiera pasado si los dos no arreglaban este terrible asunto. Mi trabajo sólo fue ir por un vestido y prepararte un poco para hacerte entrar en razón.

- ¡Oh niña mía, te amo tanto! - suspiró y la abrazó apretando su cálido cuerpo al suyo -. Gracias muchas gracias por todo, por ser mi hermana y mi soporte durante mucho tiempo.

- ¡Por Dios! - suspiró apartándose con una breve sonrisa que ocultaba muy mal el llanto que estaba a punto de brotar por las palabras de su hermana mayor -. ¡A veces eres tan cursi! Ahora lo que tenemos que hacer es terminar de arreglarnos, no podemos hacer esperar al novio.

Milly sonrió con ternura a su hermana asintió lista y nerviosa ante la pronta ceremonia que estaba segura seria la más hermosa e inolvidable, después de tanto dolor y separación.

Joseph Mathews se acomodó la corbata gris por tercera ocasión mientras esperaba a su hija que recibía el ramo de rosas blancas de la mano de su hermana Sam. ¡Estaba tan hermosa, tan radiante! Parecía una aparición, sonrió y entonces la imagen de su amada Evie apareció vestida de blanco mientras él la esperaba en aquel sencillo altar de esa pequeña capilla en donde se habían casado en secreto sin la aceptación de los padres de ella. Podía verla con su cabello rubio rizado cayendo por su espalda bajo el velo que su madre le prestó junto con su propio vestido de bodas. En ese momento no pensó en nada más que en su sonrisa y en que al fin estaba con la mujer de su vida.

Milly se acercó a él sonriente brindándole su brazo. Él la tomó sosteniendo su mano y se inclinó a ella.

- ¿Estas segura? - la miró a los ojos que brillaron como dos radiantes esmeraldas.

- Si -. Asintió sin vacilación -. Nunca estuve tan segura de lo que debo hacer.

- ¿No lo haces por obligación? ¿Por tu hijo..., por...

- No, papá comprendo que tengas dudas pero no hay nada que me haga arrepentirme de lo que está a punto de ocurrir.

- Entonces todo está bien - asintió mirando hacia el frente con una muy leve sonrisa.

- Si, todo está bien -. Sonrió inclinando la cabeza antes de posar su mirada hacia el pasillo alfombrado cubierto de pétalos de rosa.

Bajó el suave tul sus ojos buscaron al hombre grande, fuerte, invencible que tenia todavía muchas peleas por ganar y de las que estaba segura siempre saldría victorioso porque al final del camino ella estaría ahí para apoyarlo siempre sin importar los obstáculos que surgieran.

Parpadeó apartando las lágrimas que amenazaban en salir. Perdió el paso y la mano de su padre la sujetó con fuerza. Bajó la mirada sintiéndose muy afortunada. Rió suavemente antes de levantar la mirada que se encontró con la plateada de su hombre, su bestia, sus mejillas se ruborizaron al verlo levantar una gruesa ceja interrogante.

Al llegar a su lado su padre sólo le tendió una mano a Max, él que la aceptó inclinando la cabeza como si comprendiera lo que quería decirle. Milly se acomodó a su lado después de darle el ramo a su hermana que estaba a su lado como su madrina.



#1669 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, bella

Editado: 05.11.2019

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