Dalton
Ni Elizabeth, ni yo protestamos ante la idea de quedarnos, no era mentira que el cielo y el clima estaban hechos un asco, la brisa soplaba de forma agresiva provocando que las ventanas retumbaran y la lluvia cayera de forma fuerte en el techo.
—Les tengo una habitación, no es la mejor para lo que están acostumbrados pero se que podrán acomodarse hasta mañana —dijo la directora.
Sentí como mi ojo izquierdo quería contraerse pero lo disimulé, los niños no son tan desagradables como pensé ya que mi hermano pequeño es un completo demonio pero aun así no soporto el olor de este lugar, pero lo soportaré por Elizabeth. Por eso done una fuerte cantidad de dinero y con eso espero que este lugar en ruinas se convierta en algo más decente y habitable.
He intentado mostrarle mi mejores actitudes a Elizabeth y eso no significa que he estado mintiendo y fingiendo con respecto a mi comportamiento con los niños pero puedo confesar que mis actitudes son para impresionar a Elizabeth y que ella pueda ceder un poco más conmigo.
<<Aston>>
•Bien jurado Daltico, bien jugado —dice mi lobo.
•Que puedo decir, tengo mis tácticas y si tenerla me lleva a soportar este lugar que huele a humedad y a sillón viejo lo haré.
•Si tienes oportunidad de marcarla no lo desaproveches. Es un vínculo que establecerías con ella y caería más fácil y rápido.
—¿Las habitaciones cuán lejos están una de la otra? —pregunta Elizabeth tensa.
—Oh lo siento luna pero es una sola habitación. Por suerte una profesora fue a visitar a su madre y por eso hay una libre. No tenemos más habitaciones desocupadas —dice apenada.
—Entiendo —dice Elizabeth sonriendo pero se que detrás de esa sonrisa oculta su fastidio.
"¿Que karma estoy pagando diosa luna?"
Sonrió triunfal porque aunque la espalda no me amanezca en las mejores condiciones mañana, compartir cama con mi mate es una de las cosas que más ansío.
La directoria nos llevo hacia un pasillo donde se supone que están los dormitorios de las maestras, nos abre la puerta de la que sería nuestra habitación temporal.
Al abrir la puerta nos topamos con una habitación común y corriente —junte mis fuerzas para no contraer mi cara —todo era pequeño y el lugar estrecho, el mismo olor a humedad se hizo presente en mi nariz, la habitación tenía solamente una mesa de noche pequeña que tenía una lampara, un pequeño escaparate y una puerta que me imagino que es la del baño, la cama era solo para una persona.
Una cama así no sirve, no me sirve pero... pensándolo bien Elizabeth no tendrá espacio como para alejarse de mi en la cama. Sonreí con malicia, esta es mi oportunidad.
—¿Y que les parece? —dice la directora preocupada por nuestra reacción.
—No se preocupe, está bien—dice Elizabeth ocultando el hecho de que no está acostumbrada a dormir en un lugar así pero la diferencia de ella y yo es que ella nunca sería grosera como para aceptar que esto no va con ella.
Y se puede comprender ya que ella como yo fuimos criados entre lujos, aunque ella por su parte es más humilde y le enseñaron cosas que a mi no o mejor dicho cosas que no me interesaba escucha.
Y yo solo por demostrar que puedo ser buena persona estoy aguantando todos los comentarios negativos y poco agradables que me guardo acerca de este lugar.
—Pueden darse un baño e ir instalándose. Los dejo majestades, con su permiso —se marcha dejándonos solos en la entrada de la puerta.
—Ya puedes hablar —me dice y yo levanto una ceja alzando la comisura derecha de mis labios —, no te hagas el don humildad y di que no te gusta el lugar y su entorno, y qué soportar a esos niños fue como una patada en las bolas.
Tenía razón, no me gusta el lugar para nada, hasta un poquito de asquito me da el olor pero los niños fueron lindos y tolerables. Podría decir que hasta me cayeron bien.
—Pues fíjate que no tengo ningún comentario negativo hacia este lugar —me encojo de hombros —, pero por tu aspecto tu si que no puedes soportar estar aquí.
—Claro que no es verdad —se defiende cruzándose de brazos —, los niños me encantaron.
—Que bueno que te encanten, pronto tendrás a los nuestros —la veo sonreír de forma ácida y sacarme el dedo del medio —. Además no hablo de los niños hablo del lugar.
"Mierda, es verdad, es deprimente ver la situación de esos niños, como pueden vivir en un lugar tan feo como este. Huele a pies apestosos"
—Ves, tú misma piensas que este lugar huele a pies apestosos —me mira para luego golpear su frente con la palma de su mano.
—Tengo que dejar de hablar conmigo misma. Eres un chismoso ándate.
—Mejor entremos que ya hace frío en este pasillo —digo son mi sonrisa maliciosa y preparada para fastidiarla.
Entramos a la habitación y cierro la puerta detrás de mi.
—¡Mierda! —dice Elizabeth mientras mordía su labio inferior.
Me relamo los labios viendo lo sexy que se ve haciendo eso.
—¿Que pasó? —le pregunto y ella desvía su mirada del piso hacia mi.
—Mi maleta, mi ropa —dice sentándose en la cama.
Comienzo a sonreír y pasó mi mano por mi cabello pensando en la divina solución. Esto es una oportunidad mandada por la diosa luna para mi. Abro mi mochila, saco una camisa y se la lanzo en la cara.
—Ahí está tu solución —ella se quita la camisa de su rostro y la analiza.
—No me pondré esto sin nada abajo.
—¿No? Que decepción y yo no tengo nada para ofrecerte más que esa camisa. Traje dos de emergencia por si ensuciaba la que traigo puesta —le digo con pesar fingido —, no tengo nada que puedas usar abajo. Y no quiero que duermas incómoda con ese jean que traes puesto.
Me mira dudosa y la veo soltar un suspiro y levantarse de la cama para ir directo al baño.