La Beta Del Alpha

CAPÍTULO 15

Elizabeth

Hoy, el día de hoy muere la diversión, el día de hoy se acaba la semana odiada pero justo ahora no tan odiada por mi... o bueno para que mentir, pase de odiarla a considerarla "la época interesante". Como las cosas cambian, antes era la época de la perdición, solo cambie perdición por interesante en la frase pero solo con el cambio de esa palabra cambia todo el sentido; como mi vida ahora, a cambiado mis sentimientos hacia Dalton han estado revueltos, no los entiendo, entre en ese limbo donde sientes que no perteneces ni de un lado ni del otro, como ver un partido de fútbol donde no juega tu equipo y solo esperas a ver quien gana al final.

Justo así me siento, no se que sentimiento ganará el partido de futbol mental pero sea cual sea el resultado influirá en si me quedo o no, y como van las cosas creo que me iré acomodando en la silla porque el partido va dos a cero ganando mi gusto hacia Dalton.

Por primera vez en mi vida, bueno, lo poco que he vivido, siento que me a dejado de desagradar y me ha empezado a gustar.

Recuerdo aquella noche hace tres días en su oficina cuando mis labios pronunciaron un me gustas involuntario, en ese preciso momento que su cara fue un poema completo lleno de sorpresa y a la vez un brillo de felicidad donde me di cuenta que lo había tomado por sorpresa y que no estaba escuchado mis pensamientos.

—¿hablas enserio? —me miro aún sorprendido —, puedo leer mentes pero no sentimientos así que dilo de nuevo Elizabeth.

Me incorporé sentándome en la mesa sintiendo el culo frío por la madera que no calenté con mi cuerpo, la estaba empapando toda con los fluidos que salían de mi zona pero eso era lo que menos importaba ahora.

—¿Lo repito? —le pregunto y él asiente mirándome concentrado desde su silla —, bien, solo porque estoy de buen humor —dije y él rodó los ojos —. Me gustas Dalton.

Lo vi quieto, inmóvil o mejor dicho petrificado para ser exactos pero esto no duró mucho por que se levantó de su asiento y se acercó a mi para tomarme de las mejillas para proceder a besarme, sus labios calientes al igual que los míos danzaron en sincronía por un momento hasta que él se aparto de forma suave y junto su frente con la mía.

—Entonces, déjame marcarte —propone y yo aparto un poco la cara para luego llevar mi mano hasta su barbilla y agarrarla con los dedos índice y pulgar.

Levante su mirada y observo por un instante ese azul enloquecedor pero mis labios soltaron la respuesta en modo sintomático:

—No —fui firme y clara.

—Por lo menos ya tuve un gran avance con erradicar todo tu odio hacia mi —negué con mi cabeza sonriendo.

—Todo el odio no se ha ido, pero bueno, cree lo que mejor te convenga —le digo alzando las comisuras de los labios para luego darle una sonrisa con la boca cerrada.

—Exacto, por eso creeré que te mueres y derrites por mi y amas como te toco y donde te toco —me dice besando mi cuello —te tengo mas sorpresas.

Y esos tres días se resumieron a sexo, detalles y acciones lindas de parte de Dalton, pequeñas y grandes muestras de su cariño que me hacían sonrojar de vez en cuando. Fueron los tres días más intensos de toda mi vida con respeto a el sexo que me proporcionó.

Estoy un poco pero solo un poquito más pegada a él, ok, la verdad es que la hemos pasó juntos todo el rato.

—Toma —le pasó el bloqueador y él me lanza una mirada pervertida.

—Pero querida Elizabeth, ¿acaso esto es una invitación a que te manoseé todo el cuerpo y haga otro tipo de cosas con el?

Levante mi cabeza de la tumbona y le dije:

—No. es una invitación a que me apliques el bloqueador para no ponerme roja y que luego la piel me arda —a pesar de estar al aire libre estoy en un gran paraguas que me cubre el cuerpo completo, solo me gustaba estar aquí para dormir, relajarme o nadar en la piscina un rato de vez en cuando si me bronceo pero hoy no quiero —Hazlo rápido.

Voy a entrar a la piscina un rato así que me aplico el bloqueador solar desde ahora para luego darme un merecido descanso mientras el bloqueador se seca.

Dalton seguía con su sonrisa maliciosa pero no le tome importancia, tomo producto de el envase y lo especio en su mano para luego juntarlas y repartirse el bloqueador en las palmas, recosté mi cabeza de nuevo en la tumbona y cerré los ojos para relajarme mejor.

Sentí sus manos en mi espalda acompañado de una corriente relajante por todo mi cuerpo, joder esto se siente la gloria. Dalton recorría con sus manos mi espalda, en la parte superior de ésta hacia masajes circulares con sus pulgares, siguió masajeando hasta que sentí sus nuevas intenciones.

Sus manos bajaron hasta mis glúteos y comenzó a "restregar" el bloqueador, sentí una nalgada sonora que me hizo jadear.

—Oh, querida, no hagas esos ruidos sino quieres que las cosas se pongan intensas —ascendió sus manos hasta mi espalda otra vez para seguir masajeando.

—Cállate —le dije y seguí perdida en el transe de las sensaciones deliciosas en mi espalda —, desde ahora serás mi masajista exclusivo.

Escuche una pequeña risa ronca de su parte y continuó aplicando por los brazos, piernas hasta que me coloque boca arriba y continuó con todo lo demás, con mis pechos se quería pasar de listo pero lo frené y hice yo.

Se recostó en la tumbona que estaba a mi lado y me miraba fijamente, mientras yo tenía los ojos cerrados pensando en la nada, solo escuchado los pocos pájaros que adornaban el patio con su cantar.

No se en que momento llego ese pensamiento a mi cabeza pero ni siquiera Dalton dejo que preguntara ya que me estaba respondiendo.

—Estoy esperándote —dijo provocando que abra los ojos y lo mire fijamente.

—¿Enserio? —le pregunté impacta sentándome y viendo como el repite la misma acción.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.