La Beta Del Alpha

CAPÍTULO 22

5 años después

Elizabeth

Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que pise terreno de hombres lobo, tanto tiempo que no veo a mi familia, el pasar de los días y meses me hizo entender que no podía regresar y que mi nuevo lugar sería este (el mundo humano), aquí he formado mi propio hogar y me gusta, no puedo negar que extraño a mis padres y amaría volver a escuchar lo insoportable que puede llegar a ser Mily, las risas y comentarios inapropiados de la astuta de mi amiga y él... simplemente evitó pensar en él.

Evitó volver a caer en ese sentimiento vago, fue fácil dejar de sentir ese amor ya que no lo he visto siendo trasformada, lo que sentía era un sentimiento superficial igual al de los humanos, el amor de mates es mucho más difícil de apagar así que no creo que le haya ido muy fácil a él.

Puede ser que extrañe a mi familia, pero no pienso regresar, tengo miedo de volver y que estén dispuestos a matarme al primer paso que dé en alguna manada.

Hace cinco años atrás después de unos meses por fin Damon termino su carrera y nos mudamos hacia otro pueblo un poco más lejos del que estábamos, estamos en una zona lejos de los puntos de las manadas. Al llegar a el nuevo hogar Damon consiguió un trabajo bien pagado para poder sustentarnos, Tara, ella no iba a quedarse claro, ella vino con nosotros, plato su nueva tienda de magia y esta vez dejo de molestar a sus clientes como antes por diversión.

Tara vive con nosotros y los tres juntos a pesar de ser algo poco estable nos complementamos, voy de vez en cuando al busque cercano a correr y he podido comunicarme mucho más con mi loba interna, la cual al principio se enfureció conmigo ya que mi primera transformación fue de unos segundos apenas.

«Lois»

•Recuerda nuestro paseo nocturno de la semana —me reclama ya que la semana pasada no tuve tiempo para salir a correr —, no quiero que me hagas lo mismo.

•Relájate Lois, si me transformaré, pero sabes que nuestros días no son nada fáciles.

•Lo se, me tienes casi loca y con ganas de hacerte entrar en coma, tomate un puto respiro que yo también canso mentalmente. Deberías renunciar a ese trabajo tuyo, haces mucho por poco, Tara gana más cuando estafa a la gente y Damon te puede mantener.

•No me gusta ser mantenida y lo sabes Lois, vamos a ir tarde al trabajo como no me dejes de distraer —le digo y me desconecto de ella.

Al bajar las escaleras me acercó a la cocina donde el fiel Tua nos espera con los cinco platos de comida ya preparados, Tua es la mascota de Tara —su fiel cuervo —que tiene la habilidad de transformarse en humano gracias a la magia de Tara, Tua es nuestro cocinero y amo de llaves ya que se encarga de todos los quehaceres de la casa, manteniéndola reluciente.

Iba a saludar a Tua pero dos gritos más unos pasos no muy firmes resonando el piso invaden mis oídos, me giro para luego agacharme y abrir mis brazos.

—¡Mami! —gritan a la par los dos pequeños diablillos exactamente iguales.

Espero su abrazo y cuando llegan hasta a mí me rodean, desde que nacieron he estado muy apegada a ellos tanto que creo que los estoy volviendo unos mínanos y berrinchudos, pero no me importa son mis hijos y los crío como me de la gana.

Se despegan de mis brazos y cada uno me da un beso en la mejilla para luego salir corriendo hacia la mesa y sentarse a desayunar, más atrás viene entrando Damon con Tara ojeando un libro de embrujos viejo.

—¿Dónde están los campeones? —les dice Damon entrando a la cocina y acercándose a la mesa para desayunar.

—¡Aquí! —gritaron mis dos piezas igual y solo nosotros los sabemos diferenciar, los demás tienen que diferenciarlos con un collar con su nombre que les puse.

Cosa que ha sido motivo de travesuras ante sus profesores, pero con un buen de mis regaños han dejado esa treta sucia para engañar sus mayores.

Daston y Magnus.

Mis hermosos hijos de cuatro años recién cumplidos el mes pasado.

—Hoy los llevaré a la escuela, monos —dice Damon alborotando sus cabellos.

—Papá, creí que mamá nos iba a llevar —dice mi pobre bebé triste, Daston.

—Campeón, tu mami tiene que trabajar —, Damon desvía la mirada hacia mi —, aunque tu mami no tiene por qué hacerlo ya yo trabajo por los dos. Tal vez si ustedes la convencen su mami se quedaría a jugar mucho con ustedes.

Maldito manipulador.

—Mami, te queremos con nosotros —dice Magnus y Daston lo sigue haciendo un puchero.

Los dos con cara de perro regañado, cosa que siempre me doblega, siempre me doblegan a sus encantos.

—No sé... —le digo dudosa.

—Mami, te queremos mucho y no estás —dice mi bebé Magnus —, quédate, por fis, no nos portaremos mal, Tua es muy bueno, pero tú eres mi mami y la de Daston.

Joder, saben cómo atinarle a mi corazón, son tan malvados y a veces pienso que tienen toques de manipuladores profesionales.

—Está bien —digo cediendo.

—¡Si! —gritan los dos.

—Bueno, entonces papá y mamá los llevarán juntos a la escuela —dice Damon besando sus frentes.

Son sus hijos, los a mimado mucho no al punto de malcriarlos, pero si les da lo que quieren sin excederse, los lleva a sus partidos, pasean juntos y siempre a estado hay para nosotros, somos una familia unida.

—¿No hay beso para tía Tara? —dice Tara colocando sus manos en su cintura.

Tara se acerca a mis niños y ellos besan sus mejillas para luego sonreír.

Mis hijos con ojos cafés y muy grandes como los de Damon no dejan de sonreír mientras desayunan, yo me siento a la mesa con mis demás comenzando a consumir lo que Tua preparo. Tua se transforma en cuervo y comienza a devorar su alimento.

Se preguntarán ¿por qué uno de mis preciados hijos se llama Daston? Sencillo el nombre no lo elegí yo lo eligió Tara, no me metí en ello ya que ella quiso colocarle un nombre a uno de mis hijos y se lo debía ya que ella me ayudó, ayuda y protege, es una excelente amiga.




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