La Beta Del Alpha

CAPÍTULO 24

Elizabeth

Mi antigua habitación vuelva mierda, si señoras y señores, Dalton volvió mi habitación un asco inhabitable y según lo que me dijo Oli no quiso que nadie se acercara a limpiar, cinco años con los mismos desastres, Oli también me comentó que estaba tan enojado que al día siguiente que reventó todo entró de nuevo a la habitación y quería prenderle fuego, ¡fuego! Está loco.

Al final no tuve más remedio que irme a otra habitación una de invitados, elegí justo la habitación que está al lado de la Dalton y como era de noche de seguro dormía así que no había ningún problema que en plena noche —exactamente las doce de la noche —me encontrara entrado a la habitación de al lado y yo hice el menor ruido posible, de seguro tiene que estar bien abrazadito con su nueva esposa y luna reina.

Pero eso sí, me dispuse a arruinarle su tranquilidad así que con solo mi acto de presencia me estaría convirtiendo en el grano de su culo.

Al despertar esta mañana casi entraba en pánico porque me levante a las siente en vez de las seis —hora que se supone que tenía que estar despierta para que la pócima no perdiera efecto —como era visto me desperté con su aroma. Joder, el aroma más delicioso que mi nariz ha podido deleitar, pero después de tanto deleite me levante de la cama como una loca y busque la pócima la cual bebí mi trago, los efectos de ese aroma fueron perdiéndose y me fui relajando.

Primera vez que mi nariz presencia el olor de mates. Peino mi cabello hacia atrás y suelto un suspiro y luego sonrió feliz como maldita drogada, efecto raro de la pócima, te pone de una manera extraña y feliz al principio, como si fuera una droga pero la diferencia es que esto no te hace adicto.

Me arreglo y preparo con un vestido veraniego largo hasta mis rodillas con escote en V, con tiras en el escote que amarró en mi cuello, me peino un poco y sonrió mirándome en el espejo, no parece que hubiera parido dos niños, ventajas de mujer lobo.

Salgo de la habitación y por suerte no me encuentro nadie en el pasillo así que camino con confianza hasta el patio trasero donde mi nariz se llena del aroma a pan caliente, al mirar la mesa del patio puedo ver que como siempre Dalton está en la punta encabezando la mesa, La loca digo luna está del otro extremo también encabezando la mesa, la tal vientre prestado está al lado derecho de Dalton, Max está al lado de la vientre prestado y Oli está frente a su mate y por suerte un asiento vacío al lado izquierdo de Dalton pero lastimosamente frente la vientre prestado.

—Buenos días —todos me quedan viento y la mayor razón es que el vestido me encaja Perfecto en los senos y mi figura que es inevitable no mirarme, pero el que si me llega a mirar de arriba hacia abajo es Dalton que luego cubre su expresión con una cara de asco.

—Eli, siéntate a mi lado —dice Oli de forma lenta y cansada.

No lo pienso dos veces cuando ya estoy al lado de Dalton, pero mirando a Oli, entiendo mi brazo y rodé sus hombros para darle un abrazo de lado, cosa que la hace sonreír.

La solté y miré a Dalton con una buena sonrisa hipócrita.

—Buenos días, Alpha rey —le digo bajando la cabeza en una mini reverencia con todas las intenciones del mundo de hacerlas con burla.

—Lárgate de aquí, tú presencia me asquea —dice y me llevo una mano al pecho lo cual lo hace observar mi busto, me hago la ofendida y niego con la cabeza.

—Esa no es forma de tratar a tu beta reina —le digo y el aprieta la mandíbula para luego tomar el cuchillo y apretarlo con la mano. Parece psicópata siento que la vena de su cuello va a reventar.

—Tu padre es mi beta, no tú, así que lárgate antes de que te parta el cuello —dice y lo miro fijamente sin doblegar mi mirada retadora.

—¿Sí? Ven, ven a partirme el cuello, ven hazlo te reto —lo provoco y sus ojos se tornan rojos y se levanta de la mesa enterrando el cuchillo en esta misma.

—¡Lárgate! —me grita y ni me inmuto en levantarme de mi asiento.

—Dalton —lo llama su hermana y este voltea —, déjala, ya hablamos de esto.

Dalton se vuelve a sentar y yo sonrió mirándolo con burla, el niñito si que es obediente, lo veo mirarme fijamente como intentado meterse en mi mente, pero falla, falla y yo noto su frustración, cosa que me hace regocijarme en su enfado.

—Dal, amor, relájate o te caerá mal el desayuno —le dice Lucero y este solo le dedica una mirada para luego desenterrar el cuchillo de la mesa.

La comida llega y comenzamos a desayunar en silencio, nadie dice nada, nadie comenta nada, solo estamos devorando la comida en silencio, al parecer todos callan al momento de desayunar como si fuera una regla impartida por Dalton ya que no hay comentarios ofensivos de parte de sus dos mujeres hacia mí solo hay malas miradas donde desatan el odio.

Dalton termina de desayunar, pero antes de irse se acerca a Bonnie y le da un beso en su vientre abultado, me pica la piel al ver lo que hace, pero no digo nada ya que él no es nada mío, bueno si lo es, pero con la pócima es como si no lo fuera. Bonnie sonríe ante el acto de Dalton y al parecer es un mierda con todos menos con lo que lleva la presta vientres adentro de su cuerpo.

Me remuevo en mi asiento al saber que, si es su hijo ya que desde aquí desprende el aroma de Dalton, los hombres lobo tienen la capacidad de percibir las combinaciones de olores y lo que lleva ella es una mezcla de Dalton y ella.

A ella no le da ninguna muestra de cariño, solo lo hace con el vientre de esta mujer, al pasar al lado de Lucero solo le pasa por el lado ignorando cómo ella lo llama.

Max me mira apenado al igual que Oli que a pesar de verse acabada intenta hacer las cosas como si nada. Bonnie se levanta con postura victoriosa acariciando su panza al saber que fue la única que obtuvo una muestra de cariño de Dalton —que ni siquiera era para ella, sino que iba para su bebé —Lucero en todo momento la miraba con odio, ¿esta tipa no se cansa de andar mirando feo a la gente? Que se beba una agüita con azúcar que lo necesita.




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