Tara y Tina ya están separadas y les están dando un líquido a beber a mis hijos, líquido que en menos de nada los pone gruñir de asco.
—Sabe feo —dice Magnus —, sabe cómo a caca.
—Es porque lo es —le dice Tara y mi hijo descuadra la mirada.
—¡Mamá! —gritan los dos y Tara se ríe.
—Son hiervas llorones —les dice Tara riendo —, no es caca y veo que ya están mejor, parece que ni siquiera hubieran estado mal, son tan lindo —Tara los pellizca de los cachetes —, Tía Tara los quiere.
—¡Tía no! —le dice Daston removiéndose al igual que Magnus.
—¿Cómo dijiste? —le digo a Dalton.
—Mis hijos, me entere de una manera no muy linda, pero me entere, ahora, dime ¿por qué ese color de ojos? ¿Por qué tienen cuatro y no cinco?
—Por qué no son tus hijos —le digo y él se ríe sarcástico.
—Vamos Elizabeth ya sé que lo son, lo vi en sus ojos, tuvieron un ataque de pánico y vi que uno de ellos tenía los ojos carmesíes, color que solo puede tener un Alpha Rey, no me engañes.
Me muerdo el labio que ya no está lastimado ya que obviamente se sano.
—Bien —le digo para después mirar a Tara —, Tara quítales lo que ya tú sabes.
—¿Segura? —asiento con la cabeza.
—Ya lo sabe —le digo y ella asiente.
Acerca sus manos hacia las cadenas de mis hijos y comienza a extraer su magia, los ojos de mis hijos cambian y se transforman a un azul hermoso, color que ni ellos mismos conocen, desde siempre han llevado esos collares con ellos, su aroma también cambia, deja de ser el de Damon y se transforma en una combinación de Dalton y mía.
Dalton los mira con sorpresa y los parecidos comienzan a ser notorios, aunque ya se parecían a Dalton solo que los ojos marrones creaban algo de confusión.
—¿Cuántos años tienen niños? —les pregunto yo y ellos dudan, pero luego lo sueltan.
—Cinco, mami —dicen al mismo tiempo, miro a Dalton y aclaró mi garganta.
—Los acostumbre a que dijeran un año menos cada vez que cumplían, pero siempre les mantuve presenté su verdadera edad —vuelvo a aclararme la garganta mirando hacia otro lado de la habitación —, te diría lo siento, pero estaría mintiendo ya que su tiempo tenía razones para esconder todo, ahora no.
Dalton no deja de ver a mis hijos con una fascinación, está quieto, está pensando y eso me asusta, creo que si va a terminar cumpliendo lo de la orca o guillotina.
Como veo que no dice ni una sola palabra decido hablarles a mis hijos.
—Niños, ustedes siempre me preguntaron quién era su papá de a deveras —Magnus bosteza contagiándome ese gesto a Daston, pero asienten suave con la cabeza —, él es su papi de a deveras —señaló a Dalton.
Ellos miran a Dalton y luego se miran entre ellos para después fruncir el entrecejo.
—Mami ¿por qué Magnus tiene esos ojos? —pregunta Daston y yo le sonrió.
—Tú tienes los ojos diferentes —le ataca Magnus —, los tienes azules.
—No, tú los tienes Azules —le dice Daston.
—¡Mami! Las mentiras son malas y él miente —se queja Magnus
—Claro que no, los dos los tienen azules —le dice Tara.
—¿Y es señor gruñón es mi papá? —me pregunta Daston y yo asiento —, Bueno, no es tan feo.
Yo intento aguantar la risa, pero Atenas junto a las chicas lo hacen, se ríen, haciendo que me dé risa a mí también.
De repente entra Olivia cargando a Ami, mira a mis hijos y mira todo confundida, los analiza para después mirar a Dalton.
—¡Oh! —dice sin creérmelo —, quiero el chisme completo.
Dalton sale de su shock y se acerca a los niños que lo miran con atención, él se sienta en la cama y los observa por un largo rato.
—Mami, creo que se trabo —dice Daston y yo suelto una risita —, si, así como lo consola de juegos cuando no quiere servir.
—Entonces es nuestro papá —dice Magnus ganándose la mirada de Dalton —, entonces Hola señor papá, fue muy triste que dejara a mamá sola, ella lloraba de vez en cuando.
Abro los ojos y siento como si mirada recae sobre mi espalda.
—No, no digas eso, no es verdad —le digo y mi pequeño niega con la cabeza.
—Tú dices que mentir es malo y lo estás haciendo, mami —dice Magnus.
—Hazles casó Elizabeth —me dice Dalton y yo desvío mi mirada para verlo —, mentir es malo.
—Cuéntenme más sobre su mami, niños —dice Dalton sonriéndoles.
—Bueno, es muy cool pero no nos deja comer helado de noche —se queja Daston.
—Es que está mal —le digo y él niega con la cabeza.
—No porque es delicioso —dice Daston.
—Que sea delicioso no significa que no caería mal en la noche.
—Pero la noche es lo mismo que el día —se queja.
En el momento que iba a responderle entra una persona más a la habitación en silla de ruedas.
—Fue muy difícil que me subieran hasta aquí —dice Damon entrando a la habitación.
—¡Papá! —gritan los niños cuando lo ven haciendo que Dalton ponga mala cara.
—Él no es su papá —dice Dalton enojado —, su papá soy yo.
—Pero es nuestro papá y tú eres nuestro papá de a deveras —dice Daston de manera inocente.
—Oh, por lo visto ya sabe la verdad —dice Damon que es rodado por una enfermera —, bueno, creo que es momento de dejar de fingir que soy tu novio.
—¿Que? —dice Dalton y siento la vergüenza enrojecer mis mejillas.
—Elizabeth y yo entablamos una amistad muy buena —dice Damon —, yo fui la figura paternal que hacía falta, pero nunca nos tocamos, pero si nos dábamos besos de vez en cuando —dice Damon alzando las cejas de arriba a abajo en forma de burla y trágueme tierra. Veo como la enfermera que tiene al lado se pone incómoda y me da risa su cara de vergüenza —, Tara tápales los oídos a los niños, esto es para grandes.
Tara hace un movimiento con sus manos y mis hijos comienzan a protestar por no poder escuchar nada.
—Te falto alguien —dice Damon y Tara le tapa los oídos a Ami con magia, su carita de confundí es épica ya que no puede escuchar nada —, ahora sí, te puedo jurar que ningún hombre la ha tocado.