La Biblioteca de los sueños

Fadric

Las hojas de los árboles se mecían con cada pasar del viento, y la brisa matinal, llenaba cual refrescante viento de invierno mientras los pequeños pájaros cantores emitían sus tintineos y canciones, mientras tanto los zorros corrian en caceria de las ratas de campo, quienes daban grandes brincos para esconderse en sus madrigueras, mientras tanto, la gente del poblado capesino de Karión, perteneciente al reino independiente de Legard, situado en las Grandes Planicies en el este del mundo de Castifalia, se alzan una serie de cabañas de madera, construídas con tejas de manera triangular y con bellos jardines decorados con una inmensa variedad de plantas y rocas de colores como desde hace siglos, y las callejuelas con gente que caminaba entre los caminos de adoquines y los azulejos de la ciudad, mientras los comerciantes en las calles vendían desde pequeñas crías de caballo para los viajeros hasta un enorme emporio dedicando a la venta de artículos para la fabricacion de pociones de curacion y para hacer recetas de magia. La gente trabajaba, desde artesanos, ingenieros que cosntruian los edificios mas complejos ,había tambien desde damas, caballeros y alejados en la zona boscosa se decía, aún habitaban magos, mujeres druidas y aprendices.

La gente caminaba entre las calles, mientras a lo lejos a unos kilómetros de ahí, las campesinas y granjeros de Yaks y ovejas se dedicaban a trasquilar a estos animales y a recojer la suciedad de estos, otros se dedicaban a sembrar trigo y los Fityr, una especie de Hongo del tamaño de un arbol arciano, con una copa en forma de cúpula que era sumamente valioso puesto que esta especie era usada para hacer pociones mágicas asi como fuente de alimento, eran fosforescentes cuando llegaba la noche, atrayendo segun la leyenda, a los seres elementales del bosque ya que era un espectáculo sumamente hermoso, 

Frisia, una campesina de trece años, entra a la alcoba de su hermano Fadric, despertándolo con una cubetada de agua helada, eran la hora del amanecer, 

-Despierta, es hora de trasquilar a los yaks.

-Dejame dormir un poco más, mocosa fastidiosa

-Papá dice que si no vas ahora mismo te va a prohibir ir a la ciudad

Con gran pesadez, se levantó y se vistió, usando un pantalón de tela de algodón y una camisa de lana de yak marron, fue a donde estana los animales en el establo, y los alimentó con un poco de pastizales y cebada, luego les cortó la lana extra como todos los fines de mes, 

En su mente, cuando era niño siempre soñó con ser un gran caballero o mago aprendiz, viajando por todas las ciudades y rincones de Castifalia, desde la ciudad mítica de Carianis, hasta la ciudad de Nueva Domikarian, donde se presumñia que existía el mejor astillero donde se fabricaban barcos y navegaban embarcaciones desde los confines del mundo.

Se imaginaba a el, viajando en esos barcos, conociendo otros confines, donde no hubiese viajado nadie jamás, mientras trasquilaba la lana de los yaks, y veía el cielo azul, más tarde cuando terminó de hacer su labor del día, fue a cenar con su familia un poco de carne asada de Yak, y un poco de Fityr ahumado con hierbas de pastizal al lado, su madre Friva había cocinado todo en una hermosa cocina de madera, mientras la familia comía. Su padre, llamado Eudton, comió con gran impetu a pesar de que estaba sumamente cansado por haberse pasado el día en el campo domando nuevos caballos y corceles, su trabajo era de preparar a los corceles para poder vendérselos a los caballeros del Reino de Legard, o a algun campesino interesado en poder moverse a grandes distancias, sin embargo había un caballo en especial que nunca había querido comerciar ni intercambiar a pesar de las grandes sumas de Yerlens que le habían ofrecido.

Era un hermoso y elegante corcel blanco, que corria como rayo y que había llamado Felevard, como el caballo del mítico Dios de la batalla, y a lomos de este caballo siempre le gustaba surcar los campos verdes, era un caballo leal y jamás se había portado rebelde después de haberlo domado, tarea que fué, según le había contado su padre, sumamente difícil, le costó tres costillas fracturadas despues de una caída y un brazo roto.

Mientras tanto Fadric, estaba pensando en la tarea que su padre le habia encomendado, era llevar un bulto lleno de lana de oveja y otro de lana de Yak para poder ganar algunas cuantas monedas en el mercado de Karión, estaba muy emocionado puesto que era la primera vez que su padre le pedía que fuera a la ciudad el solo, tenía ya quince años y era hora de que pudiese hacer el trabajo pesado.

Al día siguiente se despidió de su familia montado a lomos de Kat, un caballo del corral, mientras amarraba con cuidado los bultos de lana, mientras el caballo proseguía con el camino, durante horas se imagino cargando contra una columna de caballeros, o galopando libremente por los confines del Bosque de los Gigantes, nombrado así porque de acuerdo a las leyendas era tierra donde muchos siglos atrás vivian criaturas míticas entre ellas los gigantes de piedra.

Llegó Al puerto de Karión , y comezó a buscar donde poder vender su lana, una anciana se le acercó y le preguntó con voz decrépita.

-Joven , ¿cuánto cuesta un montón de lana de yak?

-Cuesta cincuenta Yarlens. - Contestó Fadric

-Me temo que solo tengo veinte

-Lo siento señora no puedo darselos por veinte

-¿Y si te lo cambio por este viejo libro?- dijo mientras sacaba un libro de pergamino viejo y lleno de polvo de una bolsa de cuero, - habla acerca de como contactar con los viejos espíritus de la magia y cosas como poder desaparecer y aparecer a voluntad

-Esas son solo fantasías, me temo que no puedo- Lo dijo aunque en el fondo estaba sumamente intrigado por el contenido del libro

-Esta bien, entonces me llevare este libro a otra parte, mucho gusto jovencito- Dijo mientras se daba la vuelta

-Espere!, le parece si le doy tres cuartos de lana de yak?



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En el texto hay: magia fantasia

Editado: 31.08.2021

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