La Biblioteca Del Horror

EL AGRESOR

Parte 1  EL AGRESOR 


 

LOS PERSONAJES QUE APARECEN EN ESTE RELATO, SON NIÑOS DE ENTRE 10 Y 14 AÑOS; ALESSANDRO, SU MAMÁ GLORIA, SU HERMANO ELAR, DOS AMIGOS LLAMADOS OSNAN Y CAMELIO TAMBIEN DE 14 AÑOS AMBOS. 


 

ESTA HISTORIA ES VERDADERA Y ESPERO LES GUSTE.


 

para ponerlos en contexto, los amigos viven en un pueblito de Veracruz, donde escuchaban historias tenebrosas, que las relataban junto a una fogata, cuando llegaba del trabajo la mamá de Aless y Elar, llevaban a sus amigos a sus casas.


 

Una vez dentro del vehículo, mi madre manejo hasta la casa de Osnan, nos despedimos y bajó pues ya su padre lo esperaba en la puerta, le agradeció a mi madre y nos fuimos de allí.


 

El siguiente fue Camelio, mi madre siempre se estacionaba frente a su casa, pero esta vez, por el cansancio, ya no quiso dar la vuelta y solo se coloco frente a su hogar, pero del otro lado de la acera.


 

- ¡Aquí te espero Ales!, acompáñalo y espera a que habrá su mama- me dijo mientras salíamos del automóvil.


 

- ¡Si, mamá! - le respondí mientras me estiraba y bostezaba de cansancio, pues ya eran más de media noche.


 

- ¡Hasta luego señora Gloria! - se despidió Camelio, mientras atravesábamos la calle hasta llegar a su casa.


 

Algo andaba mal, no es que sea un cobarde, pero daba algo de miedo, la calle estaba en total obscuridad, el alumbrado publico estaba dañado o algo así, no era lo habitual pero muchas veces pasaba ya que el municipio no le daba mantenimiento a las lámparas y llegaban a fundirse, la casa de Camelio estaba en obscuridad, pero sabíamos que su madre estaba dentro por que ella no sale a ningún lado, ya que tiene muchos pedidos de costura los fines de semana y trabaja hasta tarde.


 

- ¡Mamà, ya llegué! - grito camelio mientras golpeaba la puerta débilmente con sus nudillos.


 

Yo estaba parado junto a él abrazándome, tratando de darme calor, ya que la neblina empezaba hacerse presente, del otro lado de la acera estaba mi madre, esperando, pude observar que platicaba con mi hermano, él estaba sentado en el asiento trasero, solo se alcanzaba a ver la luz del retrovisor encendida y ella lo veía desde allí.


 

-creo que esta dormida, toca más fue…- Fui interrumpido por un grito desgarrador que se escucho en toda la calle.


 

-aaaaaaaaaaa!!!  (grito)


 

- ¡mamá, ábreme! - grito Camelio, golpeando con todas sus fuerzas la puerta, pero esta vez con toda la palma de su mano.


 

- ¿Que fue eso? - dije en voz alta, mientras los bellos de todo el cuerpo se me erizaron y se me fue la respiración como cuando te das un golpe en la espalda y cuesta trabajo inhalar.


 

- ¡Ayúdenme, por favor! - el grito se transformó en una petición de auxilio.


 

Miré a mi madre, que estaba girando su cabeza, buscando por todos lados, ¿de dónde había salido ese grito?, y sin pensarlo encendió el auto y comenzó a cruzar la calle para llegar a donde yo estaba, no pensé en mi seguridad, solo en ¿quién diablos había gritado así? Fue mas la curiosidad que mi miedo y avance hasta la esquina mas próxima de la obscura cuadra.


 

Al dar la vuelta en la esquina, vi como un hombre estaba encima de una mujer, la estaba atacando, gire la cabeza y encontré una vara gruesa que sobresalía entre los arbustos de un pequeño jardín, la tome y me acerque retadoramente al ser, que tenia presa a esa mujer y que le propinaba una serie de golpes por varias partes de su cuerpo.


 

- ¡Déjela, desgraciado! - le grite sacudiendo mi vara para tratar de espantarlo y evitar que fuera el siguiente objetivo de ese lunático.


 

El tipo me volteo a ver y me sonrió, sus ojos eran grandes y totalmente negros, no parpadeaba, la cara tenia una expresión diabólica, se le podía ver una dentadura incompleta y podrida, se podía sentir el aire de su jadeo pero sin borrar esa risa maldita, no pude hacer más, me quede pasmado, imposibilitado a cualquier movimiento, las luces del auto de mi mama fueron mi salvación por que, al alumbrarlo hecho a correr en dirección desconocida, solo note la forma en que lo hacia, corría sin dejarme de ver, hasta perderse en la obscuridad de las calles, como esperando a que lo persiguiera, pero ni loco iría tras el, solo me quede viendo a la chica que sangraba terriblemente.


 

- ¡Ayúdame, estoy embarazada! – me dijo la chica, que alzaba su brazo tratándome de alcanzar y tomarme de la mano.


 

- ¿Estas bien? - me pregunto mi madre bajándose de su automóvil.



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En el texto hay: ovnis, miedo terror, relatos verdaderos

Editado: 01.08.2020

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