Lagrimas en papel - 8/12/24

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Entre mis sombras y el silencio:

No comprendo a aquellos que admiran y desean la soledad. ¿Acaso son conscientes del tormento que representa tener sus penas en resguardo? Parece que su deseo no comprende el abandono ni el terror.

Es algo tan constante que su persecución me obliga a mirar atrás, a un pasado que mancha mis recuerdos, volviendo a mi mente un sitio repugnante que no me parece seguro, siendo el oráculo de mi futuro desolador.

Esa sensación y esa distancia se transformaron en mi sombra, jalándome con sus perversas cadenas hasta el profundo fondo del abandono, portando la carencia de los besos pertenecientes a un amor que nunca existió como su arma, su poderosa guadaña, similar a la de la muerte, para encarcelar a mi alma en su oscuridad.

¿Escapar? Es imposible. ¿Cómo huyes de algo que reside en ti? ¿Cómo puedes apartarte de tu único acompañante? ¿Acaso puedes evadir las visitas de lo omnipresente?

Ella es un agente invisible, pero, a la par, siento su gran peso en mi pecho, marcando un territorio inexplorado por el cariño y sin unas manos que rocen un amor inexistente.

El cortejo de la carencia no me parece para nada atrayente, ya que es lo que me mantiene en pie en el fondo de la melancolía. Gracias a ella pertenezco a algo; no me gusta, pero al menos es gratificante saber que le pertenezco a su oscuro corazón.

Estoy encarcelado, justamente, en el desamparo de mis recuerdos de un amor que jamás se dio.