La boda de mi mejor amiga

Capítulo 3

Me despierto alarmada cuando Penny y Rose llaman a mi puerta. Aún tengo la carta entre mis dedos. Al recordar su contenido me llevo la mano al corazón, y ahogo un cálido suspiro. La guardo junto con las demás, no quiero que nadie las vea, son solo mías.


 

—Jess, ya es hora de irnos. —Siguen golpeando a la puerta. Recuerdo la cena en casa de April, y me apresuro para abrir.


 

—Me he quedado dormida, adelántese. Yo iré en unos minutos. —Ellas asienten, mientras que yo corro hasta el cuarto de baño para tomar una ducha rápida.


 

Aún estoy cansada, probablemente sólo haya dormido unas dos o tres horas, no estoy segura. Escojo un vestido de corte evasé de color verde que resalta mis ojos, y corro a por mis tacones. Trato de maquillarme lo mejor posible, no es una opción salir de casa sin hacerlo, ya se ha hecho una costumbre en mi vida.


 

Acomodo mi cabello hacia un lado, dejando que mis rizos rubios caigan sobre mis hombros. Estoy lista, pero no quiero salir de casa. —Hazlo por April. —vuelvo a recordarme, y rezo para que Arthur no esté en la cena.


 

Camino con cuidado por el suelo adoquinado, lo último que quiero es torcerme un tobillo el primer día en el pueblo. Llego a la casa de April sin darme cuenta de que estoy temblando. Lo más impresionante es que estamos en pleno mayo, y no hace ni una gota de frío. Suspiro varias veces antes de tocar el timbre, y aliso mi vestido cuando mi amiga me recibe en su puerta.


 

—¡Estás guapísima!


 

—Gracias, tú también. —Entro en la acogedora estancia, no es muy diferente de mi casa. Tienen la misma arquitectura victoriana, aunque en algunos casos tosca, que caracteriza a las casas de Glash Village.


 

—Todos están en el salón, ya conoces el camino. —No era la primera vez que visitaba la casa de los Wheeler's, pero igual no podía dejar de sentirme nerviosa.


 

—¡Oh, cariño! Hace tanto que no te veía. Madre mía, si estás preciosa. —Martha Wheeler se lanza a abrazarme, y no puedo evitar que todos mis músculos se tensen. La mamá de April siempre fue muy cariñosa con todos, pero no recordaba sus calurosos abrazos.


 

—Gracias, Martha. Los años no pasan por usted, está muy guapa. —Lo decía en serio, creo que es contemporánea con mi madre, y a diferencia de esta, la señora Wheeler no tiene más que unas pocas arrugas en su rostro.


 

—Siempre tan amable. ¡Rob, mira quién está aquí! —grita emocionada llamando a su marido.


 

—Pero si es la pequeña de los Roth's. —llego a pensar de que no saben mi nombre. —Como has crecido, ¿tus padres como están?


 

—Bien, trabajando mucho. —me adentro en el salón, y veo a los demás mirándome con curiosidad.

Las chicas están recostadas al sofá, mientras que otro chico que antes no había visto me sonríe amable, ese debe de ser Peter sin dudas. Intento despegar la mirada cuando encuentro los ojos de Arthur estudiándome con detenimiento, supongo que le sorprende que ya no lleve vestidos anchos, y zapatos de charol.


 

—Jess, te presento a Peter, mi prometido. —me agarra April por el brazo, y me acerca a ellos con una energía desenfrenada.


 

—Es un placer, April me ha hablado mucho de ti.


 

—Y a mí de ti, me alegra que dejara en tus manos los preparativos de la boda. Vi algunos de tus trabajos en la página web de Diviny, y son espectaculares.


 

—Que bien que te gusten. —respondo nerviosa, y no sé por qué tengo la sensación de que Arthur aún me está mirando, pero me niego a verificarlo, prefiero que me quede la duda. —¿Ya tienen decidida la fecha en la que se casarán?


 

—Tiene que ser dentro de seis meses. —anuncia April desbordante de alegría.


 

—¿Cómo? —esto tiene que ser una broma. —¿Sabes lo que se tarda en preparar una boda? Seis meses es muy poco tiempo.


 

—Pero tú puedes hacerlo, Jess, sabes organizarte bien.


 

—No es eso, April. Los pedidos de comida; locales, vestidos, invitaciones, adornos y flores se hacen con meses de antelación, y no sé si recuerdas, pero no tengo contactos en Inglaterra. Tengo que abrirme paso poco a poco para encontrar proveedores.


 

—Oh, Jess, no me digas eso. Me hace ilusión que sea en Noviembre. —Me ruega April.


 

—Es poco tiempo, pero haré lo que pueda. —No puedo decirle que no, y menos en algo tan importante como lo es ese día especial para todas las chicas.


 

—¿Cuánto tiempo pensabas quedarte para preparar la boda? ¿Dos años? —pregunta Arthur arqueando una ceja.


 

—¿Tú eres el experto en fiestas o yo? Las bodas se planean con 12 meses de anticipación. —Aún no entiendo por qué le molesta tanto mi presencia, ni que hubiera cometido un crimen. Siempre ha estado a la defensiva conmigo.


 

—Bueno, cambiando de tema. —interrumpe Martha al notar la tensión que se transpira en el salón entre su hijo y yo. —Jess, cuéntanos de Joan. —mi hermano siempre fue de la curiosidad de todos, no comprendo aún porque al mundo le resulta fascinante su presencia. Es guapo, inteligente, y de buen corazón. Tiene algo especial, en eso estamos todos de acuerdo. Pero sobretodo posee un talento innato para agradar a las personas.


 

—Tiene una bebé hermosa, se llama Alessia. —sonrío al recordar a la nena regordeta con ojos esmeraldas, es la alegría de la familia. Saco mi teléfono móvil para presumir de la belleza de mi sobrina como tía orgullosa que soy.


 

—Se parece mucho a ti. —comenta Penny.


 

—Todos dicen eso, pero ella es más linda.


 

—Eso es verdad. —enfatiza Arthur con una sonrisa, y yo lo fulmino con la mirada.


 

—Venga, mejor cenamos ya. —propone el señor Wheeler.


 




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