Escucha muy atento
Lo que te voy a contar.
Te contaré un cuento,
Un cuento sin igual.
Es una bella historia
De un amor muy fuerte
Que alcanza la victoria
Mas allá de la muerte.
Un amor tan profundo,
Un amor puro y sincero
Que nació en el fin del mundo
Con un simple "Te quiero".
Antes de comenzar,
Hay algo que quisiera explicar.
En el Reino de la Alegría
Los reyes mantener debían
El linaje de los brisianos.
Estos eran los soberanos,
Por causa del don que poseían:
Los brisianos podían,
Según el sentir de sus corazones,
Controlar las estaciones
Cuando el Cetro de Om sostenían.
Si El Cetro de Om se sostenía
Con un corazón lleno de alegría,
Entonces la primavera llegaba.
Pero si un brisiano se enojaba,
Cuando el Cetro portaba
Una tormenta feroz se desataba.
Y si de tristeza lloraba,
Una suave lluvia al reino bañaba.
Con amor podía establecer la estación que quisiera.
Si con amor puro el Cetro se sostenía,
Podía traer otoño, invierno, verano o primavera.
El amor todo lo podía.
El Cetro De Om funcionaba
Solo si un brisiano le portaba.
Algo curioso también sucedía:
A un brisiano solo un hijo o una hija le nacía.
Este niño o niña no enfermaba ni moría
Hasta llegar a la vejez y su tiempo de de morir se cumplía.
El rey de La Alegría,
Sangre brisiana poseía.
Pero algo triste sucedía:
Su reina no concebía.
Había luto y tormento...
Tras mucho sufrimiento,
La reina de la Alegría
Consultó a una hechicera,
Quien le dijo que una heredera
Muy pronto concebiría.
Pero algo debía recordar:
Un día ella le tendría que pagar.
Mientras eso sucedía
El recuerdo de aquel trato,
La reina debía olvidar.
Tentada por la propuesta,
Pero a la vez algo dudosa,
Le dijo por respuesta:
-¿Por qué pides tal cosa?
-Solo pido un recuerdo,
Pero si no estas de acuerdo...
Entonces te puedes marchar.
-¿Cómo te podré pagar
Si mi deuda no podré recordar?
-Cuando llegue el momento,
Tu lo recordarás.
-¿Qué pedirás, hechicera,
Cuando logre recordar?
-A la boda de tu hija,
Tu me tendrás que invitar.
Y como sencillo esto era,
La reina aceptó el trato de la hechicera.
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