La Bruja de Dartmoor

Capítulo 7

A mis oídos nuevamente entraba el relinchar del caballo oscuro llegando consigo la imagen de tan majestuoso anima cual pose de furia mantenía golpeando con una de sus pesuñas el suelo inexistente de mi sueño. El susurrar de mi nombre al perderse en la profundidad de sus ojos se hicieron despertar de golpe notando ligeramente los rayos de sol que ingresaban por las pequeñas imperfecciones del techo.

 

La puerta de la mazmorra se abrió dando paso al anciano junto al señor Hopkins quien en su espalda mantenía sus manos, detrás de este ingresaron los dos hombres del día anterior quienes sin dudar a mi dirección caminaron tomándome con rudeza de los brazos manteniéndome de rodillas al suelo frente al anciano. Observe atentamente a sus movimientos notando como de su bolsillo sacaba una pequeña caja de madera de la cual extraño lo que parecía ser un alfiler de gran tamaño.

 

- Señor Hopkins-hablo el viejo a lo que mis ojos se posaron al callado quien caminó hacia mí rodeando mi cuerpo deteniendo su caminar a mis espaldas, sin comprender bien lo que haría sentí su mano tomar el cuello de la parte superior de mi vestido a la vez que el frio del metal rozaba mi piel, acto seguido un fuerte jalón acompañado del sonido de la tela al cortarse me hizo saber de mala forma lo que haría.

 

Un álgido recorrió mi espalda totalmente desnuda ante los ojos y un ligero tacto de los helados dedos del pelinegro quien en profundo silencio quedo para romperlo con una simple frase.

 

- No tiene la marca-dijo a lo que los ojos del señor Esther sorprendió puesto de la misma forma me rodeó confirmando las palabras del joven.

- Debe de tenerla en algún lado-dijo con enojo-Desnúdenla-gritó.

- ¿Qué? -dije sintiendo una ligera ansiedad invadir mi cuerpo.

 

Empujé a uno de los hombres que me aprisionaba, mi rostro ardía con furia y vergüenza, el otro sujeto me tiró al suelo haciendo que mi rostro recibiera de golpe la fría piedra soltando un quejido de dolor viendo a la perfección como los dos desconocidos despojaban todas las prendas de mi cuerpo deleitando a sus ojos cada centímetro de mi piel.

 

- Está limpia-dijo el señor Hopkins cruzándose de brazos.

- ¿Qué acto de magia debió de haber usado? -preguntó el anciano.

- La marca del diablo no se oculta-respondió su acompañante con su mirada fija en los ojos del viejo quien un fuerte bufido soltó saliendo de aquel lugar, seguido de los dos desconocidos donde lentamente me senté al suelo tapando con mis manos mi desnudez.

 

El frío de mi cuerpo fue despojado al notar como era cubierto por el grueso abrigo que traía encima el hombre callado cuyo tacto nuevamente erizó mi piel provocando el fruncir de mi ceño al enojo que se prendía en mi interior.

 

- Estamos a mano-habló.

- ¿A mano? -burlé, me acomodé su abrigo tapando mi cuerpo a la perfección mientras este tomaba unos de mis brazos ayudándome a incorporar.

- Mi deuda contigo ha sido pagada.

- Sé que significa estar a mano.

- Bien, ¿vamos? - su mano derecha se escondió en su espalda mientras la otra señalaba la salida de la mazmorra.

 

Le observé dudosa a lo que simplemente opté por seguir su señal de su cabeza quien señalaba hacia el exterior. Donde salimos de aquel oscuro y húmedo lugar hacia el fresco paisaje verde y frondoso donde aguardaba un caballo de pelaje marrón con sus riendas puestas alimentándose del pasto que crecía en el lugar.

 

- ¿Te gusta? -dijo el hombre observando el animal cuyos ojos nuevamente se posaron en los míos notando la línea recta de mis labios y mis cejas ligeramente juntas- Te llevo.

 

Sus pasos avanzaron hacia el animal quien acarició su grueso cuello, dudosa permití que mis pies avanzaran hacia su dirección, su mano señaló el lomo del animal donde mis manos pose tomando las riendas de apoyo viendo como sus manos tomaban mi cadera ayudándome a montarme sobre su compañero sentándome de lado, el abrigo no era tan largo y no tapaba suficientemente mi desnudez lo que me hacía sentir más incómoda. El señor Hopkins subió de misma manera el lomo de su caballo tomando las riendas alrededor de mi cuerpo poniéndose en marcha en dirección de la casa de los Brenz.

 

- ¿Me contarás? -hablé en el camino.

- ¿Qué quieres saber?

- ¿Cómo le hiciste para sacarme de allí y convencer a ese anciano?

- Soy el señor Hopkins señorita Brenz, ese anciano como le ha dicho usted, me tiene claro respeto por mi rango.

- Ya-dije en burla-Y lo que hiciste fue…

- Claramente luego de dejarle en aquel sucio lugar acompañé al señor Esther a su casa donde le recibió su esposa gustosa informándole de la presencia del señor August en su oficina privada, fui con este a su encuentro con aquel hombre desvergonzado quien mantenía una sonrisa en su rostro al haberle llegado a sus oídos la noticias de su captura, total desgraciado y sin falta de honor pidió al señor Esther vuestra ejecución de forma inmediata sin siquiera usar las medidas adecuadas o los métodos por los que debe de pasar una mujer que ha sido juzgada por manejo de brujería.



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En el texto hay: bruja, viajeseneltiempo, cazador de brujas

Editado: 10.05.2024

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