La Bruja de Witchwood

Capítulo 12 - Ciudad Naycron

En el cielo, los Sin Rostro no dejaban de moverse de un lado a otro. Sus quejidos ya estaban acabando con la paciencia de Derek, que los miraba con desprecio. Junto a su Maestro y a su amigo, llevaban horas caminando y escondiéndose entre los árboles, las rocas grandes o cualquier cosa que sirviera para desaparecer. De vez en cuando una criatura se acercaba peligrosamente, así que tenían que improvisar.

—¿Estamos cerca de la casa de tus suegros? —preguntó Derek.

—Ya estamos cerca de Naycron —respondió James—. Solo tenemos que subir esa montaña y ya veremos la ciudad.

Escalaron la cuesta ayudándose con las manos. Al llegar a la cima, solo lograron ver pura destrucción. La ciudad estaba en llamas y no se divisaba a ninguna persona, ni siquiera a espectros volando por el nublado cielo; había completa soledad. James, al observar aquella escena, bajó corriendo del terreno y se dirigió a Naycron a gran velocidad, tanto como sus pies se lo permitieran. Cruzó algunas calles e ingresó a una casa en ruinas.

—¡Hanna! —gritó, esperando respuesta.

Como no recibió réplica, buscó en el primer piso y acto seguido, subió las escaleras para revisar la segunda planta, pero no logró encontrar a nadie.

—¿James? ¿Dónde estás? —preguntó Derek, que quedó en el umbral de la puerta principal.

Al no haber nada en el segundo piso y escuchar que su amigo lo llamaba, decidió bajar por las escaleras y dirigirse a su encuentro.

—No está en la casa, Derek —dijo mientras una lágrima bajaba por su mejilla—. No sé si están bien, no sé dónde buscarlas, no sé qué hacer.

—¿No dejaron rastros? —preguntó Kyro.

—Nada de nada, es como si todo se hubiera esfumado sin más.

—Revisé los alrededores y encontré mucha ropa rasgada —Kyro les contó lo que vio—. Si aquí no hallaste algo como eso, puede significar que tu familia está bien.

—Espero tengas razón.

—¿Ahora qué haremos? —preguntó Derek.

—Deberíamos ir al sitio del que les hablé —propuso Kyro—. Puede que ellas se refugiaran ahí —dijo mientras miraba a James.

—Correcto, tal vez huyeron y ahora permanecen en ese lugar. Tenemos que ir a comprobarlo.

—Entonces está decidido —afirmó Kyro—. Nos pondremos en marcha ahora mismo.

Abandonaron la construcción e iniciaron el viaje, esta vez hacia el sitio que Kyro propuso.

Avanzaron por los callejones de Naycron, todo completamente deshabitado ¿En dónde estaban todos los residentes? ¿Los espectros también atacaron esta ciudad? ¿Fueron ellos los causantes de toda la destrucción actual?

—¡Por aquí, malditos monstruos! —una voz sacó a Derek de sus pensamientos, buscó el origen de los gritos—. ¡Estoy por aquí!

Un hombre pasó corriendo en la calle frente a ellos, salía de un callejón. Varias criaturas lo perseguían.

—Maestro, tenemos que hacer algo —se apresuró a decir—. Está en peligro.

—Hay muchos Sin Rostro detrás de él, sería muy arriesgado intentarlo —Derek trató de llegar hasta la persecución pero Kyro lo agarró del brazo—. ¡No me desobedezcas, Derek! —exclamó.

—¿No me entrenaste para ayudar a los demás? —se soltó con brusquedad—. Si hay una persona que necesita ayuda y me quedo de brazos cruzados ¿De qué me sirve entrenar?

Kyro lo observó expectante.

—Quédate aquí si quieres, pero yo no voy a mirar cómo lo matan.

Salió del callejón y se puso en marcha detrás de las criaturas. El hombre continuaba gritándole a los Sin Rostro, tratando de llamar su atención.

«¿Qué estás haciendo? ¿Por qué haces que te sigan?» gruñó.

Observó que el desconocido llegaba a una intersección junto con todas las criaturas que lo acosaban. Cuando logró llegar al mismo estrecho, se percató de que todos estaban en un callejón sin salida. El hombre en vano intentaba escalar la pared. Derek miró a los espectros y contó cinco en total. Se tocó los bolsillos del pantalón buscando el Bris. Un Sin Rostro disparó una bola de plasma que casi logra lastimar al desconocido, pero este rodó por el suelo y la esquivó. Un monstruo diferente lanzó otro proyectil de plasma que lo impactó de lleno en el pecho, lo tiró por el aire e hizo que se estrellara contra la pared para terminar tendido en el suelo.

«Tengo que llegar hasta él y rápido» 

Desenfundó la espada del estuche entre sus omóplatos agarrándola por la empuñadura, esta al mostrar el filo, brilló con color rosado. La llevó hacia adelante y esparció el Bris celeste por la hoja. Sacó el mechero que guardaba en el otro bolsillo, lo encendió y tocó el Bris de donde salió una llamarada de fuego celeste.

   —¡Por aquí! —alzó su espada y la movió oblicuamente tratando de llamar la atención de las criaturas.

Estas al verlo, se le abalanzaron con rapidez. Derek corrió hacia ellas y cuando estaba a punto de hacer contacto, se tiró al suelo, rodando por debajo de todos los Sin Rostro que pasaron volando por encima. Se levantó enseguida y desfiló hasta el hombre, quien se había encogido en sí mismo. Sacó el Bris verde y lo esparció alrededor de los dos para formar un círculo, con el mechero hizo que se encendiera, se creó un destello y se materializó el escudo verde transparente.




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