La Bruja de Witchwood

Capítulo 13 - Bill

Warren se encontraba a un costado de la cama con su cabeza sobre la sábana. Se había quedado acompañando a Bill toda la tarde, esperando que reaccionara, sin embargo, el sueño fue tan grande que no resistió y se quedó dormido.

Despertó de golpe cuando sintió una mano posarse sobre su cabeza. Se enderezó, su amigo lo estaba observando con una sonrisa en su rostro.

—Pensé que no te volvería a ver —le devolvió la sonrisa—. Me alegro de hacerlo otra vez.

—Hola, Warren —dijo Bill tratando de incorporarse un poco en la cama—. Así que lograste llegar sano y salvo. Me siento feliz por ti.

—No sería la misma historia si no hubieras hecho esa estupidez de distraer a los espectros. No sabes lo preocupado que estaba.

—Era eso o la muerte de ambos —se recostó sobre el respaldar de la cama—. Ya estamos juntos de nuevo y eso es lo que importa.

—¿Qué sucedió en ese lugar? —preguntó Warren—. ¿Cómo saliste de ahí?

—Lo último que recuerdo fue que dejé atrás el escondite en el que me encontraba contigo. Corrí lejos pero eran muchas criaturas, así que fui un blanco fácil para ellos —movía sus manos intentando explicarlo—. Uno me lanzó una bola de plasma que me dio en el pecho. Después de eso, todo en blanco, no sé ni cómo llegué aquí.

—¿Y los hombres que estaban contigo?

—¿Hombres? —dijo Bill mientras observaba a Warren de una manera que denotaba desconcierto.

 —Cuando me acerqué a ti, tres sujetos te acompañaban —miró a Bill y arrugó el entrecejo—. Entonces, ¿no sabes quiénes son?

—Definitivamente no —puso su mano sobre el hombro de Warren—. Aunque, si los ves, deberías agradecerles de mi parte. Por ellos estoy aquí.

—Lo sé —se puso de pie—. Estoy aliviado de que estés a salvo —se volvió hacia la puerta—. Vendré a verte mañana junto con Evoleth, ella te sanará.

—¿La encontraste? —levantó sus cejas en señal de asombro.

—Así es —volteó a mirar a su compañero—. Ella es una de las mías, Bill. Tiene la habilidad de curar personas con su toque.

—Eso se oye genial —dejó ver sus dientes con una sonrisa—. Pensé que se trataba de una enfermera o algo por el estilo.

—Ella lo hará, pero aún es de noche, supongo que debe estar durmiendo. Esperaremos hasta mañana para decirle que venga.

—Comprendo —se cubrió con la sábana que había en la cama—. Te veo mañana, Warren.

—Descansa, Bill.

Warren salió de la habitación y se dirigió hacia la cocina. Quería preparar algo para comer. Con todo lo que pasó no tuvo tiempo de pensar en comida, así que estaba hambriento. Al atravesar la pequeña sala se topó con Evoleth quien estaba sentada en el sofá.

—¿Cómo está tu amigo? —preguntó mientras Warren detenía su trayecto—. ¿Está bien?

—Se encuentra… mejor. La herida la causó un espectro pero no pasó a más.

—Me alegro.

—Le dije que en la mañana lo sanarías —se echó una risita—. Se sorprendió cuando le conté sobre tu habilidad.

—No se lo esperaba supongo —dijo mientras también se echaba una risita—. Ahora sí me iré a dormir. Los escuché hablando y no sabía con certeza su estado, me quedé esperando a que salieras. Ahora que sé que todo está bien ya podré dormir tranquila.

—Yo igual, aunque primero buscaré algo de comida —miró a Evoleth—. Gracias de nuevo por preocuparte por nosotros sin siquiera conocernos bien.

—No tienes que agradecérmelo —sonrió—. Se puede decir que ya somos amigos —le hizo un ademán con la mano—. Ahora ve a hacer lo que tengas que hacer.

Evoleth se acostó en el sofá y Warren siguió su camino hacia la cocina. Se sentía feliz por cómo evolucionó la situación, se reencontró con su amigo y este estaba recuperándose. Se sentía afortunado de no haberlo perdido. Evoleth lo sanaría en la mañana y Bill volvería a la normalidad. Lo invadió una sensación de paz, pronto también tendría el estómago lleno.




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