La Bruja de Witchwood

Capítulo 24 - Poder oculto

-¡Huyan! ¡Huyan!

Warren despertó de golpe. Había estado soñando con el refugio. No aceptaba el hecho de que este fue destruido por los espectros. Las pocas personas que sobrevivieron, aunque estuvieran en manos de Derek, no tenían a donde ir y ya él no se encontraba ahí para protegerlos de los peligros. Warren no dejaba de pensar en eso. Se sentía mal por haberlos abandonado pero siempre quiso saber de dónde provenía y no iba a dejar pasar la oportunidad.

«¡Llegaré tarde a mi primer entrenamiento!» se dijo a sí mismo cuando se percató de que uno de los soles ya se había asomado.

Saltó de la cama y se puso el traje que le obsequió Gifford la noche anterior. Salió a toda prisa de su dormitorio y se dirigió a la habitación de su Maestro. Estaba ansioso por iniciar su primer entrenamiento. Estaba seguro de que aprendería muchas técnicas nuevas con la ayuda de él.

Llegó a la habitación de Gifford. Estaba nervioso y también ansioso por iniciar. Así que sin pensarlo tocó la puerta. No pasó mucho tiempo y esta fue abierta.

—Entra, Warren. No podemos perder tiempo —le dijo—. Entre más pronto iniciemos mejor.

Warren se adentró en la alcoba y notó que Gifford no estaba solo. Había un hombre sentado en un sillón del lugar, era un anciano con una edad bastante avanzada, tenía sus ojos de color blanco. ¿Era ciego? Warren se sorprendió al verlo, no esperaba que Gifford tuviera compañía. Se acercaron a donde estaba el anciano.

—No te preocupes, Warren —dijo Gifford al ver la expresión de asombro que tenía—. Te presento a Zades, es el Wisedend del palacio.

—¿Wisedend? —preguntó—. Perdona ¿dónde están mis modales? Es un placer conocerlo, Zades.

Zades volteó a mirar hacia la dirección de Warren pero no respondió el saludo.

—No es de hablar mucho —aclaró Gifford—. Verás, un Wisedend es un título que se les da a los magos sabios del reino Firedolt. Para que comprendas mejor, es como un vidente.

—Comprendo —respondió arqueando sus cejas.

—Te preguntarás por qué él está aquí —hizo un ademán para que Warren se acercara—. Él se encargará de iniciar tu entrenamiento. Necesito que encuentres tu poder interno y lo liberes. Para eso, Zades te ayudará —se acercó a una silla y la limpió con la mano—. Siéntate aquí.

Warren obedeció y tomó asiento.

El Wisedend mostró su mano, la cual había estado ocultando debajo de su capucha. En su mano tenía un frasco pequeño de cristal con un líquido morado.

—Tendrás que tomarte este líquido, no es nada malo —aclaró Gifford—. Cuando te lo tomes, sentirás mucho cansancio y no tardarás en quedarte dormido. Cuando menos te lo esperes, te despertarás en un lugar distinto. No te asustes, todo lo que pase en ese sitio será parte de tu imaginación. Lo que necesito que hagas es que busques tu poder, Warren. Tu instinto te guiará, déjalo fluir.

Warren asintió y prosiguió a tomar el líquido morado. Comenzó a experimentar una sensación de mucho cansancio, como le había dicho Gifford que iba a suceder. Se acostó en el sofá y no tomó mucho tiempo para que quedara sumergido en un profundo sueño.

Al abrir sus ojos, se percató de que estaba en un sitio lleno de fuego. A cualquier lado que volteaba a ver, se encontraba con nada más y nada menos que fuego. No sabía qué rumbo tomar, pero sentía que algo dentro de él estaba siendo atraído por una fuerza que no lograba entender. Era como si algo lo estuviera obligando a moverse.

«Lord Gifford dijo que sería mi instinto, así que lo dejaré manar» se dijo a sí mismo.

Permitió que su instinto lo guiara y comenzó a caminar, esperando llegar al lugar indicado. A lo lejos logró ver que en la cima de una torre había un cofre, el cual brillaba con mucha intensidad.

«¿Será ese cofre lo que ando buscando?»

Warren no estaba seguro de lo que tenía que hacer, su instinto decía que necesitaba llegar a esa urna. El único problema era que para lograr alcanzar la cima de esa torre, tenía que escalar por la pared de esta, la cual estaba encendida en fuego.

«La pared es de fuego pero si concentro mi poder, puedo lograr que mis manos se adapten, así no me quemaré».

Comenzó a concentrar su fuerza y sus manos empezaron a tornarse color naranja, como el mismo fuego.

«Bien, lo logré. Ahora podré escalar sin ningún problema»  

Reanudó su camino e inició la escalada. El plan que se le había ocurrido estaba resultando, no sentía ninguna molestia al hacerlo. Podía controlar el fuego de manera fácil, ya que esa era la especialidad de la raza Fardon. Logró llegar a la cima de la torre y se aproximó al cofre.

«Supongo que solo tengo que abrirte»  

Enseguida abrió la urna y de él salieron luces de color morado que empezaron a rodearlo.

«¿Qué es esto?»  se dijo a sí mismo mientras veía cómo era envuelto por destellos y pequeñas partículas de color morado.

Sus manos comenzaron a incendiarse, esta vez no era un fuego solo de color morado, como solía serlo, ahora las llamas que manaban de sus manos eran de un color morado con azul. Warren no entendía qué estaba sucediendo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.