La Bruja de Witchwood

Capítulo 26 - Ultiks

Pasaron varios días desde la llegada de Warren al Reino Firedolt. Había tenido duros entrenamientos con Gifford, pero gracias a eso, logró avanzar bastante con el dominio sobre su poder. Conocía muchas técnicas nuevas y cada vez estaba más preparado como un mago Fardon.

—Warren, te quiero enseñar algo. Confío en ti y sé que me ayudarás a protegerlo.

Se encontraba junto a su Maestro en una habitación en la cual nadie tenía el permiso de acceder, solo el líder del lugar por supuesto.

—Nunca te traicionaría, Milord —afirmó.

Gifford, al mirar la lealtad de Warren, se adentró en el cuarto. El sitio era bastante oscuro, por lo que no se podía ver bien. Gifford lanzó pequeñas esferas de fuego dirigidas a las antorchas que colgaban en las paredes, hizo que estas se prendieran e iluminaran el lugar por completo. Warren notó que había un cristal flotando en el aire. Este no se movía, tenía una posición fija y un símbolo de fuego dibujado ¿Qué significaba esto? ¿Por qué su Maestro quería enseñarle algo así? El cristal estaba rodeado con una pared de llamas la cual no permitía que nadie se acercara. Era un tipo de protección para el cristal.

—¿Qué es ese cristal que está flotando? —se apresuró a preguntar, mirando el acto de una manera muy sorprendida.

—Es un Ultik —le explicó—. Ese cristal era lo que te quería enseñar —clavó su mirada en Warren—. Este Ultik es muy importante para todos nosotros. No puede caer en las manos equivocadas, por eso quiero hablarte sobre él. Sí algo me llegara a pasar a mí espero que te hagas cargo de protegerlo.

—¿Por qué es tan importante, Milord? —seguía preguntando como solía hacerlo cuando tenía curiosidad acerca de algo.

—Déjame contarte —comenzó a decir—. Hace muchos años, cuando yo era joven, estaba junto con mis dos hermanos Dalton y Tradock. Vivíamos juntos en casa de mi madre. Solíamos ayudarla cosechando las verduras y frutas para nuestro propio sustento. Nuestro padre murió cuando éramos unos bebés así que nuestra madre siempre tuvo que hacerse cargo de nosotros por sí sola. Conforme íbamos creciendo, más problemas le dábamos, pero nuestra madre se esforzaba por mantenernos a salvo. Mis hermanos y yo, cuando llegamos a la edad de adultos jóvenes, nos partíamos el alma ayudando a nuestra madre en todo lo que podíamos. Fuimos una familia muy unida, hasta una noche…

—¿Pasó algo malo? —interrumpió.

—Esa noche fue el inicio de todo lo que ves ahora. Verás —prosiguió—, nos encontrábamos en nuestra habitación. Ya era muy tarde así que nos dirigimos a nuestras camas para descansar. De repente, una tormenta comenzó a azotar la aldea. Nunca habíamos visto una tormenta de ese tipo, los rayos caían uno tras otro. Se dice que un rayo nunca puede caer dos veces en el mismo sitio, esta vez algo raro estaba sucediendo —se rascó la barbilla con su mano y miró hacia arriba tratando de recordar los hechos—. Cayeron gran cantidad de rayos en el lugar, en el mismo punto para ser exactos, una y otra vez. El viento soplaba en dirección hacia la misma tormenta.

»Mis hermanos y yo teníamos el problema de ser muy curiosos, así que después de que cesó la lluvia nos escabullimos de la casa sin que nuestra madre se diera cuenta y nos dirigimos hacia donde cayeron los rayos. Al llegar, vimos algo impactante: había un hueco enorme en el suelo y mucho humo salía de él. Mi hermano Tradock se acercó mucho al borde y resbaló, cayó hasta el fondo. Bueno, no era tan hondo —aclaró—, aun así tenía una profundidad bastante considerable. Por un rato no supimos nada de él ¿Qué le diríamos a nuestra madre? Dalton se estaba poniendo histérico y comenzó a decir que había sido mala idea habernos arrimado al lugar. Yo le di la razón. Pasaron unos segundos más y escuchamos los quejidos de Tradock. Sin pensarlo bajamos resbalándonos por la superficie hasta lo profundo del hueco para ayudarlo. Nuestro hermano se encontraba tendido en el suelo, así que fui en su ayuda. Estaba bastante golpeado pero no era nada grave.

»Nuestro hermano Dalton nos llamó y dijo que había encontrado algo interesante, entonces ayudé a levantar a Tradock y lo llevé a donde se encontraba Dalton. Había tres cristales enterrados en la tierra. El primero tenía el símbolo de fuego, el segundo el símbolo de hielo y por último, el tercero tenía el símbolo de electricidad. No sabíamos lo que esto significaba, así que los agarramos sin pensar. Como puedes ver yo agarré el que contenía el símbolo de fuego. Volvimos a casa y nunca le contamos nada a nuestra madre. Pasaron los días, y con cada luna que pasaba, sentíamos cómo algo cambiaba dentro de nuestros cuerpos. No tardó mucho tiempo para que los cristales se apoderaran de nosotros. Habíamos desarrollado poderes; Tradock podía lanzar descargas eléctricas, Dalton podía congelar y yo, podía controlar el fuego. Después de que eso sucedió, nuestras vidas cambiaron por completo. Tradock no pensaba en otra cosa que no fuera sobre tener más poder. Trató de quitarnos el cristal a Dalton y a mí, pero juntos logramos despojarnos de Tradock, lo exiliamos de la aldea, le advertimos que no lo queríamos cerca, era una amenaza para todos.

—¿Qué pasó con Dalton y Tradock? —volvió a interrumpir Warren—. ¿Por qué Dalton ya no está contigo?

—Dalton logró forjar su propio reino. Warren, el Ultik tiene la capacidad de darle poder a cualquier persona. Dalton gracias a eso, construyó un reino de magos de hielo. Sin embargo, es un reino con buenas intenciones. Hace años, nos llegó la noticia de que Tradock había creado también su reino de magos eléctricos, estaba atacando y destruyendo aldeas —puso su mano sobre el hombro de Warren—. Por eso te digo que es peligroso que el Ultik de fuego caiga en manos equivocadas, podría ser el inicio de un gran desastre si esto llegara a suceder.




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