Warren junto con todos los Fardon, Derek, Eveline y Oswald, habían regresado a Firedolt para gobernar y proteger todas las tierras y residentes del reino.
La amenaza en el planeta Tierra había terminado hace dos años y las personas que lo habitaban desde entonces respiraban tranquilos y vivían en paz.
—Hay algo muy importante que tengo que avisarles —advirtió Warren hablando en voz alta. Se encontraba de pie junto a su asiento en el salón del trono, el cual estaba lleno de personas escuchando en silencio sus palabras—. Recibí una carta hace varios días —sacó el papel de su bolsillo y la mostró en alto—. Hace ya un par de años Lord Gifford estableció un tratado de paz con los demás reinos. Este acuerdo fue respetado durante mucho tiempo, ahora que él ha muerto, el acuerdo ha finalizado —todos los presentes comenzaron a verse entre sí con rostros de preocupación—. En la carta se especifica lo que acabo de mencionarles. Lamentablemente este reino dejará de ser un sitio seguro —confesó.
» Intenté establecer otro tratado con el reino Taymbell, de los magos de hielo y el reino Stormgale, de los magos eléctricos —en su rostro se notó gran decepción—, ellos no lo aceptaron y en su lugar nos declararon la guerra. No sé cuándo, ni cómo, solo sé que en cualquier momento pueden atacarnos. Por eso hay que comenzar a reforzar el reino, colocar defensas, trampas, y por supuesto, tenemos que iniciar con los entrenamientos. Para cuando llegue el encuentro, sé que estaremos preparados para luchar —un sentimiento de esperanza comenzó a brotar del interior de las personas que poco a poco iban perdiendo el miedo—. Pronto les avisaré los procedimientos que se pondrán en marcha —se sentó en el trono—. De eso tenía que hablarles, y dicho esto, se pueden retirar.
Todos los presentes asintieron y comenzaron a salir del salón poco a poco. Quedó casi vacío, a excepción de Evoleth que se quedó al lado de Warren.
—¿Crees que podamos ganar la batalla contra la raza Glazer y la raza Tyrex? Su poder proviene de elementos superiores al elemento fuego.
—Saldremos adelante.
—Todos confían en ti, en especial tus amigos.
—Lo sé, también sé que ellos me ayudarán con todo lo que se avecina —sonrió—. ¿También me ayudarás?
Evoleth asintió sonriendo y se sentó en los regazos de Warren.
—Eres un buen líder. Estoy segura de que todos te apoyarán.
—Eso espero —arrugó el entrecejo—. No es momento para que se desate una guerra civil. Necesitamos ser un reino unido, como nunca se había visto.
—Así será.
—Cambiando de tema. ¿Cómo sigue Kyro? —preguntó—. Derek me contó que su salud ha empeorado después de que lo encontraron en Kapkal.
—No te preocupes por él —lo tranquilizó—. Él se está encargando de cuidarlo. Está enfermo por la edad y aunque suene raro, siempre he pensado que la mejor manera de partir de este mundo e ir al cielo es teniendo una muerte natural.
—Es algo que siempre dices.
—Warren —lo miró a los ojos—. Hay algo muy importante que tengo que decirte.
—No me asustes.
—No es nada malo. En realidad, creo que es una noticia muy buena.
—¿Puedes decirme de una vez de qué trata? Me estoy poniendo nervioso.
—Dame tu mano —agarró la mano de Warren y la puso en su vientre. Él arqueó las cejas y sonrió mostrando los dientes en todo su esplendor.
—Me quieres decir que…
—Así es, amor mío. Pronto serás papá.