—¿Es en serio que hiciste eso? —abrió grande sus ojos e hizo gestos raros con las manos tratando de procesar lo que le había dicho.
Rodé mis ojos y me acosté sobre la cama suspirando. Decidí no seguir hablando sobre el tema y no escuché un reclamo de su parte así que no dije nada tampoco. Sentí que el colchón se hundió a mi lado y no tuve que girar mi cabeza para saber que sus ojos estaba clavados en mi rostro. Abrió su mano.
La lus se volvió casi nula en el lugar y achiqué mis ojos casi por completo por la pequeña chispa ruidosa de magia sobre mí. Pestañe y vi mejos lo que se proyectó: Sgotham, nuestro reino.
—¿Y? ¿Qué pasa con el reino, Liora? —la miré con un gesto aburrido. Ella giró sus ojos negando la cabeza.
—Mira muy bien, Reyra, ese no es nuestro reino —fruncí mi ceño y me acerqué apenas para ver la pequeña nube de la magia de Liora y, efectivamente, no lo era.
Moví mis ojos a la chica y entendió mi mirada para que su cabeza se moviera en un gesto de aprobación. Salió todo el aire por mi nariz con indignación y me froté mi frente.
—Dime que es una broma de mal gusto, por favor —No la miré. Cerró su palma en puño para que la chispa de luz se esfumara y volviera la luz de las antorchas iluminar el ambiente.
—Al parecer no, y creo que esta vez no hay que tomarlo como broma —susurró con pesadez y se sentó sobre la cama.
Imité su moviento y ninguna habló por unos minutos perdidas en nuetra mente. Luego, hice el amague de articular palabra hasta que un golpe seco se escuchó en la puerta de la habitación y seguido de eso, unos pequeños toque se oyó.
—¿Princesa Reyra? ¿Se encuentra allí? —una voz grusa habló detras del umbral y nos quitó del trance que estabamos metidas.
Miré a Liora y suspiré fuerte.
—Sí, estoy aquí —anuncié alto—. ¿Pasa algo, Kael?
Pude jurar que las pequeñas mejillas de Liora se tiñeron de un sutil color rosa al oír la voz de Kael, mi guardia real.
La miré con una sonrisa pícara. Ella me lanzó un golpe suave en el hombro y se tapó la cara con un cojín avergonzada.No pasó mucho tiempo para que volvamos a oír la voz de Kael detrás de la puerta. Le comenté que podía pasar y el chirrido de la madera se escuchó. La presencia de mi guardia se hizo notar y se acercó solo unos metros a donde estabamos con su porte elegante e hizo una leve reverencia sin alzar la mirada.
—Su alteza, sus padres requieren de su presencia en la oficina del Rey —afirmé con un sonido de garganta.
Liora no levantó su mirada del cojin cuando Kael entró. Fruncí el ceño. Luego, miré a Kael y tampoco me miró. Mi cabeza ató cabos y suspiré aburrida.
—No sean infantiles, por dios —me levanté de la cama y me acerqué a Kael. Lo golpee en el brazo un poco suave. Él levantó la mirada y yo le señale a la chica avergonzada que estaba sentada en el colchón y entendió mi gesto.
Me arreglé mi cabello y me coloqué mi tiara para ir con los reyes. Me di la vuelta y antes de salir les dije.
—Los dejo solos para que arreglen sus discusiones inmaduras —abrí la puerta—. Ah, y no hagan ruido, por favor. No quiero ser castigada por dejar a dos personas teniendo sexo de reconciliación en mi cuarto.
Cerré la puerta antes de que una bola de magia de Liora estallara en mi cara. Me alejé carcajeandome con malicia y estaba segura que el grito que pegó Liora se escuhó por todo el palacio.
—¡Reyra!
°°°
Los reyes estaban disfrutando de la hora del té cuando hice acto de presencia. Sus ojos no demoraron en caer sobre mí. Miré a mis padres y me hiceron un gesto con la mano a la silla que tenían en frente de ellos, señal que la conversación se iba a tornar seria e importante.
—Hija mia, sientate, por favor y escucha lo que tenemos que decirte —pocas veces fueron que mi padre me llamaba para este tipo de discusiones. Asentí e hice lo que me pidió.
Fruncí levemente mi ceño al ver las sillas vacías de mis dos hermanos. Mi madre supo entender mi gesto y con su mirada me dijo que solo querían hablar conmigo. Entonces no dije nada esperando que mi padre tomara la palabra.
—Reyra, tengo que informarte que desde este momento ya no estudiaras en el palacio. Ahora irás a la escuela real de la isla junto con los demás principes y princesas del mundo —Sus ojos me analizaron completamente tratando de desifrar mi mirada.
Tomé un respiro antes de responder con calma.
—¿Por qué tomaste esta desición ahora, padre? —lo miré directamente a los ojos—. Se supone que mi educación sería siempre en el palacio como siempre fue durante generaciones.
Suspiró fuerte y mi madre decidió hablar.
—Mi niña, este año es el último antes que vayas a la universidad real y te prepares para tomar la corona de tu padre. Además, es la mejor escuela en el mundo. Solo gente super importante asisten en ese lugar y tienen un alto rendimiento academico.
Mi pierna se movió un poco para calmarme. No quería asistir a esa escuela, ni mucho menos ver a otros principes y princesas. Mis ojos se dirigieron a mi padre que esperaba alguna reación por parte mia y solo asentí lentamente.
—Esta bien, iré —Sentencié levantandome decidida. Los rostros de mis padres fueron de sorpresa y asombro. Vi que mi madre me miró buscando algún rastro de falsedad en mi cara pero no la encontró—. Pero, con una condicíon.
El rey sabía de un principio de mi intención que no dijo nada y solo asintió para que dijera la condición que quería proponer. Sonreí divertida e hice una pequeña reverencia y hablé.
—Quiero que también vayan Liora y Kael a la escuela junto conmigo —declaré claro alzando mi mirada hacia ellos con una expresión seria y segura.
Mi madre vió a mi padre buscando alguna respuesta. Los ojos de mi padre solo miraban a los mios con un gesto pensativo.
—Reyra, sabes muy bien que Liora y Kael no son de la realeza. La señorita Liora es condesa y el guardia Kael pertence al grupo de los protectores de la corona. No podrían ir a la escuela por falta de incumplimiento de requisitos —mi padre miraba con pena y mi madre un poco triste. Sabía que mucha gente que no pertence a la realeza pero de familias de la alta sociedad, no tenían oportunidad en la escuela por más que sus hiijos quieran ir.