A ti, lector amable, por llegar hasta el final de esta historia. Por dedicarle mucho de tu valioso tiempo y mostrarte interesado hasta el final.
También agradezco a mi amigo por su compañía fiel y sus hermosas palabras de aliento. Por ser mi apoyo incondicional en todas las circunstancias y darme la oportunidad de vivir para ver terminado este pequeño trabajo, con el que espero poder llegar a otras almas que están necesitadas de Dios y a las cuales él está llamando de todos los rincones del mundo y con las cuales espero haber podido hacer contacto.
Gracias amigo Jesús, mi entrañable amigo del alma.
Él dijo un día estas hermosas palabras en Juan catorce seis:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
¡Saludos y bendiciones!