La oscuridad y el silencio eran absolutos. Yasuo despertó en el piso húmedo y sentía algo pegajoso subir por su brazo, se levantó y arrojó aquello tan asqueroso. Ya totalmente consciente, recordó sus últimos momentos consciente.-¿Dónde estoy?- se dijo a sí mismo. Usó sus manos para sentir las frías y agrietadas paredes que lo rodeaban, percibiendo unas rejas oxidadas.
Continuó tocando todo lo que podía hasta asegurarse de que no faltaba nada, entonces entendió dos hechos indiscutibles: su espada había desaparecido y el lugar estaba sellado por completo. No había cama, comida o agua en la cual podría apoyarse. Pensó que tal vez lo habían obligado a morir de inanición, lejos del mundo exterior. Decidido a aceptar su destino, eligió morir meditando, una buena forma de distraerse mientras esperaba. De repente, un ruido llamó su atención, era una puerta abriéndose, luego, unos pasos se acercaban rápidamente, acompañadas de una luz cada vez más intensa, hasta que finalmente un hombre con una antorcha apareció enfrente de su celda.
Yasuo se iba acostumbrando a la nueva iluminosidad hasta que logró ver la cara de su invitado. Su cara se adornaba con dos extensas cicatrices que iban desde la frente hasta el cuello, pasando por su ojo izquierdo. Unos extraños accesorios dorados adornaban tanto su frente como sus orejas, y sus bigotes eran tan largos que se movían con el viento. Sin duda un individuo muy particular...
-Por fin despiertas, el público está esperando.- dijo el extraño personaje, con ánimo. Yasuo lo observó con atención.
-Ya me estoy volviendo loco, veo hombres con tiaras y aretes.
-Así que te doy gracia ¿Eh? Es obvio que no sabes quien soy. Déjame presentarme, -comenzó a hacer malabares con la antorcha mientras mostraba una sonrisa vanidosa- Soy ¡Draven! El más guapo, fuerte, poderoso, encantador e increíble hombre de Noxus, ja ja ja ja.
-Se te olvidó decir el payaso más grande de Runaterra. Draven se rio.-Veo que andas de humor, tienes mucha suerte de ser ejecutado por alguien como yo, ¡Draven!
-¿Qué pasó con el hombre cuervo? ¿No iba a eliminarme?- dijo Yasuo con interés.
-Le lancé un hacha en la cabeza ja ja ja ja, no iba a desperdiciar una oportunidad como esta. Después de todo, eres lo más hablado en Noxus, y eso mi amigo, no puedo permitirlo.- dijo, al mismo tiempo que carcajeaba.
-Ugh.-dijo Yasuo con desprecio.- Prefiero morir en esta celda antes que mirar tu horrenda cara. Solo dime donde está mi espada para que pueda salir de aquí.
-Lo siento, pero no quiero que lastimes a mi público en la ejecución.-dijo Draven, con sarcasmo.- eso no me daría buena fama ¿sabes? Ve el lado bueno, voy a darte una oportunidad de escapar; si puedes evitar mis hachas antes de que salgas del estadio, ganas.- Su sonrisa se amplió.- Claro que, Draven nunca pierde.
Yasuo estaba al tanto de la vanidad del sujeto, entonces una idea aterrizó en su cabeza.-Bien, de acuerdo, pero ¿No crees que sería muy aburrido para el público ver a un hombre huir sin más? Draven levantó la ceja, su cara mostraba interés.-¿Dices que tienes algo mejor?
-En vez de una persecución aburrida, mejor que sea una batalla por la supervivencia. El que acabe con su contrincante primero, gana.
-¡Ja!- gritó Draven.-No voy a caer en tu estúpida trampa, cara de langosta. Te vi utilizar tu airesito con los guardias. Aúnque... me gusta la idea, la acepto con gusto, claro que, no te daré tu espada ja ja ja.
-No será una pelea justa.- contestó Yasuo.
-¿A quién le importa? Tu eres mi prisionero. Ahora, prepárate, tu ejecución será en media hora.- dijo Draven mientras se alejaba de la celda. Transcurrido el tiempo, un hombre noxiano apareció para abrirle la puerta. Yasuo, sin pensarlo, golpeó al tipo y tomó la antorcha, lamentablemente el hombre iba desarmado, y peor aún, solo había un camino para salir. No había forma de huir sin toparse con el charlatán de antes.
Caminó por un largo pasadizo. Se escuchaba al público gritar a lo lejos, intensificandose con los pasos, hasta que cruzó la única puerta que encontró. Era una especie de coliseo, la gente se amontonaba en las gradas y los guardias protegían las salidas. Draven se encontraba en medio con dos hachas giratorias adornadas de picos en los mangos y joyería en los filos.
-Estuve pensando lo que dijiste, y creo que tienes razón, una pelea injusta no sería tan divertida, así que te traje esto
-Estuve pensando lo que dijiste, y creo que tienes razón, una pelea injusta no sería tan divertida, así que te traje esto. Un cuchillo salió lanzado hasta Yasuo, éste la atrapo. Sin siquiera poder examinarlo, un hacha giratoria se dirigió al samurái, pero lo esquivó moviéndose a la derecha. Nuevamente, ya había sido lanzada otra hacha y estaba por hacer contacto con la cara de Yasuo. Una rápida reacción le salvó la vida al bloquear, muy difícilmente, con el cuchillo. Yasuo tomó el hacha del suelo y se la lanzó al contrincante, pero éste la atrapó con suma facilidad.
-No puedes dañarme con mis propias armas ja ja ja ja.
La gente demandaba más acción, entonces Draven hizo un gesto al guardia más cercano, poco después, cincuenta hachas amontonadas aparecieron a su lado.
-Veamos cuanto resistes al poder de Draven.
El vanidoso hombre arrojaba sin parar, mientras que el samurái esquivaba con suma dificultad. El hambre y el cansancio le afectaba, él sabía que estaba en desventaja. Intentaba acercarse a su atacante, pero con la velocidad de las hachas lanzadas era imposible. Apenas podía pensar con tanto movimiento. Después de unos minutos esquivando, agarró un hacha e intentó defenderse con ella, pero para él, quien manejó la espada toda su vida, no podía ni sostenerla bien. Draven volvió a reír. Puso un hacha en cada mano y miró al público.
Editado: 10.01.2021