Llanto
La bilis me sube por la garganta y mis ojos se cristalizan. Mi pulso se ralentiza. Quiero gritar y gritar hasta que me quede sin voz. Los brazos de Jonas me jalan y no pongo resistencia. Al ser pequeña de estatura logra moverme con facilidad y me sienta en la madera.
Todo me da vueltas y no dejo de pensar en miles de escenarios sádicos.
—Mierda...—Jonas emite una arcada pero yo no puedo decir ni hacer nada. Estoy en una especie de shock.
¿Era esto a lo que ese loco se refería?
—Es...—No termino al sentir como mis entrañas se aprietan. Las imágenes de ese cuerpo en plena descomposición vuelven a arremolinarse en mi mente y sollozo fuerte al siquiera imaginar el pánico, la impotencia y la agonía que aquella mujer debió sentir. Ahora comprendo el por qué del estado de la cabaña, Carmina sí venía, pero para su desgracia le tocó toparse con un bastardo sin remordimientos para asesinar.
Pero hay algo que no termino de entender ¿Quién es él? ¿Por qué nos conoce? ¿Qué sabe de nosotros?
Y peor aún ¿Qué quiere?
—Oh Dios.... Dios—El llanto cobra factura, mi pecho se oprime cada vez más y el aire siento que no me llega a los pulmones. Siento como si fuera a desfallecer de un momento a otro y sé que tendré pesadillas por el resto de mi vida con esto—Tengo... tengo que hablar con mis padres... ellos deben saber que... Car-Carmina está m-muerta—Termino la frase y veo mis manos, las cuales tiemblan sin compasión.
—Sí y debemos largarnos en cuanto podamos, antes de que este hijo de puta nos descuartice también.—Jonas traga grueso y se le cristalizan los ojos, con el miedo reflejándose en su mirada.
—Vale, vámonos ya. Hay que llamar a la policía—Me levanto decidida.—Y deshacernos de ese maniático.
Jonas y yo regresamos a la cabaña, sin embargo, antes de entrar a ella algo me lo impide. Un fuerte dolor se instala en la parte lateral de mi cabeza y me agacho hasta quedar de rodillas.
Sollozo y grito cuando la punzada es aguda. Jonas empieza a hablarme preocupado pero yo no logro entenderle. Mis ojos se empañan y el aire me empieza a faltar.
—Jonas—Trato de hablar, pero mi lengua parece estar atascada.
La punzada de la cabeza se hace más fuerte y temo por desmayarme.
Por favor...
Alzo la mirada y atrás de la cabaña, en la esquina, visualizo una figura de mujer. El vello se me eriza y empiezo a temblar con lo que veo. La figura es completamente blanca, salvo por el pelo negro que parece cubrirle el rostro y no parece tocar el suelo con los pies. Lo que más escalofríos me da es la forma en la que apunta con su huesuda mano las escaleras exteriores del sótano.
Es irreal. No puede ser.
Cierro los ojos e inhalo de manera calmada para intentar detener el temblor de mis manos. Exhalo y abro los ojos cuando el dolor de cabeza se detiene de manera repentina. Veo hacia un costado y la siniestra figura se ha evaporado.
—¡Sophie! ¿Qué ha sido eso?
—¿Qué ha sido qué?—Volteo a verlo.
—Has empezado a hablar incoherencias. Te has puesto blanca como una hoja de papel y has empezado a decir cosas sin sentido.
—¿Qué?—Frunzo el ceño
—Lo que has ecuchado. Me he cagado encima al verte así. Parecías una especie de extraterrestre ¿Te encuentras bien?
—¡No! ¡No hay nada de bien en este jodido lugar!—Explotó—¿Vale? Tengo miedo, tengo pavor de que algo nos suceda, tengo miedo de no poder salir jamás de aquí porque la verdad es que esta casa me aterra hasta los huesos ¿De acuerdo? Desde que hemos llegado no paro de ver cosas, un psicópata nos persigue sin saber por qué, encontramos a una mujer muerta y vi a mi hermana ¿Hay algo peor que nos vaya a pasar? Porque ya no puedo más, simplemente ya no—Dejo que mis lágrimas caigan por mis mejillas y el ver a Jonas sin decir nada, se me hace raro.—¿No vas a decir nada?
—¿Y qué quieres que diga? ¿Quién tuvo la grandiosa idea de venir a un lugar remoto?—Me ve con mirada acusatoria.
—No puedo creer que estés diciendome esto, Jonas ¿Yo qué iba a saber que esto nos iba a pasar?—Se encoge de hombros y me ve con desconfianza. Cosa que me duele.
—A lo mejor tú lo has planeado todo
—¿Qué?
—¿Cómo puedo estar seguro de que no ha sido así?—Me río secamente.
—¿Lo dices en serio Jonas? ¿Estás hablando malditamente en serio?—Me paro de un tirón—¿Me crees capaz de matar a alguien? ¿Crees que hice una especie de ritual satánico para ver lo que hemos visto? ¡¿Crees que he planeado todo esto?!—Empiezo a despotricar, moviendo las manos histéricamente. Mi pecho sube y baja violentamente.
—No lo sé. ¿Por qué entonces nos has traído hasta acá?—Seguro habla por lo nervioso que está. Porque no puedo creer que todo esto esté saliendo de su boca.
—¡Joder! ¡Vinimos aquí para festejar ocho años de relación ¿Recuerdas?—Me paro frente a él.—Vinimos aquí por mera escapada romántica ¿Y eres capaz de culparme por lo que está sucediendo?—Se me vuelven a empañar los ojos. Él lo nota y estira su brazo queriendome rozar, sin embargo, yo me alejo—Vete al demonio, Jonas.