La cabaña Mirrell

Capítulo 7

Verdades.

Cuando miro el reloj son las 15:00 hrs. No he parado de llorar y siento todo un tumulto de emociones dentro de mí, sobre todo negativas. El corazón me duele en estos momentos. Qué feo se siente cuando la persona que más amas te dice cosas de las cuales no tienes idea y más cuando piensa que eres la culpable de lo que sucede. No sabía que Jonas tenía ese tipo de desconfianza hacía mí. 

Hacia la persona que lo único que hace es amarlo con todas sus fuerzas y siempre estar ahí para él. No me lo merezco, de verdad que no. No ha hecho nada por venir a hablar conmigo desde hace cuatro horas y eso me angustia. Me angustia pensar que de verdad cree que hice todo esto. Dios... No me gusta estar peleada con él, pero ésta vez le toca disculparse. 

Camino hacia las escaleras y las subo con pasos pesados y perezosos. Me abrazo a mi misma cuando siento frío y voy hacia la que era la habitación de mi hermana. Entro y me da una punzada en el pecho al ver que todo está en orden y como si fuera a ser usado. Cierro la puerta y paseo los dedos por su tocador amplio color blanco. De reojo, en el mueble color turquesa miro su diario. 

Con el ceño fruncido camino hacia él y lo tomo entre mis manos. Soplo el polvo que lo cubre y se me vuelven a empañar los ojos. 

"Te extraño mucho, Paige"

Algo me dice que abra el diario pero por otra parte me dice que no lo haga, pues es su privacidad. Lo dejo a un lado y sigo viendo el cuarto con detalle. Me quedo inerte, con la mirada fija y camino para abrir las cortinas un poco. Mi pie toca un tablón de madera y éste rechina bajo mi peso. 

Me pongo de rodillas y con cuidado quito el tablón. Hay un hueco grande y dentro encuentro una caja de metal plateada. De esas típicas cajitas para el lunch de los niños. La tomo y la saco con cuidado al notar que ésta pesa. Vuelvo a colocar la madera en su lugar y me levanto con la caja sentandome en la cama mullida. 

La abro y hay recortes de impresiones, fotografías, cartas y otras cosas más. 

¿Por qué mi hermana tenía esto?

Decido ir abriendo cada papel y hay uno que llama mi atención por completo. 

"Son episodios que la persona presenta de manera repentina de conductas impulsivas, agresivas y violentas. También tienden a tener arrebatos verbales agresivos en los que se reacciona con exageración"

"Trastorno explosivo intermitente"

"Puede presentarse como maltrato intrafamiliar, lanzar o romper objetos, hacer berrinches violentos. El individuo que lo padece no piensa en las consecuencias"

"Existen peleas físicas, gritos, bofetadas, discusiones acaloradas y hasta amenazas por parte del individuo que lo padece"

¿Qué es todo esto? 

Saco más papeles y me asombro al encontrar un ticket de avión a nombre de mi hermana. Tiene la fecha del mes de Febrero. 

"Un mes antes del fallecimiento de su esposo". 

Saco los demás papeles y encuentro unas fotografías, las cuales me rozan los ojos. En dichas fotografías hay brazos y piernas moreteadas, con marcas y algunas otras con sangre. En una se muestra a mi hermana con marcas rojizas alrededor del cuello.

Mi mente está a tres mil por hora ahora y miro por la ventana cuando empiezo a hilachar las ideas. 

"Agresión" "Golpes físicos" "Conductas violentas" "Un pasaje de avión"

Desdoblo un papel grande y comienzo a leer con preocupación. 

"En el presente documento se solicita el anulamiento del matrimonio Mirrell Redd. Los motivos por el cual se solicita es por maltrato familiar. La señora Paige Mirrell ha demandado a su esposo por amenazas, agresión y violencia en el hogar"

Sollozo

"No"

Mi hermana quería separarse de él porque la maltrataba, pero él falleció después ¿Y sí...?

No, ella no sería capaz. Ella es la persona más gentil y noble que alguien puede conocer. 

Pero todas las personas tienen un límite ¿No es así?

—Dios Paige ¿Por qué nunca pediste ayuda? ¿Por qué nunca dijiste algo?

Decido guardar todo nuevamente en la caja y ésta me la llevo conmigo a mi habitación. Abro la puerta y Jonas está sentado en la cama con la cabeza entre las manos. Cierro la puerta y el sonido hace que levante lentamente la cara. Sus ojos rojizos me reciben y dejo la caja de metal en la mesa de noche. 

Me dirijo a mi lado de la cama y me siento, dándole la espalda a mi ahora prometido. Tallo mis piernas con nerviosismo y es un momento incómodo al no saber qué decir. 

—Perdón—Él es el primero en dar el paso. Me quedo callada.—Sabía lo que decía y perdóname por culparte por algo que no tenías ni idea. Esta situación me está poniendo de los nervios y exploté. Lo pague contigo y me arrepiento de lo que dije—No volteo y me cubro la cara con ambas manos reprimiendo el llanto que amenaza por romperme. 

La cama se mueve y pronto mis piernas son acariciadas por sus manos.

—Dime algo Sophie, por favor. 

Destapo mi cara y sus ojos marrones me ven con preocupación y tristeza.




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