La cabaña Mirrell

Capítulo 14

El despertar

Han pasado 20 días. En los cuales mi preocupación va en aumento por Jonas, quién a pesar de estar en un 97% de sanación, no ha dado señales de querer despertar. ¿Qué va a pasar si despierta y no me reconoce? Mi corazón se haría añicos pero también estaría dispuesta a ser paciente con él y si es necesario, volvería a enamorarlo día con día. Porque con él jamás me daría por vencida, no con la persona que tanto me ha ayudado y con la que he vivido cientos de cosas. 

Veo con aburrimiento las manecillas del reloj que yace colgado en la habitación del hospital y suelto un suspiro lleno de cansancio. Estiro mis brazos por encima de mi cabeza y un sonido extraño sale de mi boca al hacerlo. Mis músculos lo agradecen y me paro frunciendo el ceño cuando oigo un susurro proveniente de la misma habitación en la que me encuentro. Doy dos pasos y los ojos se me rozan al notar que los dedos de Jonas se empiezan a mover con lentitud. 

Mi corazón salta con singular alegría y me paro a su lado susurrando su nombre. Sus dedos dejan de moverse para posteriormente su boca hacerlo. 

—Por... Por favor...—Murmura despacio y su cabeza se mueve tan solo unos cuantos centímetros a la derecha. Trago duro y mis manos son veloces a la hora de tomar las suyas y acaricio sus nudillos con extrema delicadeza.

—Jonas...—No vuelve a hacer movimiento alguno ni vuelve a decir nada, pero me siento tan contenta del avance que ya estamos teniendo, así que con prisa salgo para buscar al Doctor en turno. 

Camino a la pequeña recepción y sin poder contener la sonrisa que brota de mis labios, le informo a la enfermera sobre lo sucedio. Ella asiente sin dejar de escucharme y marca un número en el conmutador teléfonico.

—El Doctor Bruce estará en un momento con usted señorita—Asiento y me muerdo las uñas de mi mano izquierda con nerviosismo. No me puedo sentar y tampoco puedo dejar de caminar de aquí a allá, hasta que lo veo. Me acerco a él y ambos nos dirigimos a la habitación de mi prometido. 

Al entrar él lo revisa y los mismos movimientos son realizados por Jonas. El Doctor me sonríe y ese simple gesto me hace tener esperanzas. 

—No...—Jonas dice en un hilo de voz y su cara se contrae con dolor—Sophie...

El escuchar mi nombre saliendo de su boca me pone de un humor increíble, porque eso significa que no me ha olvidado ¿Cierto?

El Doctor sale por la puerta y tras decir un par de nombres femeninos vuelve a ingresar. Tres enfermeras entran al cuarto. Una con un carrito quirúrjico y las otras con otros implementos. Hacen un proceso y sé que le están quitando algunos tubos del cuerpo. Dejan los tubos en el carrito y solo dejan el respirador artificial. Cortan el vendaje que tiene alrededor de su pecho y empiezan a verificar que la herida ya está sanada. Le aplican un líquido y vuelven a vendarlo. Chequean sus latidos y al cabo de unos quince minutos más las tres enfermeras salen de la habitación. El Doctor es el único que se queda para verificar su presión y anotar unas cuantas cosas. 

—Ya no hay nada de lo cuál nos debamos preocupar señorita Sophie. Solo hay que esperar a que el paciente recobre la conciencia por completo y en caso de que lo haga en este lapso de tiempo, por favor avíseme. 

—Gracias Doctor—Se despide y sale por la habitación. Huele a antiséptico y tallo mi nariz al olor ser tan fuerte. Me mantengo pegada a Jonas y cuando vuelve a murmurar cosas al cabo de unos minutos más, sostengo su mano con fuerza.

—Despierta, mi amor...

Jonas mueve los dedos con más fuerza que antes y éstos se envuelven alrededor de los míos. Lágrimas brotan de mi y sollozo cuando sus párpados se mueven. Su pecho sube y baja con lentitud y murmura algo más para después finalmente abrir sus ojos. Se queda viendo al techo y poco a poco empieza a descender su mirada. 

Mira toda la habitación y luego su mirada se posa en mi. Me recorre de abajo hacia arriba y sus ojos brillan con ganas. Un suspiro sale de entre sus labios y me acerco para darle la bienvenida. 

—Hola amor. Te he estado esperando—Sonrío y su ceño se frunce levemente. 

—¿Dónde estoy?—Mira nuestras manos enganchadas y vuelve a mirarme—¿Sophie?—Asiento de manera frenética. 

—Soy yo y estoy aquí, sana y salva—Cierra por un instante los ojos y suspira con alivio.

—¿Te... te encuentras bien?—Me mira angustiado—¿No te hicieron nada? ¿Estás bien?

—Estoy bien, amor—Acaricio con mis nudillos la suave piel de sus mejillas y el envuelve la mano alrededor de mi muñeca.

—Temía que te pasara algo, Sophie—Sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas—Me dolía mucho y yo... solo cerré mis ojos... no pude ayudarte... lo siento mucho—Niego. 

—No te sientas culpable cariño. Estoy bien y todo ya terminó. La pesadilla ya acabó—Me inclino y mis labios rozan los de él. Él por su parte alza su mano y sostiene mi cabeza con fuerza, haciendo que mis labios se presionen con los de él. Nos damos un beso entre delicado y hambriento y no dejo de agradecerle a Dios por permitirme vivir este momento de nuevo. 

—Te amo Sophie. No sabes cuánto y tenía demasiado miedo de perderte. Dios... no sabes cuánto me aterré

—Te amo con mi vida entera Jonas y la angustia que me invadió al verte así...—Sollozo—No sabes cuán preocupada estaba... parecías...



#3581 en Thriller
#1406 en Suspenso
#930 en Paranormal

En el texto hay: fantasia, verdades dolorosas, sanacion

Editado: 12.05.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.