La caída de Arlynne

Capítulo 2. Misión.

Agudizo mis sentidos con la esperanza de percibir el momento exacto en el cual las respiraciones de mis dos anfitriones se relajan, lo cual significa que se habrían quedado dormidos. Soy consciente de que mi fachada humana no puede ser descubierta bajo ningún motivo, por lo que espero pacientemente, aunque mi misión requiera urgencia.

Una hora más tarde, el silencio invade cada rincón de la casa y me permito levantarme de mi nueva cama para acercarme a la ventana y abrirla silenciosamente. Regreso a ver para asegurarme que la puerta de mi habitación está cerrada y colocado el seguro en la manija.

Salto por la ventana y antes de que mis pies toquen el suelo, despliego mis alas, levantando mi cuerpo por completo y permitiéndome volar por los cielos. El batido de mis alas provoca más ruido del que planeaba y por miedo a despertar a alguien, me elevo rápidamente hasta una altura donde el ruido no será percibido por los hermanos Rain.

El frío viento de la noche se cuela por mis prendas de vestir humanas y empiezo a arrepentirme de no haberlas dejado en mi habitación, sin embargo, el tiempo es crucial en mi misión, por lo que fijo mi mirada en la dirección correcta y me apresuro en llegar a mi destino.

La iluminación artificial de la ciudad me da la bienvenida y cuando estoy a punto de llegar al viejo edificio de cuatro pisos donde habita mi misión, escondo mis alas bajo mis ropas humanas y camino en dirección a la entrada.

Como siempre, no hay ni un solo guardia de seguridad que pueda vigilar la entrada, por lo que no tengo problemas y subo las escaleras hasta el tercer piso donde la niña de la cual soy responsable debe encontrarse plácidamente dormida.

Busco la entrada del pequeño departamento donde vive Sofia junto a su tío, Julio, desde hace más de dos años. Todas las tardes, Julio visita un bar, del cual uno de sus amigos es propietario, y bebe cerveza hasta que sus piernas dejan de responder y su mente empiece a nublarse.

Hace dos años y tres meses, la madre de Sofia, hermana de Julio, murió en un trágico accidente. Su cuerpo fue hallado dos días después en un pequeño lago. La mujer no había dormido en dos días. Sofia estaba enferma en el hospital y su madre conducía del trabajo hasta el hospital para pasar toda la noche junto a su hija. El cansancio provocó que la mujer se quedara dormida al volante y el auto se había desviado de la carretera hasta un pequeño lago lleno de maleza, por lo que su cuerpo no pudo recuperarse a la brevedad.

El estado asignó a Julio, el único familiar vivo de Sofia, cómo su tutor legal, sin embargo, Julio no es un buen hombre. Después de la muerte de su hermana, empezó a drogarse para aliviar su dolor y beber todas las tardes. Julio siempre ha sido un hombre violento y agresivo, no obstante, su hermana lo amaba, por lo que Julio creyó que había perdido a la única persona que realmente lo quería.

Abro la puerta del departamento, el cual siempre se encuentra sin seguro, ya que Julio está demasiado ebrio como para percatarse de que está exponiendo a peligros a su única sobrina. Han existido días en los cuales, Julio no está tan ebrio y recuerda poner el seguro, lo que significa que debo separar todas las moléculas que conforman mi cuerpo y encontrar otra abertura por la cual pueda entrar.

Agudizo mi oído para escuchar a Julio y de inmediato detecto sus ronquidos en el sofá junto al televisor. Varias botellas de cerveza se encuentran esparcidas alrededor de sus pies, por lo que me aseguro de no golpear ninguna de las botellas, mientras me acerco a él.

Agito mi mano frente a su rostro para asegurarme de que se encuentra completamente dormido y cuando compruebo de que su estado no le permitirá levantarme del sofá en varias horas, retrocedo y camino en dirección a la habitación de Sofia.

Sé que no debo abrir la puerta de su habitación, ya que la luz del pasillo la despertará, por lo que simplemente decido separar las moléculas de mi cuerpo y viajar baja la puerta de su habitación, volviendo a juntarlas al entrar en la habitación. Las prendas de vestir humanas también se dividen en moléculas y vienen conmigo para ocultar la desnudez de mi cuerpo.

Sofia se encuentra recostada en su cama, con los ojos cerrados y una revista, que seguramente estuvo leyendo, junto a su rostro. No puedo evitar pensar que esta pequeña niña no es consciente de la terrible situación que se avecina en los próximos días.

Todos los seres humanos tienen libre albedrío, lo que provoca que existan miles de millones de posibilidades acerca de su futuro. Papá puede ver todos esos posibles futuros, sin embargo, solo uno de ellos ocurrirá, por lo que el plan es que la humanidad prospere hasta el día en que no requieran de los celestiales y consigan tener una vida pacífica.

Mi hermano Gabriel, solía decir que los humanos son el experimento de papá, en el cual la hipótesis es que los humanos pueden construir una sociedad civilizada y llena de felicidad y amor. Sin embargo, papá es consciente de que para que eso ocurra, deben tener ayuda y es ahí donde los celestiales participamos. Cientos de miles de nosotros vigilamos el día a día de los humanos que tendrán un papel importante para que esa sociedad que tanto desea papá ocurra.

En todos los posibles futuros que Sofia podría tener, el más valioso y por el cual estoy aquí, es donde Sofia se convierte en una representante de los derechos de la mujer en países en guerra. Gabriel no quiso decirme todos los detalles, sin embargo, me aseguró que, en cuatro días, Julio entrará a la habitación de Sofia una noche en la cual se haya drogado hasta el punto de olvidar su propio nombre. Esa fatídica noche, Sofia sufrirá el peor dolor que un niño jamás debería experimentar y su futuro predilecto se convertirá en cenizas.




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