La caída de Arlynne

Capítulo 9. Verdades a medias.

No puedo describir la mezcla de sentimientos presentes en este momento. Ni siquiera sabía que un humano podría llegar a atemorizarme de esa manera. Me siento tentada a saltar por la ventana y correr lejos de aquí, sin embargo, sospecho que Kamron me alcanzaría con facilidad.

-         Creí que tendrías la decencia de dejar a mi hermano en paz, después de nuestra conversación.

Puedo entender su furia, aunque eso no evita que empiece a compartir el mismo sentimiento por sus acusaciones. En este momento me arrepiento por no haber aclarado la situación y permitir que Kamron piense que mantengo una relación con Archie.

-         No estuve con tu hermano.

-         ¡Oh! Por supuesto… solamente decidiste salir por la ventana sin motivo alguno.

Es la segunda ocasión en este día que tengo la necesidad de golpear a un humano.

-         ¿Cómo entraste a mi habitación?

-         ¿Recuerdas que es mi casa? Tengo las llaves de todas las habitaciones.

Kamron baja su celular y la luz con la que estaba apuntándome desaparece. La oscuridad envuelve la habitación y todo se convierte en sombras, sin embargo, Kamron se apresura a llegar hacia mí y acercar su rostro al mío para que pueda observarlo con claridad.

-         Te quiero fuera de mi casa en cuanto salga el sol.

Quiero golpearlo en la cara o al menos gritarle, sin embargo, me abstengo de hacerlo y empiezo a planear dónde vivir los días que me quedan en este pueblo.

-         Bien.

-         ¿Bien?

-         Quieres que me vaya, entonces eso haré.

Lo empujo ligeramente y consigo que se aparte de mi camino para dirigirme al armario y empacar las pocas prendas de vestir que poseo.

-         Y espero no volver a verte jamás.

-         Lamento informarte que puedes echarme de tu casa, pero no del pueblo.

Escucho un sonido a mis espaldas similar a un gruñido, no obstante, ignoro a Kamron y continúo empacando.

-         No tienes nada que hacer aquí, ¿por qué deberías quedarte?

-         Porque me enviaron para ayudar y eso haré.

Supongo que estoy consiguiendo mi salvación de un castigo eterno. Si me alejo de Kamron dejaré de sentir tantas emociones nuevas y cumpliré con mi tarea para poder irme lo más pronto posible.

De pronto siento una mano jalando de mi hombro provocando que mi cuerpo gire ciento ochenta grados. Mi espalda choca en la puerta del armario y antes de que pueda evitarlo, el rostro de Kamron se encuentra a centímetros del mío.

-         ¿Por qué Archie?

-         ¿De qué hablas?

-         Sabes de qué hablo.

Lo observo a los ojos directamente por unos segundos, tratando de comprender su pregunta, sin embargo, no lo consigo.

-         ¿Por qué juegas conmigo y en la noche te metes a su cama?

Sé que debo calmarme o podría golpearlo tan fuerte que Kamron resultaría gravemente herido.

-         ¡No estuve con Archie!

No me importa gritar si con eso consigo desahogarme y desaparecer la necesidad de golpearlo.

-         ¡Te acabo de ver entrando por la ventana!

-         ¡¿Y eso qué?!

-         Escuché ruidos en el cuarto de Archie. Sospeché que tú estarías con él y cuando ingreso a tu habitación la encuentro vacía. Una hora más tarde te veo entrando por la ventana.

Cubro mi rostro mientras emito un grito ahogado. No puedo hacer comprender a Kamron que no estuve con su hermano, por lo que empiezo a desesperarme.

-         ¡No estuve con Archie! ¿Tu diminuto cerebro puede comprender eso?

Mi insulto molesta aún más a Kamron, quien estampa su puño en la puerta del armario detrás de mí. No me intimida su acción, por lo que lo desafío con la mirada.

-         Mi diminuto cerebro solamente comprende que eres una mentirosa. Juegas con Archie y conmigo a la vez.

-         ¡No juego con nadie!

No comprendo que habla Kamron, ya que no he planeado ningún juego con ninguno de ellos, sin embargo, algo me dice que la palabra “jugar” tiene otro contexto en esta situación.

-         ¡Te metes a su cama por la noche!

-         ¡Deja de decir eso!

Kamron parece a punto de estallar y antes de que pueda notarlo, sus manos toman mi rostro con fuerza y estampa sus labios en los míos. El beso es rudo y me niego a corresponderle. Me siento tan furiosa que mi cuerpo sabe que no puede permitir ese beso, por lo que coloco mis manos en su pecho, dispuesta a empujarlo tan lejos como sea posible, sin embargo, la luz eléctrica se enciende por sorpresa y un sonido en la puerta provoca que Kamron regrese a ver.

Archie nos observa desde la puerta, con una expresión de cansancio, aunque también parece molesto.




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