La caída de Fermín

Capítulo 3

El día anterior, después de la llegada del ejército sin Eric, Sibilia sólo se había tomado el tiempo necesario para bañarse, arreglarse y mandar a preparar un carruaje. Tenía que ir cuanto antes a la mansión de los Langlois.

Al llegar, la recibió una de las criadas, robusta y de baja estatura, la cual se llamaba Manon.

Buenos día, princesa. ¿A qué se debe el agrado de su visita?

- Buenos días, Manon. Quisiera que le informaras a Ericlian que he venido a verlo.

Mis disculpas, su alteza, pero eso no va poder ser posible. El señor Ericlian aún no ha regresado de su expedición.

Ericlian no había regresado. Un escalofrío le recorrió por todo el cuerpo. El miedo y la preocupación empezaban poco a poco a hacerse presentes en su interior. Cientos de pensamientos le acribillaban la mente como si fuesen lanzas.

-¿Se encuentra bien? Está un poco pálida.

-Estoy bien, Manon, no te preocupes. Tengo que regresar.

-Les diré al señor y a la señora Langlois que estuvo aquí, princesa.

-No es necesario, Manon, gracias.

No, no quería ser ella quien preocupara a los padres de su amigo. No sin saber que estaba o había pasado. La cabeza le daba vueltas pero no volvería todavía al palacio. Necesitaba procesar lo que le había dicho Manon. Necesitaba pensar qué podía hacer ella para encontrar a Eric.

*****

Cuando era chico la idea de entrenarse le había parecido de lo más asombroso y alucinante. Había visto a su padre luchar un millón de veces y siempre había soñado querer ser como él, aún lo hacía, pero repetir la misma rutina año tras año la habían vuelto una tarea aburrida. A veces incluso se preguntaba para qué entrenaba, si algún día sería capaz de combatir en una guerra.

Llevaba bastante tiempo esperando sentado en una de las rocas de la arena de práctica. Wiston aún no había llegado, seguramente había tenido otras urgencias con su ejército. Wiston era el general al mando del mismo y el soldado más antiguo que tenía su padre. Él mismo lo había asignado personalmente para que entrenara a Zarek.

Unos pasos metálicos resonaron a su espalda.

Llegas tarde, Wiston, espero que haya sido una urgencia- dijo aun estando de espaldas.

El general Wiston no vendrá. Hoy, su alteza, entrenará conmigo.- su voz era imperante e indescifrable.

Zarek se puso en pie rápidamente poniéndose de cara al soldado. Éste se encontraba parado frente a él, inmutable, vestido con la armadura del ejército del reino y con el yelmo puesto.

Quítate el yelmo, quiero ver quién eres.

- Con gusto me lo quitaré, su alteza, en cuanto usted me derrote.

La furia se apoderó de él. Cómo se atrevía a hablarle así al futuro rey de Lithiaj. No era más que un soldado imberbe. Debía enseñarle una lección.

Arremetió con su espada lo más rápido que pudo pero no lo suficiente como había pensado. El soldado lo esquivó rápidamente y cortó el aire frente a él al tiempo que se le abalanzaba. Zarek tomó impulso y se lanzó nuevamente, buscando un punto donde pudiese acorralarlo. Mientras luchaban alcanzó a ver la roca donde había estado sentado y dirigió la pelea hacia aquel punto. El soldado tropezó con la roca enviándose de espalda contra uno de los muros. Zarek posicionó la punta de su espada apuntando a la garganta del mismo.

Quítate el yelmo- le ordenó nuevamente.

Me lo quitaré cuando me derrote- y diciendo ésto movió ligeramente la mano que no empuñaba la espada e hizo crecer una gruesa raíz, la cual se enrolló en los pies del príncipe jalándolo y haciéndolo caer.

"Rata tramposa y miserable" pensó Zarek mientras cortaba la raíz con la espada para liberarse y observaba a su oponente irse. Eso sin dudas no quedaría así. Hablaría con Wiston en cuanto lo viese.

*****

Lo único que le molestaba de viajar distancias largas en carruaje era el traqueteo incesante de éste al andar por los caminos de tierra. Había aprendido que si no quería golpearse la cabeza contra el marco de la ventana del transporte no debía apoyarse en ella mientras estuviese en movimiento.

Dejó de mirar el paisaje y miró a quien con suerte y aceptación de su padre sería su prometido.



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En el texto hay: criaturas magicas, romance, venganza

Editado: 05.09.2018

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