La caída de Fermín

Capítulo 10

Las zarzas no solo se extendían en la frontera sino que también habían comenzado a ocupar gran parte de Handasaj, contaminando aquellos campos de rosas que alguna vez habían sido puros y hermosos. El cielo se mostraba nublado y amenazaba con sus nubes la llegada de la lluvia, pero cualquier cosa parecía mejor que estar en compañía de su padrastro, aunque solo pudiese darse ese lujo por unos pocos minutos más. 

Kilian se dirigió  lentamente a donde en el pasado había sido la mansión de sus padres cuando gobernaban esas tierras bajo la supervisión del actual Rey de Lithiaj, y que ahora pertenecían a Fermín. Sentía demasiado cansancio y haber estado cazando para la cena lo había agotado, sin mencionar el hecho de que debía arrastrar los cuerpos internes puestos en el trineo hasta su hogar.  Al llegar, se dispuso a mover la pesada puerta de hierro, pero lo que vi hizo que no la abriese por completo y se quedara a espiar. Allí en el patio delantero se encontraban Fermín y su hermano, Emir, acompañados de otro joven, el cual se encontraba amarrado con gruesas cuerdas en el suelo desmayado.

- Estaba seguro que era el príncipe, lo he visto varias veces en el palacio del Rey y porta el emblema del escudo.

-Eres un estúpido, Emir, un inservible como tu hermano. ¡Quería al príncipe, no a un joven noble cualquiera! 

- Puede llegar a servirnos de algo...

- Claro, por supuesto que Arednet vendrá a salvar a un muchacho cualquiera que no es su hijo y podremos matarlo.

- Entonces... ¿Qué haremos con él?- dijo su hermano mirando en dirección del chico.

Fermín se acerco y se posicionó amenazante frente a Emir, y en un mismo tono habló.

- Yo te diré que harás. Vas a matarlo y deshacer  de él, y cuando lo hayas hecho verifica que lo hayas hecho bien porque de lo contrario tu tomaras su lugar. Ahora vete y llevatelo al calabozo,  llama a tu hermana y a Markus, que al parecer son los únicos aptos para realizar estas cosas.

Kilian cerró la puerta y retrocedió un par de metros de la puerta para aparentar su reciente llegada. Un par de segundos después su hermano salió por la misma con el otro joven a cuestas mientras él simulaba llegar.

- Deja eso adentro para que no se lo coman los animales carroñeros y ven a ayudarme a llevarlo. Fermín lo quiere en el calabozo hasta que pueda encargarme de él.

Asintió ante la orden de su hermano mayor y colocó los cadáveres de los animales tras la pesada puerta, luego ayudó a su hermano hasta llegar al escabroso lugar.  

- ¿Puedes encargarte de cerrar la reja? Tengo que ir a buscar a Alessa y a Markus. Cuento contigo para que lo hagas bien, Kilian.

- Descuida, cerraré la reja y luego iré a despellejar y trozar las presas. 

Emir salió dirigiéndose al lado oeste de la gran casa. Una vez que éste hubo desaparecido, el chico de cabello cobrizo tomo una pequeña cubeta de con agua sobre la cara del otro joven con la esperanza que despertara.

-Vamostienes que reaccionar - dijo mientras lo zarandeaba de un lado al otro y palmeaba su cara - por favorhazlo

El chico no se despertó. Pensó en qué más podría hacer o utilizar para despertarlo, hasta que por fin tuvo una idea. Comenzó a frotar sus dedos hasta que empezaron a salir pequeñas chispas de fuego acompañadas de calor, tomando a continuación la muñeca del desvanecido produciendole una pequeña quemadura. El joven reaccionó al dolor liberándose de su agarre y retrocediendo hacia el muro trasero de la celda asustado mientras miraba la piel de su muñeca.

Por favor no me hagas daño- dijo clavando los ojos en Kilian- ¡No te me acerques!

No gritesno pretendo hacerte daño- se detuvo un instante mirando la marca que le había dejado al quemarlo,el otro lo imito- Necesitaba despertarte de algún modoTienes que salir de allíde lo contrario te mataran mañana.

- Tienes la misma insignia de los que me trajeron aquí, cómo se que no me engañas.

- Puedes seguirme o quedarte aquí a esperar tu muerte, pero si yo estuviese en tu lugar al menos arriesgaría.

El chico de cabello castaño lo miro con detenimiento unos segundos para luego ponerse en pie algo tambaleante.

- Está bien, te seguiré, pero antes dime quién eres.

-¿Y acaso tu me dirás el tuyo, o solo quieres saber el mío para luego condenarme?

-Te condenaré si no cumples y sobrevivio, de lo contrario estaré en deuda contigo por haberme ayudado. Soy Ericlian Langlois, por cierto. 



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En el texto hay: criaturas magicas, romance, venganza

Editado: 05.09.2018

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