En un mundo lleno de bondad y maldad, belleza y fealdad, luz y oscuridad, en el continente de Midhein, se encontraba una nación conocida como Elantria, azotada por los males de la guerra, el hambre y la peste, la gente vivía en miedo y desesperación, a pesar de esto, no todo está perdido, en los rincones olvidados del reino de encuentran varios pueblos donde la vida es tranquila y agradable y aquí comienza nuestra historia.
Era poco antes del medio día un joven campesino volvía del pueblo de al lado tras vender su cosecha y comprar algunas cosas para la granja familiar, el clima se había portado extraño, de un momento a otro paso de un clima soleado a nubes grises de tormenta que taparon el sol, lluvia caía del cielo, viento soplaba con furia y truenos se oían a lo lejos, el camino de tierra de había vuelto barro, su pequeña carreta queda atascada, él y su caballo luchan para moverla poco a poco, la agónica marcha dura una hora hasta que la tormenta pasa y el sol brilla con todo su resplandor. Que clima tan extraño-piensa mientras sigue empujando.
En el camino encuentra a un hombre tendido en el suelo, cubierto de lodo y heridas, a primera vista parece muerto, el joven lo levanta con sus fuertes brazos, se nota una débil respiración, lo monta en la carreta y prosigue de camino a su pueblo lo más rápido posible para tratar de salvar a aquel hombre, puede que sea rico y me dé una recompensa-pensó-ojalá sea suficiente para comprar algo de ropa y juguetes para las niñas.
Pasaron varios minutos y el camino empezaba a secar, a la distancia ve unos hombres armados, no había mucho que pensar, eran bandidos y solo podía hacer una cosa, seguir de largo y rezar porque no le quiten lo poco que lleva, oyó una voz llamándole, azotó a Melodías, su fiel corcel, un semental negro con manchas blancas, el animal corrió lo más rápido que pudo pero fue alcanzado por una piedra, baja la velocidad y los bandidos paran la pequeña carreta, ¿No sabes que es de mala educación no parar cuando te llaman?-dijo un bandido con voz enojada-pensaba solo robarte, pero ahora también voy a matarte, alza su brazo derecho dispuesto a matarlo cuando una mano salvadora se interpone, giró la cabeza para ver quién lo hizo, era el moribundo que había recogido hace rato ¿Por qué no juegas con alguien de tu tamaño?-dijo con voz jadeante y altanera-hablas de modales, pero necesitas ser educado. De un puñetazo le rompió la nariz y lo dejó inconsciente.
Los demás bandidos al ver esto atacaron, ambos hombres bajaron de la carreta y se defendieron el campesino con su bastón y el extraño con su espada, a pesar que uno era un novato y el otro estaba herido, el campesino da un paso y la tierra empezó a temblar, todos trataron de mantenerse en pie como pudieron, un par de bandidos cayeron al suelo, el extraño peleaba con un tercero y el campesino trataba de comprender que pasaba, en eso, un bandido trató ponerse de pie solo para recibir un golpe del campesino en el cuello, tan fuerte que el bastón se rompió, el hombre parecía muerto, el campesino se miraba las manos, no podía creerlo, había matado a un hombre, por otro, el extraño había matado a todos los bandidos, sus heridas se abrieron y sangraba, pero lo miraba con cara de agradecido, con ayuda del campesino pudo subirse a la carreta para recibir un torpe tratamiento médico y después continuar su viaje.
Peleas bien -dijo el extraño- no todos los días vez a alguien que mate a un bandido y pueda hacer magia. Tú tampoco peleas mal-respondió el campesino- para ser un herido. Soy Kralot, no recuerdo haber oído tu nombre, ¿eso era magia? Tengo muchos nombres-respondió-tal vez hayas oído hablar de Caidron, el guerrero del cielo. No, nunca he oído de ti. ¿En serio? No te preocupes, mi leyenda llegará a estas tierras pronto. Lo que digas, con esas heridas tu leyenda acabará hoy o mañana. No pasa nada-dijo unas palabras en un idioma extraño y varios chorros de agua curaron y limpiaron parte de sus heridas- esto basta por ahora. ¿¡Eso fue magia!? No pareces mago. Lo soy, es un hechizo de curación-Señalando sus heridas-en condiciones normales me hubiera curado por completo. Entonces ¿ese temblor lo hice yo? Así es mi amigo, tu también eres mago, con algo de entrenamiento puedes ser poderoso y famoso. Ya veo.
Kralot se mantuvo silencioso el resto del camino llegaron a la granja al atardecer, Dos niñas entre nueve y once años salieron corriendo a abrazarle diciendo ¡hermano, hermano! -miran al extraño hombre que está detrás de Kralot con curiosidad y recelo ¿Quién eres? -pregunta un hombre de unos cuarenta años- niñas, vayan adentro- las dos niñas obedecieron y entraron a la choza-soy Caidron unos bandidos me atacaron y caí en medio del camino, entonces su hijo me encontró y me trajo aquí. Quédate esta noche y luego vete ¡Kralot, que te he dicho de traer extraños a la casa, apenas si tenemos para comer nosotros, menos para compartir! Lo sé tío, pensé que me daría una recompensa por salvarlo. Que sea la última vez. Si tío.
Ya está la cena-dijo la niña mayor-que bien hace 2 noches que no cómo-dijo Caidron-Para la cena hubo sopa vana, pan y algo de lechuga, pero lo comieron como si fuera el mejor banquete de todos (al menos para ellos lo era), después de la cena hablaron de los viajes de Caidron, la vida en la granja y del ogro que merodeaba hace unos días afuera de la granja, también conoció a la familia la niña mayor era Moca con diez años, la menor, Nila con nueve, Kralot el hermano mayor hacia casi todo el trabajo en el campo y su tío que apenas podía trabajar cuidaba a los animales, seis gallinas, un gallo y 2 ovejas, Melodías estaba al cuidado de Kralot, pero era semi-salvaje.
Caidron es un soldado del ejército real que tenía la misión de entregar un mensaje a la ciudad-fortaleza Empra, en el camino, él y sus compañeros fueron atacados, perdió su caballo y la mayoría de sus armas, pero aún conserva el mensaje, poco antes del amanecer los dos hombres se encuentran afuera de la choza, se dan cuenta de que sus edades no son tan diferentes, unos 2X cada uno, tengo algo que decirte-dijo Caidron- vi tu magia y tu forma de luchar ayer, de casualidad ¿te interesa unirte al ejército? Puedo conseguirte un lugar en el pelotón de un amigo. Siempre ha sido mi sueño el ser soldado, pero no puedo dejar a mi familia, mis hermanas son muy jóvenes y mi tío muy viejo para cuidar la granja. Entiendo mi amigo, ya me voy, me espera un largo viaje a la aldea de Empra, buena fortuna para ustedes. Gloria y victoria para ti.