La caída del cielo negro: Guerra en llamas

CAPÍTULO 5: Reencuentros

El amanecer de un nuevo día repleto de dudas y verdades amargas marcaba su presencia en el infinito del horizonte, la noche anterior había llenado de nostalgia y miedo el corazón de dos personas: Lucy y Leo quienes permanecían por apenas unos segundos arropados bajo las raíces gruesas de un árbol en el bosque que conducía al Este antes de levantarse con los primeros rayos del sol, Leo observo el rostro sucio de Lucy y verifico que el caballo no se haya escapado, atado al árbol que estaba tras de ellos seguía ahí; pronto Lucy frotó sus ojos despertando y levantándose levemente, Leo sujetaba su espalda y le ayudaba a sentarse alejando el manto que habían usado para no congelarse.

LUCY: Amaría escucharte decir que hemos estado fuera de la capital un tiempo y que solo he tenido una pesadilla... -Su mirada se mantenía en el suelo unos pocos instantes, sus ojos verdes desprendían una tristeza tenue y los rayos del sol hacían brillar su castaño cabello-

Leo continuo callado en ese instante sin sentirse capaz de responder al comentario de la chica, pues todo lo que había pasado también le tomaba a él por sorpresa, las palabras sobraban, los hechos los castigaban, pero el amanecer era caprichoso pues mostraba su belleza como queriendo que aquellos que lo observaran olvidaran todo...

LEO: Debemos irnos...

LUCY: ¿Dónde ir?... Nuestro hogar ahora es cenizas, no tengo idea de que paso con mis padres...

LEO: Si seguimos vivos, aún hay muchas cosas que hacer... Tu padre se dirigía al Monte del Origen junto con el príncipe, lo más posible es que estén cerca de ahí.

LUCY: Junto con nuestros enemigos... Si Black hubiese podido defender el paso, la ciudadela no estaría en ruinas... Vinieron porque nuestro ejército fallo...

LEO: Entonces iremos al Este, Allure... -Decía antes de ser interrumpido por la joven quien parecía haber perdido todo sentimiento de esperanza-

LUCY: Allure se quedó sin heredera... Los Zant seguramente nos odiaran porque su hija haya muerto aquí... Estamos perdidos Leo, se acabó...

LEO: Entonces nos iremos, nos iremos lejos donde nada pueda dañarnos... Lejos de esta guerra, lejos de los monstruos de acero... Lejos de todo...

La chica abrazo a Leo y antes de cerrar los ojos soltó unas cuantas lagrimas sintiendo un dolor intenso en su pecho, la valentía nunca había sido algo de lo que Lucy se pudiese enorgullecer, pues era bastante sensible a las circunstancias y perderlo todo de un día para otro le hacía sentir demasiado depresiva. Las caricias en el cabello que le proporcionaba Leo la calmaban por un momento, el frio de sus cuerpos era evidente pues el rocío de la mañana les cubría.

Ambos se pusieron de acuerdo en unos minutos antes de levantarse y dirigir la mirada hacia su caballo, Leo antes de desatar el animal observo al cielo despejado, el sol brillaba intensamente aquel día, el aire casi no soplaba y las nubes estaban dispersas. Un buen día para recordar la belleza del mundo, la paz después de una tormenta, quien sabe si se mantendría así por mucho tiempo.

El caballo avanzaba a paso lento sobre los valles, con la cabeza agachada, los pastizales se agitaban con el ritmo del viento, Leo mantenía sin expresión la mirada al frente y Lucy con los ojos entrecerrados y sus pupilas vacías miraba hacia un lado apoyando la mejilla derecha en la espalda de Leo, el camino se tornó tortuoso, paso tiempo mientras aquellos se movían al Este, pensando encontrar algún pueblo, lunas y soles que dejaban atrás junto con las marcas en arena, fango y pradera que las herraduras de su caballo soltaba al caminar, sus mentes estaban al límite, el cansancio era demasiado, hasta que llegaron a un pequeño pueblo entre las praderas, parecía que hace semanas había sido destruido pues las casas estaban manchadas con el fuego, las paredes derrumbadas y los suelos manchados con cenizas que volaban cada vez que el viento les pasaba encima.

LEO: Busquemos si hay algo de comida... El pozo seguramente también tiene agua...

A esto, la chica asintió y dejo de sostenerse de él, permitiéndole bajar y al mismo tiempo el chico le ayudo tomando su cintura. Tras revisar por mucho tiempo el pueblo apenas encontraron pan quemado y el agua de una extracción del pozo, no era demasiado, pero era suficiente para no dejarlos caer de cansancio, Leo le indico a la muchacha que se mantuviese cerca del caballo para ir y ver si podía cazar algo en las praderas, apenas pasaron unos minutos cuando empezó a sentirse el trote de caballos hacia donde ellos estaban, Leo quien no estaba lejos del sitio abandono rápidamente la idea y se apresuró a ponerse al lado de Lucy mientras eran rodeados, hombres con el torso descubierto y cicatrices en el cuerpo que exhibían como trofeo alzaban espadas curvas pretendiendo amenazarlos en gritos repetidos de combate, eran al menos 12 y hacían correr a sus caballos en un círculo que atrapaba a los 2 jóvenes, Leo sostenía una espada en posiciones defensivas temiendo más por el destino de Lucy que por el suyo propio.

Aquellos furiosos hombres detuvieron sus movimientos y uno de ellos que tenía cicatrices en su brazo bien talladas como formando alguna especie de simbología bajo del caballo que montaba para tras un grito y golpe en el pecho para ser alabado por su banda movió su espada apuntándole a Leo.



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En el texto hay: reinos, guerras, medieval

Editado: 28.08.2018

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