La caja de los secretos

"Esta dentro de mi."

Me mantuve acostado sin abrir los ojos.

 Escucho que abren la puerta, es mi madre agarrándome, quien estaba al lado del lavamanos, al verme nota que en mi cuello aparecieron unos rasguños muy peculiares, me levanta, se acuesta conmigo en la cama y me dice:

 - ¿Samuel, qué te pasó en el cuello? ¿Por qué estabas acostado en el lavamanos? A lo que respondí:

 -Fue la niña que aparece en mis sueños, ella me quiere llevar.

 Llorando inclementemente, mi madre, solo me abraza sin saber qué respuesta darme, la entendía muy bien; al rato me calmé un poco. Ella se quedó a dormir conmigo, me pareció un gesto muy bonito.

 Antes de dormir le tomó unas fotos a mi cuello y me dijo que los rasguños no eran normales, la verdad es que yo no quería tocar ese tema, estaba en blanco, solo quería que ya no volviera a aparecerme la niña. Finalmente nos fuimos a dormir, todo se me hizo más tranquilo sabiendo que mi madre estaba cerca.

 Amaneció y noto que ella no estaba en la cama, bajo rápido al comedor y la encuentro en el sofá viendo un programa de detectives, cuando me acerco a ella, me ve con una sonrisa muy extraña, aunque no le di importancia, me siento sin decir palabra alguna, ella aún seguía viéndome con aquella sonrisa: 

-Sami, háblame de esa cajita que te encontraste. -Me preguntó. Le respondí que solo lo había encontrado en una casa de camino a la escuela. A lo que responde: -«Pero dime más» le dije que no sabía más nada de ella, solo que era maligna, a mi parecer. Ella se ríe y me acaricia el cabello, en ese momento recuerdo que me llamó «Sami», nunca me había llamado así, comienzo a notar que su mano cambiaba, se tornaba de un aspecto desagradable, cuando la veo de frente no era mi madre, era la niña. Me agarró del cuello, se acercó a mi oído derecho y me dijo: «Tu amigo Daniel ya no te va a molestar más», mediante una risa sarcástica.

 Trato de soltarme, pero no podía, al cerrar los ojos siento una voz muy parecida a la de mi madre, al abrirlos noto que era ella intentando calmarme, había tenido una pesadilla. 

Esto estaba acabando con la poca mejoría de mi ansiedad. Mi madre me trae un vaso con agua, solo pensaba en lo que le podría pasar a Daniel, no le podía contar a ella, ya que no lo conocía y si le digo que fue uno de los que me golpeó, terminaría desviándome del tema.

 Luego de tomarme el vaso con agua, noté que ella se veía muy angustiada, pero a pesar de eso ella permanecía conmigo, no tenía el carácter de los enfermeros y doctores que me trataban en el hospital. Traté de volver a dormir, aunque se me hizo difícil. 

Me despierto por la alarma, mi madre estaba durmiendo en mi cama, me paro solo para ir a la computadora, quería saber que significaba ese símbolo. Investigo diferentes símbolos como el que ví en la carta y sobretodo en la frente de la niña, al cabo de algunas horas buscando. No encuentro nada, mi madre se despierta:

 - Hola, Samuel, ya voy a preparar la comida para irnos al psicólogo.

 - Está bien, madre – respondo. 

Mi madre bajó a la cocina, pienso en la famosa caja y me llega la idea de buscar algo sobre ella, puse en el buscador: «La caja de los secretos», no salió mucho, solo imágenes sin sentido, pero encuentro una foto de una niña muy parecida a la que sale en mis sueños. Abro una página y aparece una chica idéntica a la de mis sueños, dice que murió en un horrible accidente, al parecer en sus últimos días se estaba comportando muy extraño, tanto que la tuvieron que internar en un manicomio, fue un caso muy comentado ya que la niña al parecer mató a casi toda su familia, también que siempre tenía una cajita y no dejaba que nadie la tocara. Murió a los 3 días que ingresó al manicomio y nunca se encontró la caja. 

Termino de leer y comencé a sentirme ansioso, sudaba mucho, me paro de la silla y voy al baño a lavarme la cara, pensando en si era la misma caja que la niña tenía. Salgo de mi cuarto ya vestido y veo a mi madre poniendo los platos para comer, me siento y me pregunta:

 - ¿Nuevo peinado? - Sí, quiero cambiar un poco mi estilo - respondo.

 Terminamos de comer, y salimos para el consultorio, en el medio del viaje le pregunto a mi madre:

 - ¿Crees en los demonios? - No, no creo en eso, Samuel. ¿Por qué la pregunta? – responde mi madre.

 - No por nada. - digo sin ganas, tenía tantas dudas que no podía despejarlas todas.

 Llegamos al consultorio y por suerte somos los primeros, siempre entro junto a mi madre, pero esta vez le dije que quería entrar solo, a lo que ella solo asintió. 

Entro al consultorio con el psicólogo, él me ve de una manera diferente siempre mostraba una sonrisa, pero esta vez estaba serio.

 - Hola, Samuel. ¿Cómo estas?- me dice él. 

-Bien, supongo – respondo inseguro.

 Antes de que respondiera, sentí un zumbido en el oído que me llevó a cerrar los ojos, luego de eso me ví con el psicólogo hablando, como si en realidad solo estuviera en mi mente sin controlar ni escuchar nada, solo veía el rostro del psicólogo y todo lo que copiaba en su libreta. No sabía que pasaba, no podía entrar en la realidad, el zumbido seguía y yo sin poder controlar mi cuerpo, duro así toda la sesión, solo podía ver lo que pasaba sin hacer nada al respecto. 



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En el texto hay: amistad, terror y suspenso, ansiedad

Editado: 04.01.2020

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