Es un alto honor que Víctor me otorga invitándome a escribir unas pocas líneas de introducción a ésta obra magistral, una de las mejores sagas que he leído hasta ahora.
Con el tiempo uno llega a entender que la vida se trata de cuanto luches contra los gigantes de tus problemas, no del problema, sino de ti mismo y de cuantos sean tus deseos por salir a flote. “Lanzar esperanza al abismo más oscuro” y seguir adelante sin miedo al pasado, a las circunstancias, a la gente o a uno mismo.
En esta obra, vemos la tenacidad humana a rechazar lo desconocido, a cerrarse en sí mismo, a pelear como gato panza arriba por mantener el control de las situaciones de la vida, de nuestra vida. La tendencia a deambular como alma en pena por un mundo casi sin sentido, con un bajo contenido de realidad.
Vemos el grito de hastío de un psicótico que está dispuesto a pelear hasta el último momento por dejar una huella en sus letras, en La Gran Ciudad. Por mostrar al mundo que sus pensamientos tienen un orden y son procedentes de un periplo a tierras solo conocidas por sus propios semejantes bipolares.
Este libro puede ser visto desde muchos ángulos y para cada quien significará algo distinto, eso es seguro. Habrá sonrisas al final de la lectura o, como en mi caso, lágrimas. Su impacto tiene una razón y la forma de la marca que nos deja tiene un mismo nombre, pero el trasfondo será siempre único.
“La inspiración desmedida nos acerca tanto a nuestros cielos que acabamos besando las brasas de infiernos que horrorizarían hasta al más pintado.”
Ante nosotros, la tierra se agrieta, se divide, se desquebraja y tiembla mientras los caminos terminan por perfilarse en el horizonte. Cada uno con diversas similitudes se abren ante el lector y un mismo universo de posibilidades que el escritor muestra desde el hueco de su mano. Cada cual más real que el anterior y por ello mismo, más chocante.
Víctor desnuda su corazón, mostrando la vida de un hombre con el alma de un verdadero guerrero espartano que ha estado en más batallas de las que podrá confesar, varias de esas pérdidas, pero que se alza ante el esplendor del alba de un nuevo combate.
De entre el fuego y la ira contenida que crea su renacimiento, se condensa la sonrisa y los ojos sensuales de la consecuencia de la opresión: Rebeldía.
Del humo exhalado de su perenne pitillo, Tylerskar y Joel se juegan la supremacía entre página y página enredándose en la batalla definitiva con lazos serpenteantes de tinta y sangre en contra del invencible Monstruo. Él extiende sus largas garras sobre todo y todos, diluyéndose en un mar de locura y psicosis para terminar enraizadas en la mente propia.
Hace poco más de un año que conozco a Víctor. Sus letras son siempre muy fuertes, muy crudas, pero no hay otra forma con la cual expresar la situación del día a día de una persona con su condición. Víctor es una persona admirable, ante mi punto de vista. Porque no se ha acobardado, no ha bajado la cabeza, nos hace sentir en carne propia lo que siente y lo transmite de la mejor forma, a través de sus ojos el mundo siempre es diferente. Éste libro es la prueba.
—Litzy Martínez