La canción de Sabina

La canción de Sabina

Unas horas antes:

 

Julia llegaba a la casa de Clara, su hermano, Chisco, estaba en el salón llorando. «¿Qué ha ocurrido?», se cambió a los pocos minutos por «¿Qué has hecho?» En su cabeza tenía la imagen de su amiga tirada en el suelo como una muñeca.

«Tienes que ayudarme» era un grito lastimero al que ella, si hubiera tenido un poco de sentido común, no debería haber  respondido. Pero era su hermano mayor, y no quería verlo en la cárcel.

 

Llegaba a La Frontera. Su habitual vestuario lo había cambiado por algo más provocativo, rematado con una peluca rubia que en su día compró para una fiesta de disfraces. Más o menos era de la estatura de su amiga y, salvo el color de sus ojos, con ese aspecto podría hacer dudar a quienes la conocieran.

Su encuentro con Jesús fue casual, de hecho ya estaba a punto de irse a casa. Miraba a todos los hombres y su idea inicial poco a poco dejaba de parecerle buena.

Un tropiezo y el destino hicieron el resto. Ella comprobó que podía dominar a ese hombre que solo tenía el deseo de llevársela a la cama. Solo era cuestión de seguir llenando ese cuerpo de alcohol y no dudaría si tenía que acostarse con él. Pero no hizo falta, apenas tocó la cama se quedó dormido, su cuerpo no aguanto más.

Ahora ya solo era cuestión de avisar a la policía y que el destino cumpliera su misión. 



#6418 en Otros

En el texto hay: amor, trampa, desengano

Editado: 16.01.2023

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