Capitulo 2: Escapando
-Mierda.- escuche decir a Reed a mi lado. En otra ocasión yo también hubiese maldecido, pero
-¿Qué haremos ahora?- pregunté a Leslie. Las miradas de ambos revoloteaban a nuestro alrededor pero las muecas y caras de desesperación confirmaron lo que ya sabía.
A lo lejos, cerca del rosedal, una cabellera rubia se movía de lado a lado casi con nerviosismo. Di un codazo en el costado de uno de ellos sin perder la vista en esa famosa cabeza que se perdía entre los arbustos, el quejido de Reed me hizo saber que lo había golpeado un poco más fuerte de lo previsto.
-Beth,- se quejó-¿qué sucede? ¿encontraste una puerta?.- cuestionó
-Allí, por el rosedal.- dije señalando el lugar por donde apenas se vislumbraba el color dorado.- Creo que encontré la forma de escapar- anuncie extendiendo una sonrisa esperanzada en mi rostro. Leslie se acercó con una mueca exasperada y movió la cabeza en forma negativa. No había encontrado nada.
A nuestro alrededor habia muchos soldados en uniforme negro examinando a los que habian escapado y estaban vivos en busca de su objetivo. Vi cómo se alejaban de nosotros al buscar otro lugar donde pudo haberse escondido. Era nuestra oportunidad.
Tomé a Leslie y Reed del brazo comenzando a empujarlos para que se movieran de manera rápida pero imperceptible para quienes nos mirara. Éramos músicos, nuestros movimientos no eran importantes para nadie y esa era nuestra mayor ventaja en aquel momento. Nos movíamos pegados a la pared camuflandonos con los otros empleados y sirvientes que estaban en el lugar, sus rostros de desesperación por huir me conmovian pero no había nada que pudiese hacer por ellos. Paso a paso nos acercamos a nuestro objetivo, ninguno hablaba. Mi corazón bombeaba sangre tan rápido que lo sentía en mis orejas, mi mente maquinaba un plan tras otro en caso de fallar. El dolor que antes sentía en mis pies a causa de los tacones había desaparecido o eso creía pues mi mente no lo identificó.
- Que no nos vean- rogaba internamente. Un solo movimiento en falso y una flecha atravesaría mi cuello.
Cuando llegamos al rosedal mi respiración era agitada al igual que la de mis compañeros.
-¿Qué hacemos aquí?- preguntó Leslie desde el suelo tratando de ocultarse.
-Buscamos a alguien que debe tener un plan de escape.- respondí elevando mi cabeza en busca de la cabellera rubia del príncipe. Reed por su parte estaba atento a cualquier movimiento a nuestro alrededor, tenía su violín listo para atacar a quien se acercara a nosotros.
Un ruido a nuestras espaldas llamó nuestra atención haciendo que me acercara gateando con Reed y su arma casi mortal en mano. Leslie había optado por ir por el otro lado para rodear lo que fuera que estuviese ahí. Contuvimos el aliento y tensamos cada músculo de nuestro cuerpo.
Vislumbré un tono dorado pero Reed ya lo había golpeado y Lesli estaba encima del cuerpo.
-Lo tengo.- susurró Leslie.- No te muevas o volveremos a golpearte.
La persona a nuestros pies protestó pero su voz quedó amortiguada por el césped.
-¿Quién eres? ¿Por qué estás aquí?- pregunté al desconocido con voz dura. El cuerpo pareció reconocerme porque se sacudió intentando librarse del agarre.- Dalo vuelta, debemos ver su uniforme.
Leslie obedeció, Reed adoptó de nuevo su postura de defensa y yo miraba ceñuda el cuerpo. Lo primero que vi fue un traje fino y elegante con telas muy costosas y finos bordados con hilos de oro que se reflejaban gracias a la luz de la luna que nos iluminaba, seguí mi recorrido hasta llegar a un rostro y una cabellera ya conocida para mi y para todos.
-Su majestad.- dije haciendo una reverencia que ambos imitaron.- Lo sentimos, no sabíamos que era usted. Le rogamos nos disculpe.
-No habrá problema mientras me saquen de este lugar.- el príncipe Caileon se levantó con dificultad y se examinó su atuendo, luego fijó su vista en nosotros hasta que posó sus ojos en mí.- Ustedes son la banda que ha tocado hoy, ¿me equivoco?
-No, su majestad. No se equivoca. Mi nombre es Reed, él es Leslie y ella es Beth.
-¿Beth?- preguntó curioso detallando mi figura o lo más que podía al solo estar iluminada por la luz lunar.
-Mi nombre es Elizabeth, mi señor.
-Es bueno saberlo. Ahora, saquenme de este lugar antes que me decapiten.- al escuchar su orden supimos que nuestros planes habían cambiado.
-Nosotros no sabemos cómo huir de este lugar- explicó Leslie con vergüenza.-, nuestro carruaje se encuentra fuera pero la puerta está bloqueada y todos lo buscan, su alteza.
El rostro del príncipe adquirió un color blanco y sus ojos se abrieron pareciendo desorbitados al escuchar que no había escapatoria. O tal vez sí.
-Tengo una idea.- Mi voz sonó entusiasta pese a que susurraba. Los tres dirigieron su mirada inquisitiva hacia mi instando a que continuara.- Los soldados de Dunnottar buscan al príncipe o a quien se parezca, pero nosotros, los músicos o sirvientes no fuimos revisados.
-No entiendo, explíquese señorita Elizabeth.
- Lo que digo es que usted es alguien muy distintivo y necesitamos que no lo sea.- mi mirada se posó en Reed debido a la similitud de altura con el príncipe.- Deberá cambiar su traje con Reed y utilizará una tela que cubra su cabeza, lo haremos pasar por un simple músico o parte de la servidumbre para que no sea revisado.- finalicé expectante a las reacciones que me darían. El rostro de Reed parecía disgustado de tener que compartir sus cosas con el conocido desconocido, el rostro del príncipe también parecía disgustado de tener que utilizar el traje de un plebeyo. Ambos abrieron sus bocas para protestar pero Leslie los interrumpió sabiendo lo que dirían.
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Editado: 03.01.2022