Mi casa es de un tejado a doble agua que me deja poder visualizar en las tejas miles de figuras antes de dormir, desde el rostro de un bebe hasta aves que parecen sacadas de la prehistoria, sin duda es mágico pensar en que la humedad, el moho y las diversas condiciones de antigüedad puedan crear formas tan artísticas de manera tan natural.
Cuando me gana el sueño es justo después de casi una hora de estar viendo las figuras en el techo, y desde hace unas semanas noche tras noche, logro escuchar como desde la punta hasta la orilla cae algo, rueda por todo el tejado y después se escuchan pasos, quizá se trate de un gato divagando a la luz de la luna o de un ave extraviada, aunque lo que me inquieta más es el sonido de eso que rueda por todo el tejado, llevamos así casi dos semanas y es algo incómodo, lo que me causa inquietud desmesurada es el que será eso que rueda por el tejado, suena como si se tratara de una canica o de una moneda rodando perfectamente, así que esta noche me decidiré a inspeccionar.
Está llegando la media noche y mis ojos comienzan a cerrarse pero la inquietud es mayor que el cansancio, ese sonido de la canica rodante siempre se aproxima por ahí de la una de la mañana, hare mi habitual rutina inspeccionando las figuras del tejado esperando a que llegue el sonido y estaré listo con mi lámpara y un palo, colocando la escalera a la orilla del tejado para subir de inmediato y sorprender al animal culpable de eso que se llega a escuchar.
— ¡Ahí esta!, la canica comienza a rodar.
Me incorpore de la cama, tome mi lámpara metálica y el palo que había escogido por si tuviera que golpear algo que me atacara, corrí hacia mi escalera, la canica esa noche se escuchaba con especial lentitud, subí la escalera hasta llegar al tejado, justo en el filo del tejado comenzaba a escuchar eso rodar muy cerca, encendí mi lámpara y alumbre el filo, lo que venía rodando se trataba de una bola de dientes con pelos, que formaban como una pequeña pelota poco más grande que un ojo, para este momento ya estoy paralizado del miedo, elevo la lámpara, y en el extremo más alto del tejado esta una figura de espaldas, como si se tratara de alguien sentado.
La alumbro y de inmediato gira la cabeza, —Grrrrr— Un gruñido se escucha y su cara es horrible, como si se tratara de un rostro que se quemó por el ácido y quedo desfigurado, los ojos son todos negros y la piel se le esta cayendo, extendió sus alas negras y tenía sangre escurriendo de la boca, quizá estaba comiendo algo, sin pensarlo me agache rápido para que no me viera, se escucharon los pasos que había escuchado todas las noches anteriores en el tejado, esa cosa seguro estaba huyendo, en la mano izquierda tengo el palo y me agarro de la escalera, mientras con la mano derecha tengo la lámpara, subí un escalón para ver cómo es que escapaba, estaba caminando con sus manos como si no tuviera piernas, se trataba de una persona desfigurada y llena de sangre, sin cabello, con alas, la volví alumbrar y subí el palo para poder darle un golpe si algo pasaba, para mi sorpresa comenzó a salir fuego debajo de esa cosa, y salió volando con sus alas extendidas, con fuego debajo de ella, justo cuando se fue alejando hacia los cerros que colindan con el vecindario, literalmente podía ver como en el cielo ante mis ojos ese monstruo se había convertido en una bola de fuego, una bola de fuego voladora.
Mi piel estaba erizada, mis cabellos estaban de punta, mi quijada titiritaba y el escalofrió se apodero de mí, no tenía idea de que había sido eso, solo pensé en alumbrar para ver si no había dejado algo, la lámpara mostraba una bola de tela como color claro pero ni loco que subo a ver de cerca de que se trata.
Llego el amanecer más largo que me toco esperar desde que recuerdo y de inmediato saque mi bicicleta para ir a contarle a mi abuela lo que había visto esa noche, ella era la única persona que me podría creer, mis padres me tomarían por un loco si no es qué pensarían que estaba yo fumando o cosas similares.
Mi abuela me escucho atenta a mi relato, detallando cosa por cosa de lo que vi y presencie la noche anterior, mientras sorbía su café, justo cuando le comente que esa cosa había dejado una bola de tela en el tejado muy seria se persigno y me dijo.
—Por el amor de Dios, Lo que viste anoche se trataba de una bruja hijo, las brujas por las noches comen seres indefensos para poder hacerse más fuertes, son seres horribles y llenos de maldad con alas, pero cuando no pueden completar su transformación es necesario quemen sus propias piernas para poder hacer una bola de fuego que las impulse a volar por las noches en los altos y oscuros cielos.
No podía creer lo que había escuchado, mis manos me sudaban y mis piernas temblaban, me dio unas tijeras y me dijo que las pusiera en mi cuarto en señal de una cruz, así lo hice, salí corriendo a casa, subí al tejado, jale con una escoba esa tela, y se trataba de una camiseta de bebe blanca con manchas de sangre, me quede sin palabras, lo que mi abuela había dicho era totalmente cierto, esa noche presencie como una bruja devoraba un bebe para hacerse más fuerte y al ser descubierta por mi salió volando despavorida quemando sus piernas, mi pregunta es << ¿Si eso hizo esa noche? ¿Qué debió haber hecho todas las noches anteriores? >>
Sera un misterio que me acompañe hasta hoy en la noche, cuando nuevamente intente dormir...