Un día, alguien inmerso en su ignorancia preguntó:
—¿Por qué escribes, aún cuando nadie te lee?
—Porque un escritor no busca fama jamás —respondí—. Un escritor busca derramar todo su ser en cada frase, en cada escrito.
Al escribir, puedes estar sentado bajo la sombra de una palmera a orillas del Mar Rojo, o bebiendo té a las sombras de la torre Eiffel en París, dar un paseo a merced del Amazonas, o simplemente, disfrutar de la brisa en los campos de Somalia al correr sobre la hierba.
Puedes transportarte siglos al pasado, o centenares de años al futuro. Cambiar las realidades, recrearlas y volver a reescribirlas.
Al escribir, escapamos de este mundo nefasto y nos transportamos a aquél que siempre hemos deseado, aquél con el que hemos soñado. Pero, principalmente, aquel que nuestra alma anhela.
Por eso escribo, porque escribir es la habilidad de soñar con los ojos abiertos y, en el proceso, incitar a otros a hacerlo.
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Editado: 08.05.2025