Sentado sobre una roca a orillas del mar vino a mi mente tu recuerdo, no es la primera vez, tu imagen aparece de un momento a otro y suelta sus anclas aferrándose fuertemente hasta el momento de volver a partir.
Por favor detente, deja de torturarme con tus incesantes apariciones, déjame y no regreses. Porque sabes que no puedo tenerte, aunque sea lo que más desee.
Doce meses y se reinicia el ciclo, un año más desde aquel último adiós, cuatro días que ya no como, dos que ya no duermo y tan sólo tres minutos que no te pienso.
Tal vez necesite buscar ayuda, terapia tal vez, una tarea difícil para alguien quien siempre fue su propio psicólogo, quien siempre siguió sus propios consejos y quien se abrazó a sí mismo en sus peores momentos.
Nuevamente en la playa, la brisa acariciando mis mejillas.
¿La brisa? A quien quiero engañar, si tu eres la brisa, el mar y las olas. Las tormentas en mi alma y las cataratas de lágrimas que surgen cuando mi alma se desviste, mostrando su lado mas vulnerable.
Me encuentro aferrado a dos tenues ideas, vivir atado a los recuerdos o cortar las cadenas del ancla que detienen tu partir.
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Editado: 08.05.2025