Despierto a las seis de la mañana, voy al trabajo. Vuelvo, almuerzo; retorno al trabajo. Llego a casa, duermo.
Al otro día, despierto a las seis, voy, vuelvo, almuerzo, voy y otra vez regreso, cierro los ojos.
El tercer día no cambia. El cuarto lo imita, el quinto decide ser igual, y el sexto…
¿No hay nada más? ¿Seguiré así hasta el fin de mis días?
Hay días en que añoro una vida distinta, días en que no me importa que mi vida siga igual, días que tan sólo quisiera acabar con mis días.
¿Por qué no puedo volver a cuando yo era un bebé? Vivir mis días sin preocupaciones, más que las de divertirme y aprender. Sonreír, por aún no conocer la tristeza del mundo, sus pecados y esa falsa promesa de salvación.
¿Por qué no puedo avanzar al futuro? Saltearme años de vida que no desearía vivir, ojear si mi vida por fin ha mejorado. Luego volver y saber cuáles decisiones tomar, qué baches vendrán, y así poder esquivarlos, qué problemas surgirán, y así poder resolverlos.
¿Por qué soy obligado a seguir el presente? Aguantando caídas cada vez más profundas y no ver jamás un peldaño en subida.
¿Por qué tengo que seguir?
¿Por qué?
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Editado: 08.05.2025